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Llegar a la casa en donde vivía mi madre era todo un dolor de cabeza y no era porque no, nos lleváramos bien al contrario nuestra relación se podría catalogar como excelente siempre y cuando mi madre no se pusiera hablar con ¨ellos¨, si ellos o como a mí me gustaba decirles sus amigos imaginarios.

Ya que por su culpa mis padres se habían separado ya que mi padre no dejaba de decirle a mi madre que estaba loca por hablar sola todo el día, aunque en un principio le parecía encantador ahora no lo era, era fastidioso y lo entendía hasta cierto punto ya que tuve que lidiar con ese pequeño problema hasta que mude.

Suspire resignada ya que era momento de entrar no podía quedarme parada todo el día a mitad de la calle, aunque no era tan mala idea, sonreí divertida, mientras caminaba rumbo a aquella casa que se encontraba en los suburbios, no era muy elegante como las demás pero si acogedora, entre por la puerta, era como viajar en el tiempo ya que todo seguía igual a como lo recordaba los mismos cuadros, en donde aparecían mis padres abrazados y felices... si muy felices.

Agite mi cabeza, tratando de sacar esas imágenes de todas las peleas que tenían mis padres, de las veces en donde encontraba a mi madre hablando sola o de las veces que se olvida de algo importante. Todos aquellos recuerdos hacían que mi corazón se encogiera ya que era doloroso recordar todos aquellos gritos por parte de ambos.

- ¡Por dios! Adam, deja de molestarte, - escuche como gritaba mi madre desde la sala, sabía perfectamente que estaba platicando con uno de ellos, su favorito para ser exacto ya que era con el que más hablaba – Si Scott viene o no es mi problema no el tuyo.

Me quede parada en la puerta de la sala escuchando su monologo o parte de él, me parecía increíble que mi padre fuera a visitarla y más como habían terminado las cosas entre ellos.

- Lina deja de estar escuchando conversaciones ajenas – dijo mi madre sin voltear a verme, me sorprendía que siguiera teniendo esa habilidad para saber si alguien estaba cerca de ella – Como estuvo el viaje

- Pesado el vuelo se retrasó dos horas, aparte de que no podía dormir ya que hubo demasiadas turbulencias – respondí cansada entrando a la sala para sentarme – pensé que mi padre ya no venía a verte.

- Vino para desayunar y para ver si ya habías llegado – contesto con una sonrisa, mientras se sentaba y servía un poco de te – me pregunto en donde te quedarías si aquí conmigo o irías con él.

- Me quedare con el – respondí sin pensarlo, no me gustaba estar con mi madre mucho tiempo y escucharla hablar de otros reinos y barreras con personas que solo existían en su imaginación.

- Ya lo sabía, por eso Scott va a venir por ti más tarde – respondió con tranquilidad mientras se levantaba y caminaba rumbo a la cocina. – quieres algo de comer mientras llega.

No respondí solo me levante para ir tras de ella, me sorprendía ese comportamiento frio que tenía, esperaba que me convenciera a quedarme con ella y no le estorbara a mi padre y a su trabajo en la oficina, pero no fue así solo lo acepto como si hablara con una de sus amigas y no con su hija.

- Acaso no te importa que no me quede contigo – le grite molesta llegando hasta donde estaba ella.

- A mí no me importa en lo absoluto, si quieres quedarte aquí o allá me da igual – respondió con indiferencia.- de todos modos ya habías tomado tu decisión al momento de llegar o no.

- Pensé que ibas a convencerme para que me quedara contigo – dije tratando de que las lágrimas no salieran de mis ojos

- Rogarte dirás – contesto sin mirarme como mi madre podía ser tan fría – yo no lo aria, pero tal vez Temis si

- Basta de bromas Temis, - conteste enfadada, como era posible que hablara como si no fuera ella – deja de hablar como si fueras alguien más o como si estuvieras con tus estúpidos amigos imaginarios

- Como es posible que siendo su hija no te des cuenta de algo tan básico como el cambio de energía – respondió al momento de voltearme a ver.

Sentí como un escalofrió recorría mi cuerpo al sentirme observada por ese par de ojos color miel. Los cuales desconocía ya que mi madre tenía ojos verdes y de algo estaba segura la persona parada enfrente a mí no era ella.

El misterio de tus ojosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt