Capítulo 36: Extraño

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Aparto mi visión de él también para ver al frente arrugando mi entrecejo por aquellas palabras inentendibles de su parte. Y aprovechando la agradable calma en la que me rodeo decido acercarme al lugar en donde dentro de poco una lápida adornara aquel lugar presuntuoso.

Me siento levemente en mis talones con la compañía del sonido de las gotas líquidas chocar con mi cubierta impermeable. Lo que me permite cerrar los ojos para disfrutar de la brisa que azota mi cuerpo con delicadeza.

—Adiós eterno, papá — emito un leve suspiro mientras me levanto sintiendo como siempre nada en mi sistema.

La muerte siempre está de nuestro lado. Más próxima y segura que la propia vida. Es impredecible para muchos, y certera para pocos. Sin embargo su trabajo es veloz y solo te arranca la vitalidad en poco tiempo. Es una despedida a todo lo que conocemos, un adiós eterno para el mundo mezquino en el que fuimos engañados.

No hay divisiones. No hay cielo ni infierno. Solo hay un verdadero paraíso en donde reina la paz que es la nada misma; que es el todo de lo que creamos y seamos.

Mi destino no es vengarme. Mi destino es acabar con los miserables.

E pierde su tiempo en odios mediocres y por aquella incompetencia el quedará arruinado.

Yo aún soy joven, E no. Los años pasaron en su contra y los míos en mi espera me aseguraran su propio destino. Él tiene más armas en nuestro infame combate, pero, yo soy la dueña de la partida.

Su sentimiento de odio hace que mis estrategias crezcan. Mi evolución es superior y. por ello los que me rodean poco a poco irán descendiendo hasta mí.

—Ya es tarde y tengo que irme— la voz de Brandon me saca de mis razonamientos — ¿Vienes?


Volteo a verlo negando— Me quedaré un rato más

— ¿Te irás en taxi entonces? —inquiere atento


—Sí, estaré bien—Ladeo una sonrisa calmando su evidentemente nueva preocupación hacia mí— Gracias por acompañarme en este día— reafirmo aquello.


El me devuelve el gesto más sereno—No hay de que chica rara

Sin más innecesarias palabras se despide y se marcha. Dejándome finalmente con mis pensamientos y, con la maravillosa soledad que posee este lugar


Sin embargo al notar la oscuridad predominar en mi campo de visión decido marcharme también poco después. Encontrándome en el estacionamiento una patrulla la cual ignoro pero luego reconozco al ver bajar de ella al oficial que irradia confianza de sobra en su anatomía jovial y fornida de musculatura.


—Me alegro verte de nuevo aun por aquí— me sonríe al plantarse de pie frente a mí— Pero... ¿Por qué estás sola? —frunce el ceño volteando su mirada a todas las direcciones del lugar buscando a más personas. Pero solo encuentra al viejo vigilante del lugar— Es extraño que no estés con tu hermano o tu...— vuelve a mirarme ahora confundido— Novio.

—Creí haberle dejado en claro que no tenía en nuestra platica en el hospital— me cruzo de brazos buscando un poco de calor en mi cuerpo.

—El joven Evans afirma lo contrario—Añade cohibido

Ruedo los ojos ante eso y niego—Pues yo digo la verdad. Y antes de que esta conversación se vuelva más confusa o el frio me enferme— lo miro con desconfianza— me retiro. Así que, con permiso oficial— hablo con falsa educación hacia él mientras me dispongo a seguir mi camino, pero su agarre detiene mi movimiento haciendo que voltee a ver su brazo y luego a él extrañada.

—Lo siento por mi presencia inoportuna—carraspea apenado apartando su mano—solo me preocupa que una señorita como usted ande sin compañía por las calles a esta hora

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Where stories live. Discover now