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Harry miro a Draco.

— Gryffindor a ganado — canturreo.

Malfoy bufó — eso es trampa Potter, por  Merlin, Dumbledore les dio puntos hasta por respirar.

Harry rio.

— Hicimos una apuesta.

— Si, si — Draco miro al frente, hacia donde se podía ver montañas, el río y la escuela.

Harry le había mandado con su hermosa  lechuza blanca de nombre Hedwing, una nota en donde en donde lo citaba para esa misma noche en la torre de astronomía.

Draco había fruncido el ceño, sin embargo era un Malfoy y los Malfoy tenían honor en su palabra, así que había tenido que asistir.

Suspiró.

— Bien Potter, te diré mi secreto — murmuró.

Harry lo miró atentamente.

— Todo comenzó cuando encontré ese espejo — comenzó a jugar con sus manos — y entonces me vi en el, con mis papás, ellos — cerro los ojos como si le doliera — sonreían, ellos, Potter, parecíamos una familia.

Entonces guardo silencio, y el espíritu de héroe de Harry salió a flote.

Se acercó a Draco sin pensarlo y lo abrazo.

El rubio se tensó, pero luego se fue relajando, se sentía demasiado bien.

Incluso se sentía cálido.

Se preguntó si alguna vez su mamá se había sentido así cuando su papá le abrazaba.

Quiso pensar que si.

— Y luego apareciste tú en el sueño Potter — susurró contra el pecho del de ojos verdes — apareciste como siempre.

Hubo un momento más de silencio, seguían abrazados.

Y Harry pudo jurar que, Draco sentía como su corazón latía más fuerte de lo normal.

— Y tomabas mi mano.

La respiración de Harry se tensó.

— Y era feliz, podía sentirlo aunque fuera una ilusión, era feliz, Potter, como nunca lo había sido.

Harry atinó a acercarlo más.

— Y solo pude preguntarme si, mi mamá se sentía así cuando mi papá tomaba su mano.

Draco suspiro.

— ¡Potter, no! — Draco recobró la compostura — no sabes lo que Lucius mi padre me haría si se entera de esto — Draco mira a Harry — es que ni siquiera hay un "esto" , ni puede haberlo, no debe.

El rubio quiere mirarlo con enojo, furia, algunos pueden pensar que incluso con odio.

Pero no, él no lo hace aunque lo intente.

Draco lo mira suplicante, a pesar de su corta edad, él sabe que no es feliz.

Ni un millón de galones compran la felicidad.

— No eres feliz — murmura Harry.

Nadie dice nada.

— Yo puedo hacerte feliz — vuelve a murmurar.

De pronto parece como si el universo se detuviera.

Harry mira a Draco.

Sabe que dijo lo peor que pudo haber dicho.

Draco se separa.

Comienza a caminar hacia las escaleras.

Harry no sabe que hacer, sin embargo una parte de él, la menos razonable, le dice que si lo deja ir va a ser un error.

Así que camina, lo toma del brazo.

Y justo cuando lo tiene en frente, presiona sus labios junto a los de Draco.

Son unos niños así que solo cierran los ojos mientras sienten el rose.

Harry abre primero los ojos.

Mira las pestañas onduladas, los cabellos platinados bien peinados, la piel pálida y se pregunta.

Si acaso Draco es un ángel.

Sonríe cuando nota como los ojos platas de Draco se abren.

Sus respiraciones se aceleran más por el momento que por el beso.

— Me besaste — dice Draco en un susurro.

Harry no sabe que decir, nunca se imaginó ver esa parte de Draco Malfoy, esa parte tan vulnerable, esa parte que nunca enseña pero existe.

Y Harry piensa que es lo más bonito que ha visto jamás.

— ¿Por qué lo hiciste? — pregunta el pequeño de Slytherin, tratando de volver a su postura fría.

Y entonces Harry se da cuenta.

Y recuerdas las palabras del director del colegio en la enfermería.

« lo que importa Harry, es lo que piensas tú de él. »

Y descubrió el acertijo.

Lo que Harry Potter pensaba de Draco Malfoy estaba simplemente fuera de su imaginación.

Era un niño, y quizá no sabía lo que era el amor.

Pero era un niño y los niños siempre dicen la verdad, así que lo dijo.

— Porque, creo que te quiero, Draco.

Los ojos del rubio se abren del golpe, encuentra la otra mirada y unos ojos verdes lo miran intensamente.

– No, ni siquiera somos amigos.

Susurra Draco, y se quiere ir pero no puede.

– No hace falta, te quiero.

Dice de nuevo.

— No sabes lo que es querer — Draco trata de ser duro, frío, y le duele, pero es su único escudo.

— Puedo aprender contigo — dice Harry en un susurro.

Porque Harry quiere romper la pared invisible de Draco Malfoy, y lo va a lograr.

Cueste lo que cueste.

Va a salvarlo, lo va a cuidar y lo va a querer.

Porque todo eso suena más fácil cuando eres niño y cuando un abrazo lo cura todo.

La copa de las casas. [Drarry ]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu