Prologo

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Primero que nada, me gustaría agradecer a xcynosuressu por haber sido tan linda en realizar correcciones para que la historia tenga más fluidez, eternamente agradecida con este ser de luz <3.

Prologo

—Wuaaa, wuaaa-—lloraba una pequeña bolita envuelta en mantas, siendo cargada por un hombre de bata color blanco hueso.

—¡Felicidades, es un niño! —informó con alegría a la madre del pequeño que se encontraba descansando en la cama luego de unas largas y dolorosas horas de parto.

—Un niño... —habló en un hilo de voz, seguido de la frase, las comisuras de los finos labios de la mujer se alzan dejando a la vista una bella sonrisa.

El hombre de blanco colocó con suma delicadeza al recién nacido justo en los brazos de la hermosa peli-negra, que cargó con felicidad a su hijo. Murmullos se oyen desde afuera de la habitación acompañado de firmes, pero apresurados pasos, en cuestión de segundos la puerta se abrió dejando ver a un hombre rubio de ojos color cielo, completamente alterado, que relajó el semblante al ver a su mujer sonreírle con alegría.

—Es un niño —dijo ella regalándole una sonrisa a su esposo.

El recién llegado se aproximó a su amada con especial cuidado, deseando ver a su pequeño retoño, le acarició suavemente la cabeza para luego depositar un pequeño beso sobre la frente de la madre de tan hermoso bebé.

—Es nuestro hijo, Sakura —exclamó con clara emoción sin poder ocultar su sonrisa acompañada de dicha.

—Así es, Naru —sonrió la mujer abrazando más a su niño—. Nuestro pequeño Kenma—el bebé soltó un casi inaudible bostezo que causó ternura a sus padres.


*Seis años después* (aquí deja de ser prologo)

Capítulo I: Conociéndonos.


Seis años, es el tiempo que pasó desde aquel hermoso día en el que la familia Kozume recibió a su más pequeño integrante, el cual ahora tenía esa misma edad, convirtiéndose en un niño bajito de cabellos negros y ojos dorados. Kenma se encontraba corriendo por los pasillos de la gran mansión, pero no es como ustedes creen, él no está corriendo porque era algo que disfrutaba hacer, era todo lo contrario; es un niño de lo más flojo que solo se levanta y come porque así lo dictaminan sus padres, si se tratara de él, estaba más que seguro que malgastaría su tiempo durmiendo en su plácida cama.
V

olviendo al tema, Kenma se encontraba dando la vuelta por una de las esquinas cuando tropezó con una de las mucamas de la casa.

—¡Oh! ¡Lo siento! —se disculpó el niño para seguir su carrera.

—No hay problema, Joven amo —contestó ésta, sonriendo al ver al muchacho hacer algo de actividad física, solo dio unos pasos más cuando cayó en cuenta que el pequeño llevaba aún el pijama y estaba corriendo... eso solo podía significar una cosa y es que-

—¡Kenma, ven a aquí! —exclamó la firme voz del señor de la casa— ¡Anna! ¿Has visto a Kenma? —preguntó al llegar justo al lado de la mucama, ella solo asintió señalando en dirección hacia donde había salido corriendo el más bajo—. Ya veo, gracias.

Naru es el tipo de persona alegre y activa... todo lo contrario a su hijo que nunca quiere hacer nada, por eso ya era más que común ver a padre e hijo tener este tipo de persecuciones, todo radicaba en cuando al señor le tocaba bañar al pequeño ya que éste se negaba y se echaba a correr, no porque odiara a su padre, muy por el contrario; Kenma lo ama, pero el chico en sí odia bañarse y no hay persona, salvo su madre, que lo haga entrar a la bañera.
A las afueras de la gran casa se encontraba una mujer de cabellera oscura como la noche y ojos de color del mismísimo oro, con un largo vestido azul oscuro que llevaba en los bordes, bordado en dorado junto con pequeñas flores.

Casado con... ¡¿El futuro rey?! |KUROKEN|Where stories live. Discover now