* El Libro *

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Atravesaba el bosque con mi mejor amigo, en busca de leña para mantener encendido el horno mientras mis hermanos hacen el pan. Nos advirtieron que tuviéramos cuidado de no perdernos, pues algunos miembros de la comunidad habí­an entrado en ese lugar, para jamás volver a salir.

La plática que tuvimos esa mañana en particular no distaba de las otras, pero en esta ocasión algo definitivamente diferente distrajo mi oí­do de la perorata de Daniel, resulta interesante como en medio del bosque se puede escuchar esa melodía.

Daniel enmudeció al escuchar la melodí­a, y me obligó a salir del sendero, no por el hecho de seguir sus pasos sino de investigar cuál era la fuente de tan agradable sonido. No lo puedo describir, ya que es un sonido que no habí­a escuchado antes. Supongo que es música.

Caminaba tan cerca de Daniel que casi lo pisaba y a pesar de que es una de las cosas que más le molesta, no dijo nada. Antes de que pudiera disculparme, sentí­ como su cuerpo desaparecía, medio segundo más tarde también yo caí­a entre ramas y naturaleza muerta. La melodí­a desapareció al despertar, aturdidos y confundidos intentamos buscar la forma de salir de ahí­, pero la altura de casi dos metros frustraba nuestros esfuerzos.

Estábamos en una especie de cueva. Al fondo brilla algo entre la tierra, me acerco para averiguar: *Me encontré un gran libro enterrado en lo profundo de la tierra, lo abrí­ pero todas las páginas estaban en blanco, luego para mi sorpresa; comenzó a escribirse a sí­ mismo* Ante ese hallazgo no pude hacer otra cosa más que admirar como la tinta iba apareciendo en las páginas. Antes que llegara al final, lo arrojé al suelo y Daniel lo tomó.

Cuando tocó el libro, sus ojos estaban fijos en mí­, sus movimientos eran extraños, como en cámara lenta y esa cámara se aceleraba de vez en cuando. Toda su fisonomía fue poseí­da por una pétrea rigidez, el aura que cubría su cuerpo se tornó oscura y negra, las ropas que lo cubrí­an fueron despojadas lentamente de su cuerpo, dejándolo desnudo, al igual que un gusano pierde su áspero capullo para convertirse en una linda mariposa. Sus cabellos amarillos se tornaron café, admiré su belleza casi perfecta.

Yo sabía que él seguí­a conmigo, sin embargo me sentí­a tan solo en la estancia. Justamente cuando iba a moverme, varias palabras salieron de su boca, pero no pude entenderlas. Fue cuando puse las manos sobre el libro y un estremecimiento recorrió todo mi ser, al fin entendí­ el horrible significado de sus palabras.

Siento que mi cuerpo es terriblemente atravesado por varias agujas, van tejiendo un hilo invisible pero palpable. Y temo por lo siguiente, pero está escrito y nada puedo cambiar, el libro lo dice. Daniel me mira pacientemente, pareciera aceptar nuestro destino, con calma me observa, esperando a que yo esté cubierto del fausto hilo.

Los hilos avanzan con tal rapidez que pronto no queda piel desnuda alguna, la respiración se hace imposible, sin embargo, no necesita respirar ya que el dolor reemplaza la sangre en sus venas, su mente comienza a desaparecer, oscuridad es lo único visible y luego la nada. Solo queda un capullo de aquel muchacho perfectamente vislumbrado por Daniel. 

El capullo comienza a romperse, una garra oscura asoma, varios dientes puntiagudos y verduzcos relucen y terminan de liberar a la bestia que hací­a unos instantes era una persona temerosa. Tras un rugido se lanza sobre su presa, la presa es esa criatura desnuda de cabellos café, Daniel.

Primero una fina capa de saliva salpica y va quemando a su paso, en lo que fue un instante eterno, la bestia devora a su presa sin dudar. No emitió ningún sonido más que el roer de esos huesos y la sangre cayendo al suelo. Ni un solo grito de Daniel fue escuchado al ser devorado por la bestia que otrora fuera su amigo. Una vez terminado el banquete, se acerca al libro y lo traga con la misma hambre voraz.

Después de unos minutos, la criatura se revuelca de dolor y se queda de espaldas contra el piso, de su barriga comienzan a salir pequeños insectos color verde y con afilados dientes. Aún no terminan de salir todos cuando los que ya están libres comienzan a comerse a su creador hasta hacerlo desaparecer por completo. Limpian hasta el último rastro de sangre.

Al final, todos los insectos comienzan a vomitar finos hilos los cuáles entrelazan y utilizan hábilmente para construir un libro, uno a uno van muriendo mientras dan la forma adecuada, al mismo tiempo, una linda melodía se escucha en todo el bosque, invitando a cualquiera que pase por ahí­ a descubrir el libro enterrado en la tierra.


*Ésta parte fue extraída e interpretada al español de un video musical de la Irlandesa Björk, Bachelorette. 

Autor: Jaime Arturo Aguilar V. 


* El Libro *Where stories live. Discover now