¿Dónde mierda está el sol?

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Lágrimas crudas salían de ella y ni siquiera hizo por apartarlas simplemente las dejo fluir.

No sabía si abrazarla, hablar o quedarme callado pero ni siquiera me dio tiempo de actuar pues ella ya había vuelto hablar.

—... Me equivoqué; alguien si puede ser tan malvado. Y ni siquiera puedo odiarlo porque es mi culpa, él fue sincero conmigo todo el tiempo me dijo sobre Maritza y lo que sentía por ella... sin embargo al mismo tiempo estaba conmigo y esa era una clara señal de que no era menos que un perro traicionero. ¿Cómo puede creer que iba a encontrar amor con él si lo conocí siendo infiel? porque aunque no eran novios se pertenecían, y yo lo sabía.

—No puedes culparte por eso, no puedes culparte porque tú corazón quiere a la persona incorrecta —le dije aunque en el fondo hablaba mi subconsciente conmigo—. ¿Sabes lo que es el destino?... es conocer a alguien lo maravillosamente grandiosa que se roba cada aliento de tu alma y la amas sin pensarlo. Es entonces cuando todo inicia; la vida te escupe en la cara diciéndote que esa cosa maravillosa no es para ti que tienes que dejarla ir porque no es tuya, y nunca lo fué. Pero el destino hace lo que tú no puedes; le escupe a la vida porque esa cosa maravillosa si es tuya y siempre fue destinado así, tal vez no en ese momento ni en éste pero si está destinado va suceder; nada pasa porque sí... ella no es una piedra en el camino es un destino.

—¿Ella? —preguntó aturdida—. ¿De qué hablas?

—Eh... —carraspeé. No me había percatado de el sentido de mis palabras—, hablaba en plural, eso es un decir, no me hagas mucho caso.

Asintió conforme, aunque más bien tus expresiones me decía que te importaba una mierda.

—Como sea, creo que tienes razón; hasta cierto punto. Tal vez mi destino era conocer a Nathan pero no estar con él...

—Tal vez no es su momento —repliqué. Sabía que estaba empujando a Katherine con Nathan poniendo en jaque a Maritza, y aunque también se viese como mi beneficio no era así, de verdad le hablaba de corazón y le decía mi real pensar.

—Solo soy una piedra en el camino de ellos dos... A veces creo que ni siquiera estaba en la jugada, ya sabes, nunca tuve futuro con Nathan; el destino solo se reía en mi cara porque es el mejor amigo de la vida; esa que me escupe cada que puede recordándome que yo no merezco ser feliz.

Me puse en cuclillas ante ella y cogí su mano.

—Solo debes darle tiempo al tiempo.

Rió con ironía y tirándome a un lado, se puso de pie.

Se miraba tan alterada, tan inquieta, tan destrozada.

—¿Tiempo? Cada vez que le dio tiempo o está con Maritza o follando con mi mejor amiga —replicó. Verdaderamente no sabía si eso era verdad Maritza me dijo que la última vez que lo vio fue tres meses, en el departamento de Nathan y la razón por la cual el dejo a Katherine para "cerrar ciclos" y sobre lo otro, tampoco se nada, Nathan no me platico y el siempre me cuenta todo, tal vez no era verdad.

—Deberían sentarse a platicar, hablar sobre cómo se sienten y dejar a Maritza de lado —aconseje. Tanto ella como Mary sufren mucho porque el otro idiota no puede decir realmente que quiere, es tan egoísta que quieres a ambas.

—Maritza, Maritza, Maritza —soltó con furia—. ¿Que tiene esa mujer que es tan deseable e inolvidable para todos?

Si tan solo supieras.

Es la típica chica que te roba el aliento con solo una mirada, y no por su belleza, sino por la luz que siempre la acompaña. Te hace sentir libre y seguro de ti mismo.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now