DOS

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Ya habían pasado tres semanas desde nuestro primer día y nos estábamos adaptando perfectamente bien. Excepto claro, que nuestras ilusiones de encontrar a un playboy de wattpad se habían ido por las nubes y cayeron bruscamente desde allí, como un balde de agua helada. Llegamos con la ilusión de comenzar una historia romántica, y chocamos de frente con un No-ficción.

Sin embargo, lo que más se le acercaba a un sexy chico malo era Diego. Alto, cabello cobrizo malditamente brilloso, ojos preciosos y tez blanca. Cabe aclarar que obviamente no estaba a la altura de uno exactamente, ya que aún su cuerpo no se había formado demasiado bien. Se lo notaba un poco pasado de peso, quizás más de lo que se acostumbra ver.

Y luego estaba James, aún más alto que Diego, cabello negro rizado y ojos verdes mezclado con miel. Estaba en buena forma, por no decir que era extremadamente flaco, pero eso no me molestaba en lo absoluto. Su única desventaja es que al parecer se empeñaba en lastimarse la cara y esconderse en capuchas. Sus pequeñas mejillas estaban cubiertas de cicatrices como si de pecas se tratase.

-Así que... ¿Quién te gusta este año, zorrilla? -preguntó mi amiga Janelle-, bueno, sé que hace rato le echaste el ojo a Diego. Pero James...

-Sí, no está nada mal -murmuré distraídamente y volví la vista a mis apuntes.

-Lástima que tenga esas imperfecciones tan...-Dejé de copiar y la miré con fastidio- diminutas, eso iba a decir.

Sonrió encantadora y yo voltee discretamente a verlo. Estaba en la última fila, en el último asiento de la esquina del salón. Casi por instinto me mordí el labio, podía ser tan solitario a veces que me hacía pensar en Edward de Crepúsculo. Aunque en ese momento no se encontraba solo, diego se había sentado a su lado. La envidia me corrompía.

-Apuesto a que puedo conseguir su número -dijo Janelle mirándolo también-, y el de Diego también.

-Sé que puedes, Janelle -le contesté con un suspiro.

-Actuas como si no lo quisieras-murmuró tronando la boca.

-Es que... -De pronto, flashbacks de que había sido una difícil semana aparecieron en mi mente-. Intento ser amistosa, pero siempre me evita. Y con amistosa me refiero a algo como ¿Qué tal tu día?, ¿Cómo estás, James? Y un abrazo que siempre es rechazado.

Inflé las mejillas al notar los pocos avances había tenido con él, pero aún así , yo era la única persona con la que se relacionaba en el salón. Eso debía ser buena señal, o eso me gustaba creer.

-Eso puede cambiar -dijo con seguridad.

Se levantó de su asiento y dió grandes zancadas hasta llegar al último banco, donde James y Diego tenían una pequeña charla al parecer. Eso si se le puede llamar charla, cuando uno te molesta haciendo chistes de mal gusto mientras tú miras al infinito. Supongo que no podía quejarse, Diego y yo eramos los únicos que intentaban hablar con él.

Apenas Diego vió a Janelle su boca se abrió con asombro. ¿Nunca había visto a una chica linda?

-Hola... -la saludó, con una sonrisa coqueta.

-Lo siento, no he venido por tí -dijo fría- James, ¿Tienes? Ah... sí, ¿Me pasarías tu teléfono.

-No -respondió con voz seca. Tragué saliva nerviosamente, Jan no sabía en lo que se estaba metiendo. Yo estaba acostumbrada a esa clase de tratos, pero ella nunca aceptaba un no por respuesta.

-Oh, auch. No es para mí, es para...

-No -replicó elevando la voz, como si ella estuviera sorda.

Ahora sí que quería que la tierra me tragara, podría jurar que me puse de todos los colores posibles. Sentí pena por ella, el bien llamado cringe.

-No tienes que ser tan grosero -le respondió Jan con altanería- Bueno... -Acto seguido, se agachó un poco para llegar al oído de Diego y le susurró algo.

No tenía idea de lo que estaba pasando, pero en cuanto lo ví sacar su teléfono, supe de qué se trataba todo. Él arrancó un pedazo de hoja de su cuaderno y escribió algo, luego se lo entregó a Janelle. La escuché agradecerle y luego venir hacia acá.

Ella se sentó, suspirando y con una enorme sonrisa me tendió el papel que le acababan de dar.

-Aquí tienes.

Lo abrí con cuidado y divisé un número desconocido en él. En la parte de atrás rezaba "James el rarito"

-¿Cómo...?

-Sh -me calló, antes que pudiese protestar- Diego lo tenía, le he dicho que era para tí.

Se encogió de hombros y yo me quedé quieta en mi lugar, mirando fijamente el pequeño trozo de papel. No estaba segura de que fuera lo correcto, después de todo, supuse que tendría sus razones para ser como era y no querer darme su número de celular.

-Oh, vamos. -Tomó mi teléfono de la mesa y me arrebató el papel. En un segundo terminó y volvió a bloquearlo- ¿Lo ves? No era tan difícil. Deja de pensar tanto las cosas Chloe, enjoy the moment.

Asentí y me hundí en los auriculares hasta que la profesora llegó. El hecho de volver a casa y tener el número de James en mi agenda hacía que se me pongan los pelos de punta, por lo que casi no pude concentrarme en lo que trataba de explicar la materia.

No sabía cuál era la mejor forma de hablarle, para empezar, ni siquiera debería tener su número. Quizás todo esto fue una mala idea.

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⏰ Última actualización: May 18, 2021 ⏰

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