Una como otras.

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El pequeño azabache se abalanzó hacia la cómoda cama acomodando su cuerpo mientras que el de cabello verde sólo lo siguió hasta la orilla dejándose caer sobre esta.

¿Tan mal estaba lo que hacía?

Seguir sus ideales no es malo. O al menos eso pensaban ellos.
Ser los títeres de otras personas no estaba en sus planes. Llevó las manos a su rostro restregandolo y abriendo ligeramente su boca para hablar.

-...Solo dos meses, después de ese tiempo serás libre. -Dijo el pelinegro retirando sus manos para observar los tallados del techo.

- Ya... -Suspiro su compañero. Sólo era algo momentáneo, no duraría toda la vida.

Los dos tenían un sentimiento de culpabilidad, mínimo, que no se sabe ni si existe. El peliverde rompió el cómodo pero igual extraño silencio que había entre los dos sentándose al lado del cuerpo del otro.

- Sabe, ayer en la noche... -Lo callo un pequeño dedo que se acababa de posar en sus labios.

- Sí, sí y sí. Se lo dije, la palabra de un hombre nunca se desvanece. Es una promesa. -El pequeño retiro su dedo y dirigiéndose a la mesa de noche tomó una caja blanca pequeña, sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca. Se sentó a la orilla de la cama dejando sus piernas colgando.

El peliverde apoyó sus codos en el colchón y se sentó lentamente, haciendo un mínimo ruido.

- ¿Fuma? -Lo vió directo a los ojos. El más bajo mantuvo la mirada unos segundos, tomó otro de la caja y lo acercó al rostro del otro.

- ¿Quiere uno? -Le respondió evitando la mirada.

- Uno. -Asintió dejando que el pequeño posara el cigarrillo en su boca, de inmediato frunció el ceño.

- ¿Es enserio? -Sacó el cigarrillo de la boca para hablar sintiendo el sabor en su cavidad bucal, mientras el azabache tocaba el cigarrillo en su boca, sonreía ladeadamente y recostaba su espalda en la almohada.

- Fumar es malo, causa de cancer. ¿Usted fuma? -El más alto encarnó una ceja, sonriendo segundos después y soltando una carcajada.

- ¿Y es que el dulce acaso no causa diabetes? -Las miradas de ambos se encontraron, cada uno con una sonrisa planteada en el rostro. Ambos volvieron a llevar el dulce a sus bocas, callando por el momento cualquier palabra.

Observo hacia la ventana. Tal vez las ocho am, o tal vez las once.

- Cuando era pequeño... -Habló con tranquilidad, paró y después de un largo suspiro prosiguió el pelinegro -. Conocí a alguien, por eso hago esto... ¿también cree que este mal? Aunque, no me importase tu opinión desde un principio.

- Si es lo que ha elegido para su vida, como hombre, no debería retractarse de sus palabras o dudar de las promesas que ha hecho. Si siguio hasta ahora, porqué botaria la toalla cuando está tan cerca. No importa lo que sea, si se lo ha propuesto, debería lograrlo. Si le ha hecho un comienzo hazle un fin.... o algo así jaja.-Hizo una pausa, no lo suficientemente larga para que el otro llegara a responder. -No sé exactamente la situación, por eso, no puedo decir mucho.

- Usted... ¿debería decir, que pensamientos tan positivos o ingenuos? Jaja, al parecer no me equivoque de persona. - llevó lo que quedaba del dulce a su boca terminado de chupar. Se levantó suavemente de la cama y estiró sus brazos lo más alto que pudo. - Ah, ya está... -Soltó exalando.

- Um, ¿Qué se supone que hubiera pasado si se hubiera equivocado de persona?.

- No hubiera pasado. -Contestó seguro el azabache.

- ¿Porqué está tan seguro? Podría ahora mismo, robarlo, violarlo o incluso matarlo. Y me voy con lo que llegue a tener en esa tarjeta.

- No lo harás.

- ¿Cómo sabes que no lo haré?- El de hebras oscuras se encogió de hombros con una sonrisa.

-... instinto.

-¿Igual que ayer en el club? Es muy ingenuo. Señor.

-Quién sabe... tengo buen ojo para las personas...

- Roronoa Zoro.

- Monkey D. Luffy, vamos a cuidar de nosotros entre los dos meses que quedan. Mucho gusto.

- Lo mismo.

Un apretón de manos llevo al término de la pequeña conversación en la habitación justo después cada uno tomó su ropa.

De zoro un traje negro, con camisa azul, que quedaba a la perfección, todo el conjunto como si fuera a una entrevista de trabajo. Luffy en cambio, con un look más descomplicado, una chaqueta negra de cuero, tenis blancos, un Jean negro pegado al cuerpo y una camiseta color verde claro.

Cada uno se vistió con sus prendas correspondientes, era hora de comenzar el día.

Por Civil | ZoLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora