#1: ¡Préstame atención!

6.5K 443 366
                                    

Te encontrabas tirada en el suelo del salón de tu senpai, acariciando un precioso Akita que tenías como mascota desde hacía unos minutos.

Anteriormente le habías comentado a Keith que un perro era un gran compañero y amigo y él, que no pudo resistirse a tu carita de cachorro, aceptó sin protestar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Anteriormente le habías comentado a Keith que un perro era un gran compañero y amigo y él, que no pudo resistirse a tu carita de cachorro, aceptó sin protestar.

Cuando ibais de camino a la perrera os encontrasteis a esa pobre monada tirada en la calle, bastante descuidada, y no pudiste resistirte a adoptarla.

Desde que Aki (nombre original cuanto menos) había llegado a casa, más contenta que antes por tener un nuevo hogar, no le quitabas los ojos de encima. No te despegabas de ella y lo único a lo que te dedicabas era a hacerle "mimitos".

Keith, ocultándolo como podía, estaba sumergido en un océano de celos. Es decir, ¿por qué le prestabas más atención a ese chucho que a él?

- Pequeñita~- decías en tono mimoso- Eres la perra más adorable que he visto nunca~- dijiste mientras le acariciabas los mofletes. Ella te lamió la cara- ¡Y súper cariñosa! ¡Aww~!- sonreíste con ternura.

Keith, sentado en el sofá, no podía aguantar más aquella escenita. ¡Holaaa, hace un momento incluso se había quitado la camiseta para conseguir tu atención!

- Arg, ¿por qué no paras de mimar a ese perro?- preguntó desganado. Iba a decir "perro estúpido", pero se lo guardó, conociéndote

- "Ese perro", como tú dices, tiene nombre, en primer lugar.- empezaste a contestarle, mientras te girabas para verle- Segundo... ¿Po-por qué estás sin camiseta, exactamente?- preguntaste mientras tu cara se coloraba de rojo fuerte- ¡Bueno, es igual! La cuestión es que la pobre necesita cariño. Estuvo abandonada, por favor. Sólo la mimaré un poco más...- respondiste mientras te volvías a girar hacia Aki, que esperaba tus caricias (le echaste un vistazo rápido a Keith sin camiseta antes de eso).

Keith se veía igual que antes. ¿Y qué? ¡Él también necesitaba algo de tu cariño!

Solo resopló, de forma que tú pudieras escucharlo.

- Venga ya, ahora me dirás que estás celoso de ella.- reíste, pudiendo imaginártelo.

- ¡Pues sí! ¡Estoy celoso de ese animal, maldita sea!- gritó, cruzándose de brazos y llamando tu antención.

Te quedaste mirándolo por unos momentos, pensante, hasta que tomaste una decisión.

Dejaste a Aki en el suelo, acariciándola un par de veces, y te levantaste, llena de determinación, para sentarte al lado del celoso.

Le miraste a la cara, mientras él se confundía cada vez más, y le sonreíste.

Te llenaste de valor, contando que todavía no se había puesto la camiseta y eso te ponía nerviosa, y empezaste a acariciarle el pelo. Él se sonrojó.

- ¿Q-Qué...?- intentó preguntar, completamente colorado.

- ¿No querías mimos, señor celoso?- preguntaste sarcástica, acercádote más a él.

Keith no sabía que decir. Le gustaba que tus dedos se enredaran en su pelo, pero era demasiado tímido como para decírtelo (a pesar de haber gritado hace un momento que estaba celoso de una perra).

Tú continuabas entrelazando tu mano en su pelo, acariciándole la cabeza y viendo cómo hacía un gran intento por que no notaras su sonrojo.

Aki parecía estar todavía necesitada de caricias, así que se subió al sofá de un salto y se sentó en el regazo de su nuevo dueño (esto hizo que tuvieras que retirar tu mano). Acto seguido empezó a jadear, haciendola ver muy adorable.

- Aw~ Quiere que la acaricies.- sonreíste ante la ternura que sentías al ver aquella escena.

Keith se quedó mirando al animal hasta que decidió darle algunas caricias. Aki se quedó satisfecha unos segundos más tarde y empezó a lamerle el pecho.

- ¡O-Oye! Eso ha-hace cosquillas.- confesó Keith, cerrando un ojo por impulso y reprimiendo las ganas de reír- Y-Ya basta, vamos...- la apartó un poco, a lo que ella cesó su trabajo.

Tú habías empezado a reír hace rato. No sabías qué era mejor: la ternura con la que Aki recompensaba a su dueño o lo sexy (y uke) que estaba él mientras tanto.

- Le caes bien, que adorable.- comentaste viendo cómo se volvía a poner la camiseta.

- Ya... Supongo que es mutuo.- accedió el pelinegro.

Sonreíste. Sabías que, en el fondo, Keith estaba encantado con la pequeña Aki en casa.

•••

Primera experiencia con nuestro querido tsundere~ Es tan adorable ❤️

Nos vemos en la siguiente,
¡¡¡AAAAAAADIÓS!!!

Viviendo Con Un Asesino Tsundere [Keith x Lectora] {Blood Soup} |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora