Capitulo 2

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Desgraciadamente para mí, no se trataba de un sueño. No al menos que vuelva a soñar los mismo dos veces y con continuidad.

Bueno, puede pasar.

Después de rescatar a aquella chica la lleve al pueblo y se las encargue a unos guardias, quienes me dijeron que la llevarían para que la atendieran en el templo.

Claro que como yo era un extraño me pidieron una identificación, cosa que no tenía, fue entonces que me dijeron que fuera al edificio grande para expedir una. Pero se notaba que pensaban que yo le había hecho algo a la chica, incluso alcance a escuchar que uno de ellos decía en voz baja "me encargare de vigilarlo, no escapara de la ciudad".

Por dios que hice una buena acción, maldita sea.

Bueno, aunque fui tratado, más o menos, como un criminal, eso daba igual, creí que no tardaría en despertar, así que no le tome importancia.

En fin, comí algo, bastante barato, por cierto, me regresaron muchas monedas de plata de cambio y aún más de cobre, y luego me metí en una posada para dormir a pesar de que aún era de día. No me juzguen, creí que así despertaría.

Pero fue en vano, a la mañana siguiente estaba en la misma cama en la que me acosté y con mi uniforme apestando por la suciedad que acumule ayer. Creo que debí lavarme la sangre.

Me costó trabajo aceptarlo, aunque ya lo intuía, pero mis esperanzas aún no se perdían Si, solo debía de ser un sueño lucido particularmente largo. Pero solo por si las moscas, creo que lo mejor sería andar con cuidado y no morir.

Baje del segundo piso, en donde estaba el cuarto que rente, hasta el pequeño espacio que servía como comedor. Ahora que lo pienso, Sueño me dio monedas de oro, pero no me dijo cuanto valían ni el valor de las cosas y yo, aunque por alguna extraña razón lo entiendo, no sé leer el idioma local...

[Habilidad adquirida: Idiomas]

Ok esto ya es raro, siento como que alguien se metió en mi cabeza y ve mis pensamientos, ¿acaso eres tú, Sueño? De ser así, ¡salte de ahí o te cobraré hospedaje!

La comida que me sirvió el viejo posadero era bastante mala, incluso vomitiva, pero debía comer algo o podría llegar a morir de inanición. Aunque pensándolo bien, si lo comparamos a soportar el sabor de esa asquerosidad, tal vez no sea tan malo.

—¿Disculpen?

Escuche una voz familiar proviniendo desde la puerta de la posada. Era la chica de ayer, quien miraba hacia mí con evidente nerviosismo.

En cuanto vio que le regrese la mirada ella retrocedió un poco, pero en seguida se armó de valor y camino hacia mí con paso digno.

Diablos, ¿ahora qué?

—T-te quería agradecer por salvarme ayer —dijo, inclinando un poco su cabeza—. Mi familia me enseño a siempre pagar los favores, así que en agradecimiento te d-dare lo que quieras.

Lo que quiera, ¿eh? Sonreí un poco, si estaba dispuesta a darme lo que quisiera, ya tenía algo en mente. La chica retrocedió un poco al ver mi sonrisa, no era nada raro ya que siempre pasaba.

—Quiero que me expliques a cuanto equivale cada moneda —le dije.

Ella me miro sorprendida, ¿pues que esperaba? Soy nuevo aquí, necesito saber lo básico, mínimo.

—Eh... Si —la chica se sentó y saco varias monedas de cobre y unas pocas de plata de una bolsa de cuero en su cinturón—. Cien monedas de cobre equivalen a una de plata y cincuenta de plata a una de oro.

Oye, ¿Porque la diferencia?

—Una noche en una posada vale más o menos quince monedas de cobre, veinte si lleva comida incluida —continuo la chica.

Lirenia libro 1: La sombra de los cuatro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora