Capítulo 19: Sin Don

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—No quiero perderme eso— son las últimas palabras que dice Adelí antes de que desaparecer.

Me percato de que Rihanna ya no está, entonces miro a Alex preocupada.

—Nos vemos en casa de Greg—dice justo antes de que desparezca de nuestras vistas.

No tengo tiempo de pensar, camino rápidamente y salgo de la enorme casa. Estoy tan distraída en lo que acaba de pasar que me sorprende llegar sana y salva a la escalinata, hasta que me detengo de golpe.

¿Cómo diablos llegaremos a casa de Greg?

Está a más de un kilómetro.

Pongo mis manos a los lados de mi cabeza enmarañando mi cabello. Monique está detrás de mí dando vueltas por un círculo imaginario, me quedo observándola hasta que se detiene y mira un punto detrás de mí, volteo y me sorprendo al ver un bellísimo auto deportivo color blanco justo frente a nuestros ojos, el hombre al que había entregado Alex las llaves de su auto anteriormente–El cual obviamente no es tan genial como este– Sale de él, me entrega unas llaves, y se adentra a la mansión.
Me quedo atónita mirando las llaves en mis manos sin poder creérmelo yo misma...

¿Acaso habrá sido idea de Alex?...

Obviamente, ¿A qué loco se le ocurriría entregarme el auto de su patrón sin su permiso?
Bajo las escaleras lentamente en dirección al coche, deslizo mis dedos por este hasta llegar a la puerta del copiloto, la abro con delicadeza, por alguna loca razón, adoro el sonido que hace al abrirla, así que decido cerrarla de nuevo para después, volverla a abrir, repito la acción un par de veces hasta que me doy cuenta de que Monique me mira como si estuviese loca. Aclaro mi garganta y subo al auto, acaricio el volante, esperando a que suba Monique para luego arrancar y dirigirme a casa de Greg.

Bajamos del auto rápidamente y corremos hacia la entrada, me preparo para tocar pero me percato de que la puerta se encuentra abierta, o más bien el picaporte está hecho pedazos. Eso no es una buena señal.
Empujo ligeramente la puerta con mis dedos, todo se encontraba oscuro.

Entramos lenta y silenciosamente, verificando que no haya nadie en la primera planta, subimos con precaución las escaleras que nos llevan al siguiente piso, cruzamos el pasillo hasta llegar a la habitación de Greg y abrimos la puerta con lentitud escuchando el agudo chirrido de las bisagras.

Dejo salir un suspiro de alivio al verlo cubierto con una sábana aún en su cama, aunque comienzo a pensar en que es extraño que todavía no hayan venido por él. Me acerco, con cuidado de no despertarlo, aunque después de todo no haya nada que despertar, en cuanto levanto la sábana que lo cubre, descubro que sólo se encuentran unas cuantas almohadas colocadas verticalmente. Siento un escalofrío recorrer mi piel, me vuelvo hacía la ventana que se encuentra abierta con las cortinas ondeándose con el aire.

—Oh no—susurro para mis adentros.

Salimos de la casa en dirección hacia el bosque, la luz de la luna era nuestra única iluminación mientras recorríamos la maleza sin rumbo fijo, hasta que algo o más bien alguien choca contra nosotras.

— ¡Corran chicas!—grita Greg mientras intenta ponerse de pie.

—Greg, Greg ¿Qué es lo que pasa?—digo colocando mis manos sobre sus hombros en un intento de tranquilizarlo.

— ¡Trata de matarme!—hace un grito agudo que por poco y me deja sorda.

Me giro y veo a Zack que se encuentra furioso, abre la boca y hace un espantoso gruñido enseñando sus filosos colmillos, Greg maldice aterrado para después caer al suelo desmayado.

— ¡Basta Zack!—Rihanna envuelve a Greg en sus brazos, haciéndose ver como una madre salvando a su hijo de un malvado monstruo.

En este caso, el monstruo era su hermano, que trataba de asesinar al amor de su vida.

The CreaturesWhere stories live. Discover now