-No la llames así maldita sea ella tiene un nombre, se llama Violeta

-Porqué no hijo, tu amigo tiene razón, ella es su esposa si no hay nadie para ella, si no hay nadie que quiera tomar esa responsabilidad de ser su nuevo esposo y cuidarla como es debido, bueno lamento decirte que ella es y será, ya que está atrapada en esta eternidad, la única esposa de Klauss y Klauss será el único esposo de Violeta

-Sobre mi maldito cadáver, tú y toda tu mierda se pueden ir bien lejos de aquí, me importa un demonio lo que hayas hecho o lo que me hayas hecho Erick, si quieres que te perdone…bien estás perdonado, pero sobre mi puto cadáver me van a  alejar de Violeta así que está hecho, ahora solo por favor, me estoy volviendo un poco loco aquí así que necesito que mi madre me lleve con Violeta y poder decirle que la amo, mierda la amo tanto o más de lo que tu amaste a mamá, lo entiendo estabas dolido, pero eso no se va a comparar con lo psicótico que me voy a volver si no tengo a MI violeta, escúchame bien cazador, esto te lo digo a ti –Dijo a la vez que se volteaba en dirección a Klauss- Es mi Violeta y no hay lugar en el infierno para que siga siendo tu condenada esposa –Evan estaba realmente histérico, habían tocado la fibra más sensible de su ser y había explotado, los celos que sentía en ese momento eran incontrolables, incluso más grandes que cuando conoció a Matthew el ex novio de Violeta, y esta vez nadie se la quitaría.

Klauss y Erick se dieron una mirada cómplice, en el silencio y consientes estaban empujando a Evan más y más sobre el precipicio para que pudiera darse cuenta de que si perdía a Violeta o bien no la volvía a ver, o lo que era más terrible para Evan aun, es verla en los brazos de otro hombre.

-Creo que es aquí donde tengo que calmar un poco las cosas –Interrumpió Anette apareciendo por fin delante de todos los presentes y no solo en la cabeza de Evan.

-Santa mierda Anette eres tú, realmente eres tu amor –Gritó Erick corriendo desesperado para caer de rodillas ante Anette.

-Si, si ,si… ya levántate que aun no te perdono del todo por lo que le hiciste a nuestro bebé, pedazo de idiota –Le contestó ella mirándolo con un poco de burla en los ojos y escondiendo una pequeña sonrisa

-Pero mamá no se supone que tu me dijiste que lo am… -Evan estaba hablando pero fue interrumpido rápidamente por su madre quien le tapó la boca y se acercó a su oído para susurrarle

-Déjalo que sufra un poco, no queremos que sepa que en realidad nunca dejé de amarlo como estuviste a punto de decir, así que déjame escuchar lo que siente porque desde hace muchos años que no lograba ver así como estamos ahora –Le dijo Anette bajito mirando directamente a Erick quien los veía desconcertado.

-Amor…de verdad eres tu, por favor, yo… lo siento… lo siento tanto, perdóname mi vida solo perdóname te lo ruego –Erick se puso de rodillas dejando que sus lágrimas cayeran libremente desde sus ojos hasta sus mejillas.

-Y lo que le hiciste a nuestro bebé? –Preguntó ella con falsa indignación

-No lo sabía, no sabía que era el, estaba tan ciego tan enojado, quería vengar a todo el mundo por lo que nos habían hecho, te amo tanto maldita sea, en ningún momento dejé de amarte, solo por eso seguía vivo y después de lo que le hice a Evan, no merecía seguir viviendo, por favor amor tu y Evan son lo más importante en mi vida.

Evan se quitó la mano de su madre de la boca que estaba quieta mirando directamente a Erick y temblaba un poco, los miró en intervalos de tiempo y se dio cuenta que en realidad eso era amor, la forma en que ellos se veían, era exactamente igual a  la forma en que él veía a Violeta y podía sentir cómo se necesitaban el uno al otro. –Solo perdónalo, sabes que lo vas a hacer y yo también lo hice- Le dijo a su madre empujándola levemente desde la parte baja de su espalda en dirección a Erick.

No hay tiempo III: Esperaré...Hasta que te encuentreWhere stories live. Discover now