Parte 1 Sin Título

133 21 30
                                    



Un Halloween agridulce

-Estamos a dos días de Halloween, no estas emocionado otabear – dice como un pequeño

El joven canadiense se apresura a poner los lindos adornos de dicha celebración para que todo este perfecto para la fiesta que darán.

Otabek andaba de un lado acarreando las cajas de los adornos, JJ le decía que hacer porque a sus palabras e interpretación era un aburrido, la verdad no mentía, si por él fuera pondría cada figurilla en cualquier espacio en blanco, no le interesaba nada adornar, ni siquiera para navidad. Pero ahí entra el guapo y célebre patinador canadiense con sus ánimos joviales que de equilibran con los maduros y algo conservadores de otabek, uno aprendía del otro, JJ tratando ser prudente- que la verdad no lo lograba mucho- y otabek a ser más relajado y disfrutar de las festividades con su pareja.

-Claro- fue la escueta respuesta, claro que hay que resaltar que JJ pudo ver una sonrisa en los labios de su novio.

Las respuesta de otabek podrían ser escuálidas, pero el amor que le tiene profesado a Jean Jacques es infinito y con muchos matices, notaba que incluso cuando le dio poco casi migajas en su relación su canadiense era feliz y siempre lo miraba con amor. Otabek era consiente que encontró lo que deseaba en sus hermosos ojos azul-grisáceo, empezó a cuidar de una manera su amor como el tesoro jamás encontrado en los mares, algunas noche lloraba por los amargos recuerdos de los tratos injustos que le dedicó, de las palabras y actos hirientes, de todo lo malo que le hizo, por negarse a admitir que como todo ser humano necesitaba y quería amor sincero, si era mujer u hombre daba igual. Leroy se volvió en un punto de su vida que si él llegara a faltar en el mundo de los vivos no tendría duda en seguirlo; el amor no se encuentra fácil, el dolor te lo topas cada que das un paso. Así fue su vida que de color pasó a gris y luego negro para que en un golpe que no esperó regresaran los colores pero con una nitidez esplendida.

Otabek puede decir que tiene todo, un idilio que no esperaba merecer, unas palabras cargadas de profundidad emocional que no creyó merecer, un hombre, no un ángel que no creyó merecer alejando fantasmas de cuerpos amorfos que clavaban sus uñas pútridas en su alama, llegando a él en formas de pesadillas, en arrepentimientos, en forma de desconfianza, en forma de celos injustificados, de múltiples formas que no tienen explicación. Su mente era incompresible, de ahí sus hormonas. Pero encontraba la cura, bastaba con cerrar los ojos, respirar hondo y evocar el rostro iluminante de jj para alejar las visiones. Curiosamente pesaban mas los días de Halloween.

-Beka...Beka! – llamó el joven mayor- Otabek!- lo sacudió y el otro pareció reaccionar y sacar una sonrisa a Jean- en qué tanto piensas mi amado cielo nocturno- acarició la mejilla con mucho amor.

Otabek se había puesto a pensar en las cosas , las tormentosas, las divertidas, las malas.

-Te encanta llamarme con nombre cursis – se perdió en la caricia cerrando sus ojos , posó su mano sobre la del mayor para sentir la calidez, solo a él le permite ése privilegio, de verle vulnerable y amoroso – pero no me molesta siempre que seas tu – le sacó una risita preciosa al moreno – estaba recordando , es todo , de lo mucho que amo un rey idiota que nunca se rendía para conquistarme , de un rey bobo que hacía cualquier cosa para verme feliz, de un rey terco que se empeñaba que el amor si existe para mi y de cuanto ese rey legó a ser indispensable para mi.

Seguido se besaron sonriendo felices, no era un 14 de febrero para decir cursilerías, para mostrarse la necesidad , o ser románticos, que mas da que día o festividad sea ellos se mostraban lo mucho que se complementa ambos. Lo bien que siente que esas oscuridades de borren.

Un Halloween agridulceWhere stories live. Discover now