Realmente no sabía de donde habían salido las agallas para soltar aquella declaración, tan directa y atrevida —al menos para él:
— ¡Guao! —soltó con los ojos abiertos de par en par— Espera ¿Qué? —la sorpresa no se disimulaba en los rasgos del pelinegro, todo lo había tomado desprevenido.
Él solo iba a pedir un café cargado y sus fieles galletas de avena y canela. Definitivamente no esperaba que el chico al otro lado de la vitrina le invitara a salir y ¿el amor de su vida?:
— Sé que no me conoces, pero eso se arregla fácil. Soy TaeHyung.
¡Vamos, chico! ¿De dónde había llegado toda esa confianza que desbordas?
El castaño se veía realmente decidido a conseguir esa cita, mientras el otro seguía mirándolo asombrado. Para ser honestos, nunca le habían coqueteado — ¿se le puede llamar así? — tan directamente en todo lo que lleva de vida, estaba en una especie de trance en la que no sabía que contestar:
— Soy YoonGi... ¿Qué? —volvió a repetir sin salir de su estupor, ¿de qué otra manera podría reaccionar?
Y entonces fue como si algo hiciera finalmente clic en la cabeza de TaeHyung y de repente los colores dejaron completamente su rostro. Toda la valentía que se había apoderado de su cuerpo había disminuido de un sopetón al darse cuenta de lo que había hecho. Sentía como su alma había caído al suelo y el peso de la vergüenza no la dejaba levantarse de nuevo.
¡Rayos y centellas!
¡¿Qué había hecho?!
Sin pensarlo dos veces se escondió tras la vitrina, muy lejos de la vista de su amor platónico. Dios, quería llorar, iba a morir de la vergüenza ¿qué demonios había sido eso?
Maldiciones y groserías en mil idiomas, eso era lo único que pasaba por la cabeza de TaeHyung en ese momento. No podría verlo a la cara de nuevo. Iba a convertirse en un ermitaño y no iba a salir de su habitación, iba a sobrevivir a base de cereales y comida rápida, entonces se transformaría en una bola andante de grasa y de esa manera podría rodar hasta el pacífico y flotar todo lo que le reste de vida.
Sí, ya lo había decidido, eso era lo que haría definitivamente.
Y como el cobarde que era, gateó hasta llegar a las puertas que daban entrada a la cocina —obviamente YoonGi notó como el bulto abría y cerraba las puertas, perdiéndose en el interior.
Ahí estaba SeokJin, haciendo ruidos extraños mientras hablaba por teléfono con quien seguramente era su "Kookie". TaeHyung aun muerto de la vergüenza, le golpeo en las pantorrillas para llamar su atención y cuando la obtuvo comenzó a hacer señas con sus manos, tratando de decir algo como: Allá afuera. Amor de mi vida. Yo morir. Por favor, sálvame.
Y entonces se acostó en el piso a patalear silenciosamente, golpeando su cabeza una y otra vez contra el suelo, tratando de abrir un hueco y esconderse allí hasta el final de los tiempos. Mientras, SeokJin lo veía desde su posición, observando las muecas de llanto exagerados que hacía, como se agarraba el cabello y lo halaba.
Cuando contrató a TaeHyung no pensó que sería tan extraño, pero le agradaba, era el hermanito raro que sus padres se habían negado adoptar.
Con un suspiro se despidió de su chico y salió para ver qué había sucedido. Se encontró con uno de sus clientes frecuentes, ese que vestía siempre de negro:
— Buenos días, YoonGi. ¿Puedo ofrecerte algo? —el pelinegro frente a él dio un saltito, estaba un poco perdido en sus pensamientos.
— Ah... sí. Un americano con poca azúcar, cargado y media docena de galletas de canela y avena —respondió distraído. Su mano dirigiéndose nerviosamente a su nuca para rascarla un poco antes de sacudir levemente la cabeza.
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Algo en ti ♠ [t.g]
Fanfiction♠|♠|♠ « Perdón si es atrevido, no empezar como amigos [...] Algo en ti, juro que hay algo en ti...» ♠|♠|♠ ♠Couple: TaeGi. ♠One shot. ♠Romance, fluff. ♠Dedicado a @LadyAkari ♥♥ Ves tal vez - Algo en ti Algo en ti 2017 Editado 2020 Créditos de la...
|•Sole•|
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