【Capítulo 1: Kim JongDae】

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Había que ser estúpido para negar lo obvio de la situación, del día a día en aquel instituto; más de la mitad babeaba por el profesor más joven, chicos y chicas casi por igual. Había rumores de que nuestro profesor de música era gay y lo habían encontrado intimando con un alumno en el salón, otros dicen que prácticamente rompió un piano por cogerse a una alumna encima y así, eran miles de cosas que se susurraban en los pasillos luego de que el hombre alto pasara por allí. Dejaba un estado tenso en la mayoría, su aura era un gran misterio que todos queríamos destapar y sí, me incluyo. Porque quizá mi tortura favorita era sentarme en el salón con otros alumnos a sufrir con su exigencia y sensualidad, moría de ganas por arrodillarme frente a su silla del escritorio. 

Me enamoré de él una vez que salí tarde de otras actividades, no le conocía muy bien aunque en parte me intrigaba demasiado. Lo oí tocar el violín como si aquel instrumento y él estuviesen unidos, como si aquella madera y cuerdas fueran sólo una extensión de sus dedos y me enamoré, del trato suave y seguro que le dio hasta acabar. Tal vez lo estuve mirando tanto tiempo por el rabillo de la puerta que sentí que era mi lugar en el mundo, él sabía que alguien lo miraba por eso con toda la intensión del mundo continuó, sabía que era perfecto en ese momento y en cualquier otro. Desde ese momento, Park ChanYeol se volvió mi amor platónico, o más que eso, era mi deseo jugoso a altas horas de la noche cuando mis manos hacían el trabajo que deseaba hiciera él bajo mis sábanas, ¿cómo serían sus besos húmedos en mi piel? Nunca me consideré gay, pero con él era todo eso y más si me lo permitía un día. Deseaba ser otro rumor, deseaba tanto que me cogiera sobre su escritorio o rompiera un piano conmigo.

Me prometí nunca mencionar nada, porque no me convenía ser uno más. Me dedicaba a jugar al desentendido, al reacio.

Aunque internamente lo único que deseara fuera perderme una vida en sus abrazos y besos, en la lujuria que expelía con todo lo que hacía, ¿él habría notado todos los deseos y suspiros que provocaba en ese lugar?

"No es nada ilegal lo que hago, solo aprieto mis piernas para ocultar la guerra que provocas en mis deseos y moral. Quiero ser un rumor, el más exagerado de tu vida. Que no exista testigo de tu violencia y la mía."

Había pasado quizás un buen tiempo desde que le observaba y seguía hasta su hogar, sí, me había convertido en el acosador de sus pasos y me sentía a salvo creyendo que no notaba mi existencia por nada aunque esa era la razón de mi dolor más profundo.

Estaba demasiado ocupado escondiéndome tras uno de los vehículos que estaba estacionado frente a su casa, era casi media noche. En dos ocaciones anteriores ingresé a su casa a hurtadillas, viéndole dormir semi desnudo y robando una de sus camisas fue como llegué a casa ahogando mi frustración imaginando el cuerpo del alto sobre el mío mientras me tocaba vistiendo sólo la prenda que había robado. Y esa noche no parecía nada ajena a las otras, dormía en su cama exhibiendo su ancha espalda, lo hacía a propósito de eso estaba seguro. Él sabía que me tenía de esa manera, de la forma más patética arrodillado a su lado; había perdido el miedo a ser descubierto por la simple razón de querer ser visto aún si arriesgaba demasiado. Cómo fue que terminé sacando mi miembro allí mismo para darme placer mientras admiraba su respirar, mientras sentía su aroma llenar mis fosas nasales.

Fue demasiado rápido cuando sentí una enorme mano agarrarme con fuerza desmedida por el cuello y sí, me estaba mirando. Era el pervertido que invadía su casa para adquirir más fantasías sexuales.

  — Kim JongDae.— Soltó, me faltaba el aire y mierda, en vez de sentir un miedo terrible más calor me invadía. Se levantó y a mí con él sin soltarme, estaba metido en el lío más grande de mi vida y estaba feliz de eso, esa extraña sensación me invadía.— ¿Sabías que es ilegal entrar en casas ajenas y que es aún más grave si es la de tu profesor? ¿Qué haré contigo?

— N-no le diga nadie, nunca más lo haré... lo juro.

— ¿Por qué no te creo?— Bajó su mirada notando la indignación, se me caían los pantalones.— Pervertido de mierda.

Cerré los ojos con fuerza intentando protegerme de su mirada recriminadora pero el aire me fue robado cuando sentí su mano, su enorme mano tocándome con el mismo descaro que tenía yo por estar en ese lugar. El hombre de mis fantasías estaba masturbándome, como siempre quise y me derretía sin entender cómo era posible todo aquello, en vez de llamar a la policía hacía exactamente lo que yo quería y de un momento a otro me encontraba de espaldas sobre su cama mientras él  me quitaba a tirones la ropa, sin ninguna delicadeza. Mi cuerpo temblaba, la piel de gallina explotó en cada rincón de mí al encontrarme expuesto de aquella forma ante sus ojos oscuros y lujuriosos; me giró para dejar mi rostro casi enterrado sobre sus mantas y no pude evitar ofrecerme como la basura caliente que era al curvar mi espalda y exponer mi culo. Comenzó a golpear con furia mis glúteos, dejando una sensación de ardor.

— Has sido un mal niño...— Susurró apoyando casi todo su cuerpo sobre mí, sus labios los tenía pegados a mi oreja y me sentía en el cielo mismo. ChanYeol no tuvo cuidado conmigo, posicionó su miembro en mi entrada y se empujó sin piedad, sin prepararme, sin decirme palabra alguna. Pero aún puedo admitir que sus manos sobre mis caderas y sus jadeos graves fueron la mejor experiencia de mi vida, que aún sin no me trató con ningún cuidado volvería repetir aquello que me regaló, el mejor orgasmo de mi vida montando su gruesa polla como si no existiese nada más placentero y quizá así es, no existe nada mejor que montar a ese hombre una noche cualquiera luego de ser descubierto.

Fui un mal niño ese día y él como buen profesor me corrigió, me volvió un mejor alumno. Al terminar sólo me lanzó la ropa que traía y me echó de su casa luego de haber saciado sus ganas, después de haber llenado mi culo con su espeso semen. Después de haberme mordido hasta dejar las marcas más espectaculares en mi piel. Después de pedirme que olvide todo aquello, ¿cómo olvidarle?  Si se movía con tanta intensidad contra mí que aún puedo sentir como chocamos húmedos por los minutos más largos de mi vida.

Al día siguiente no supe como enfrentarlo, pero él parecía la persona más normal del mundo y su trato no cambió en absoluto. Ahí me di cuenta, quizá lo que se decía sobre ese hombre si era cierto, porque había acabado conmigo en su cama la noche anterior y no había manera de que los demás pudiesen estar seguros o no de si eso realmente había pasado.


Y lo seguí amando por tanto tiempo más, seguí rogando tantas noches más por sentirlo.

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⏰ Last updated: Jul 26, 2017 ⏰

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Se dicen cosas (sobre ti) : Park ChanYeol.Where stories live. Discover now