Único.

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10 de Octubre.

El reloj marcaba las 2:30 p.m, unos cuantos minutos más y Jungkook sería libre. El segundero resonaba en los oídos del castaño, la impaciencia por volver a casa era enorme.

Tick Tock, Tick Tock

3:00 p.m y un suspiro de alivio se escuchó por toda el aula. Después de recoger sus libretas y sus gafas, el castaño que había estado impaciente salió con rapidez del salón.  Todo mundo veía raro a ese chico de cabellos oscuros, siempre traía un buzo negro con la capucha cubriéndole el rostro, sus manos estaban cubiertas por los bolsillos de sus jeans la mayor parte del tiempo y nunca saludaba o hablaba de más; incluso había rumores en la escuela sobre la probable razón por la que él no hablaba con nadie, desde maltrato en su hogar, autismo e incluso esquizofrenia eran de las más escuchadas.

Salir del aula era un respiro pero a la vez un martirio para Jungkook; tener que ver a tanta gente aglomerada y con sus miradas acusadoras firmemente escaneándole era abrumador. Recibía sonrisas falsas de saludo, no hacía muecas ni contestaba las sonrisas; él podía oler la hipocresía de sus saludos desde lejos, obviamente sentía repulsión por toda esa gente.

Era más que obvio, era un des adaptado, era a quien muchos miraban con lástima y a quien muchos otros criticaban desde las sombras. Marginado y excluido.

La puerta del instituto se veía tan lejana, custodiada por todos esos chicos burlones que siempre se reían de él. Un suspiro escapó por el mohín que se formaba en sus labios, era rutina pasar y ser empujado, escupido o insultado por la bola de simios a su alrededor, ya estaba acostumbrado. Sujetó las correas de su mochila con decisión y se encaminó a la puerta, abriéndose paso con timidez entre la gran cantidad de estudiantes que deseaban salir. Ya se hallaba frente a la puerta, unos pasos más y podría salir, mas no contaba con el chico de gran tamaño que se acercaba intimidante hacia él. Jungkook podía sentir el sudor correr por su nuca y su corazón latir cerca de su cuello.

—¿A dónde crees que ibas, maricón? —preguntó Wooseok con un tono fuerte de voz—. No creías que ibas a irte así de fácil, ¿o si?

Jungkook separó sus labios con la esperanza de que, con algo de suerte, pudiera articular un 'lo siento', pero ni siquiera pudo emitir un sonido. Recibiría una paliza, estaba seguro que sería inminente. Justo cuando ya estaba cerrando los ojos y cubriendo su rostro, un rubio un poco más alto que él se acercó hasta Wooseok, quien ya tenía el puño levantado y la quijada endurecida. El rubio le propinó un fuerte golpe en la mejilla izquierda al más grande, para después salir corriendo del instituto tomando la mano de Jungkook. Ya habiendo avanzado un buen tramo, el rubio decidió sentarse en una banca del parque al que habían llegado. Respiró profundamente, recuperando todo el aire perdido y luego se levantó para caminar con dirección a Jungkook.

—Mi nombre es Taehyung. —Le tendió la mano con amabilidad.

Jungkook miró su mano con incredulidad y la acercó a la ajena, después de un apretón de manos y un intercambio de suspiros, ambos se sentaron en la banca sin despegarse la mirada. Jungkook no había abierto la boca ni siquiera para expresar su sorpresa.

—No deberías dejar que un imbécil como Wooseok te moleste, tienes todo para ser un campeón, Jungkook —habló Taehyung irrumpiendo el incómodo silencio—. No deberías permitirle que siquiera te dirigiera la palabra alguien como él.

—Yo... simplemente... —Jungkook se puso las manos sobre los ojos—. No tengo una idea de nada, ¿por qué lo golpeaste?

El rostro de Taehyung cambió de tener sus facciones relajadas a tenerlas endurecidas y fruncidas.

Doing Well (os) Vkook Where stories live. Discover now