"Bastardo Dylan O'Brien." [Dylmas]

Capítulo 5: Reina Isabella Melling.

La reina se encontraba en sus aposentos peinando su largo cabello pelirrojo, estaba muy exhausta y también enojada. ¿Cómo se atrevía el rey a irse en una noche tan importante para su hija? Se sentía enojada y muy avergonzada pues tuvo que sacar a todos los nobles del palacio cuando el rey se fue, no podía ella sola con tanta gente y la mayoría se fue disgustados, ojalá y cuando su hija elija un esposo la familia aun quiera tener trato con ellos después de esta noche. Oh, ya la iba a escuchar Thomas cuando llegara. De seguro estaba con alguna puta de un burdel barato. Aggg, estaba tan frustrada, solo quería desquitar su rabia con él, con suerte Brenda ya estaría dormida y no escucharía tanto disturbio.

Espero, espero y espero al rey aquella noche, no se dio cuenta de cuanto llevaba esperando que quedo profundamente dormida. Era más de media noche cuando la reina escucho voces en el pasillo, le quito importancia ya que se imaginó que serían las muchachas. Trato de seguir durmiendo pues estaba cansada y no necesitaba ojeras moradas debajo de sus ojos, estaba a punto de caer en brazos de Morfeo de nuevo cuando escucho risas proviniendo de abajo, molesta y extrañada bajo las escaleras mientras frotaba sus ojos.

Cuando llego al comedor se asombró de ver a su esposo con un joven riendo. ¿Qué coño estaba pasando? ¿Quién cojones era aquel joven y por qué se encontraba ahí?

Se comporto de mala manera con Dylan lo que ocasiono el enojo de Thomas el cual solo la mando de nuevo a la habitación, no entendía nada de lo que estaba sucediendo y mucho menos el trato de su esposo hacia su persona, necesitaba una explicación ahora mismo o explotaría de enojo y rabia.

Minutos después su esposo se dignó a entrar a la habitación.

–No me ha gustado como has tratado a Dylan, exijo que le des respeto.

–¡¿Qué?!

–Ya escuchaste mujer, que le des a Dylan el respeto que se merece.

– ¡¿Ahora tengo que mostrarles respeto a tus amoríos?!

– ¿Qué dices?

– ¡No soy estúpida Thomas!, sé que cuando te largas al maldito pueblo es para verte con tus zorras, aunque creo que has cambiado de preferencias.

– ¡No digas estupideces Bella!

–Entonces dime, ¿Quién es él y por qué es más importante que yo?

–Estas al punto de la locura mujer es mejor que duermas y mañana hablamos, cuando tengas la cabeza fría.

– ¡Dime quién es Thomas!

– ¡Es mi hijo!

Inmediatamente Bella dejó de gritar y su rostro se destenso, las palabras de Thomas la habían dejado helada.

–¿Tu hijo? –dijo, aunque sonó como un susurro.

–Si Bella, Dylan es mi hijo.

–Esto no puede ser real. –carcajeó de nervios– ¿Por qué has traído a tu bastardo al palacio?, es para hacerme enojar porque lo estas consiguiendo.

–Tranquilízate, él va a vivir de ahora en adelante aquí, tienes que tratarlo con respeto.

–Si claro, ya vera con que respeto lo voy a tratar.

– ¡Ya mujer!, yo soy el rey y tu solo obedeces. Si digo que trates bien a Dylan, ¡tratas bien a Dylan!

–No voy a convivir con alguien como él.

–Lo siento querida, mejor vete acostumbrando porque he decidido que sea mi sucesor al trono.

– ¡¿Qué?! –gritó histéricamente– ¡Eso no lo voy a permitir jamás!