¿Y los rusos qué tienen que ver?

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Como vimos en el apartado anterior, la función poética se asocia al mensaje porque, en los textos en los que predomina, se le da más importancia a la forma que al contenido. Veamos un ejemplo para entenderlo mejor:

La lluvia es un fenómeno atmosférico de tipo hidrometeorológico que se inicia con la condensación del vapor de agua contenido en las nubes. Según la definición oficial de la Organización Meteorológica Mundial, es la precipitación de partículas líquidas de agua, de diámetro mayor de 0,5 mm o de gotas menores, pero muy dispersas.

(Wikipedia, "Lluvia")

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

(Borges, J. L., "La lluvia")

Acá tenemos dos textos que hablan del mismo tema, es decir, tienen el mismo referente. La diferencia está en que cada uno enfatiza un elemento distinto del circuito.

El primero le da más importancia al referente porque su objetivo es enseñar, que el receptor obtenga información sobre el tema. La función predominante, en este caso, es la referencial o informativa.

El segundo, evidentemente, no busca enseñarnos nada sobre la lluvia. Lo que hace es hablarnos de ella de una manera diferente a la que estamos acostumbrados, para que la veamos o sintamos de otra manera. Esto lo logra trabajando exclusivamente con las palabras. Si analizamos la estrofa, encontraremos un montón de recursos verbales (gramaticales, semánticos, fonéticos) que apuntan a producir un efecto particular. El mensaje se centra en sí mismo, se le está dando relevancia a la forma porque, de querer explicar el efecto de la lluvia, no lo habría expresado de esta manera. Por eso, podemos decir que, en este mensaje, predomina la función poética.

Y es por esto mismo que podemos decir que los géneros literarios se definen por la función poética. El tema tiene que estar, porque es imposible no comunicar sobre nada (salvo que seamos Jerry Seinfeld :P), pero se le da más importancia a la manera en que se trata el tema que al tema mismo.

Y es que, como dije, uno de los objetivos que tiene la literatura es la de mostrarnos las cosas de manera tal que nos resulten novedosas, obligarnos a redescubrir cosas que, de tan conocidas, ya las ignoramos. Esto es el extrañamiento (o desfamiliarización, como lo encontré nombrado por ahí), término que acuñaron los formalistas rusos, los primeros que se lanzaron a estudiar las obras literarias como un objeto en sí mismo.

El manifiesto de los formalistas rusos es un artículo llamado "El arte como artificio", de Viktor Schklosvki (ya no recuerdo cómo se escribe, estudié esto a long, long time ago). En él se explica que el objetivo del arte es el extrañamiento, y que ese es el motivo por el que se usan las figuras retóricas (metáfora, aliteración, paralelismos, y todo eso que enseñan en el colegio). De esta manera, los textos literarios se pueden estudiar en función de la manera en que logran ese efecto; no sería necesario conocer la vida del autor ni el contexto en que escribió la obra. Personalmente, no estoy totalmente de acuerdo con esto, pero lo entiendo; en su momento fue como una forma revolucionaria de encarar el análisis literario.

Entonces, el texto literario tiene como objetivo llamarnos la atención sobre ciertas cosas o temas y hacernos trabajar, obligarnos a reconocer de nuevo ese objeto o ese concepto. Es un poco lo que pasa con las adivinanzas: se nos muestra un objeto de manera que nos cuesta reconocerlo, como si lo viéramos por primera vez.

Salimos cuando anochece y nos vamos con el gallo;

hay quien dice que las ve ¡cuando le pisan un callo!

Además, se supone que esta forma que le da el artista a la obra (porque la literatura es un arrrrrrrrrrrte, como la pintura, la danza, etc.) cumple otra función, que es la de generar placer estético. Es decir, que la obra no se lee u observa para ningún objetivo ulterior, sino porque es, por llamarlo de algún modo, bella. Si no se entiende, preguntémonos, por ejemplo: ¿para qué escuchamos música?

Espero que se haya entendido, si no, ya saben que pueden preguntarme lo que quieran.

Me imagino que, a esta altura, ya adivinaron la adivinanza... ¿no?

Leer no te hace especial (escribir, tampoco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora