Las Profundidades

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Hey. Primero que todo, antes de que el capítulo comience, quería agradecerles a todas ustedes por serle fiel a esta historia, incluso no es tan buena... Así que, he intentado mejorarme a misma con el paso del tiempo. Y este fic es uno de los que más amo. ¿Les gustaría que lo siguiera escribiendo? ¿lo apoyarán?

•°•

Aquélla mañana Marco se levantó pesadamente de la cama, o al menos intentó hacerlo, pues rodeé su abdomen con mi brazo y lo atraje hacía mí

—Tom... Dejame levantarme— dijo, escondiendo su cara en mi pecho.

—No parece que quisieras levantarte

Sentí una vibración en cuanto dejó escapar una pequeña risa

—Aún sigo sin creer como mis padres no se han dado cuenta todavía de que eres un demonio

—Sabes que mis hechizos son los mejores

—Eres una diva— rió mientras golpeaba suavemente mis costillas

Lo apegué más a mí, tanto que podía llegar a notar un leve olor a manzanilla emergiendo de su suave cabello castaño. Podríamos habernos quedado así durante un largo rato, pero un estruendo nos sacó de nuestras vacilaciones. Me levanté de un salto, preocupado

—¿Qué es eso? —dijo Marco, levantándose, pero no respondí — ¿Tom?... ¡TOM!

—¿Eh?... Lo siento príncipe, es que...

—¿Es que qué? ¿qué sucede?

—Debemos irnos, AHORA.

Lo tomé de la muñeca, y lo empujé hasta la ventana, suspiró.

—¿No te parece un deja vu esta escena?

Reí, y luego le di otro empujón, haciendo que cayera, me lancé después de él.

•°•

Tom me guió entre lo corredores del gran castillo rojo-naranja, hasta su habitación

—Por el amor a todo lo que amas, Marco Diaz, no salgas de aquí hasta que yo regrese. ¿Está bien?

Asentí levemente con la cabeza, Tom se dio la vuelta, dispuesto a irse, pero lo detuve agarrándole la muñeca

—Tom, ¿Qué está sucediendo?

Vaciló un instante, hizo ademán de contestar, abrió la boca y la volvió a cerrar, sin saber que decir

—Sólo haz lo que te pido— alcanzó a decir— no cruces esta puerta, por favor.

Y se dio la vuelta, marchándose.

.

Habían pasado alrededor de diez minutos, me dejé caer en la gran cama sin saber qué hacer.

Paseé mi vista por el gran dormitorio, una cama esponjosa con sábanas rojas ocupaba un gran espacio, a un costado se encontraba un escritorio de caoba con una lámpara y algunos pergaminos regados, y al otro lado un gran armario de la misma manera. Había estado millones de veces ahí adentro, Tom nunca me sacó fuera, pero tampoco es que yo tuviera mis pensamientos en eso, en el instante en que me encontraba ahí. Me sonrojé ante los recuerdos.

Decidí buscar algo con qué divertirme, abrí el armario, pero sólo encontré una gran chaqueta de tela negra, que me llegaba hasta las rodillas, con grandes y redondos botones plateados y unos bolsillos que parecían infinitamente hondos. La tomé y me la puse, pues ahí a pesar de ser todo rojo, entraba un frío que se enterraba en la piel. Sentí mi cuerpo calentarse al hacer contacto con la suave y fina tela que la acarició al ponerme la chaqueta. Cerré las puertas.

Me fijé debajo de la cama, encontré algunas revistas, cuadernos en blanco, una alfombra que empujé y debajo... Una trampilla.

¿Que debería hacer?

Empujé la cama hacía un lado, dejando ver mejor la escotilla que había debajo, con un gran ojo cerrado en el centro y una cruz atravesándolo. Estaba llena de polvo y un poco oxidada, la intenté abrir pero no cedió, y me di cuenta que había una pequeña ranura donde meter una llave.

Suspire frustrado, y me dejé caer a un lado, pensando. Cuando algo en el bolsillo vibró, no le di importancia hasta que algo empezó a atraerme hacía la puertecita, metí la mano y saqué una llave, con el mismo símbolo en uno de los extremos. La abrí, y con un pequeño chirrido la trampilla me dejó ver el largo camino que se cernía ante mí.

Dude un segundo qué hacer. Tom me dijo que no saliera de esas puertas no que no podía salir por otro lado, tomé las tijeras y decidido ne lancé a la aventura.

Bajé despacio por las escaleras, hasta que la oscuridad me tapó completamente.

Gatee perdido por un gran rato, mis piernas y brazos dolían y calculé que tendría ahí por lo menos dos horas, hasta que un fuerte resplandor llego frente a mí. Lo seguí hasta encontrarme frente una habitación muy pequeña, que contenía adentro únicamente una joya que parecía haber sido rota, pues uno de sus lados era irregular, mientras los otros formaban algunos picos: la mitad de una estrella. Tomé el pedazo del esponjado cojín y lo observé mejor. Un fuerte dolor de cabeza me inundó

La varita de Star

Trague pesadamente. ¿Que hacía aquí? ¿donde estaba Star? ¿Acaso Tom lo sabía?

Metí el pedazo de joya en uno de los grandes bolsillos, y seguí por el gran ducto por algunos minutos más.

.

Una voz retumbó por todos lados, era tan profunda y metálica a la vez que hacía que algo dentro de mí quisiera salir corriendo de ahí. Y cuando estuve a punto de irme, una voz conocida llegó a mis oídos. Me acerqué un poco más a la rendija de lo que parecía ser una mini ventilación y observé la escena

—... Yo...— Tom miraba a algún punto, se encontraba frente a un gran hombre con grandes cuernos, su padre.

Y atada a una silla, en una esquina, amordazada, llena de lágrimas secas y  rasguños sangrantes (o con sangre ya seca) se haya Star. Tuve que taparme la boca para evitar dar un grito. La rubia alzó la mirada, disimuladamente, y me observó fijamente. Pestañeó un par de veces, como si se cerciorase que de verdad me estuviera viendo. Y luego sus ojos se hayaron en una expresión de súplica. Y las lágrimas bajaron nuevamente por su rostro amoratado

—Enamorado de un humano. Eres una vergüenza.

—Padre... Yo...

—Torturarás hasta la muerte a esta estúpida rubia, y harás que me enorgullezca, al menos un poco, de que tengo un heredero.

—Yo... Lo haré — dijo con voz decidida, algo en mí se rompió— No estoy enamorado de ese ser, padre. Sabes que sólo lo utilicé para hacer que Star llegara a ti, para poder localizarla. Y si estuve con él después de eso... Es porque tengo una sospecha

—Sospecha de qué? —atronó, y yo ya no podía aguantar mis lagrimas

—De que sea él, el de la profecía

El ambiente se quedó en silencio un segundo. Y luego, el gran hombre asintió, y Tom se marchó por la puerta haciendo una reverencia.

No pude sentir nada más que pánico, sólo recuerdo haber gateado a toda prisa hasta encontrar el cuarto, sacar las tijeras dimensionales y haber huido de ahí, hacía algún lugar lejos de mi mismo hogar. Un lugar que él no se imaginaría.

Continuará....

The Demon of love (Tomco) [Rewritten]On viuen les histories. Descobreix ara