Epílogo.

49K 2.9K 563
                                    

PROV. ALEX

­— ¿papi? —escuche una pequeña vocecita mientras alguien me sacudía.

— ¿mmm? —poco a poco abrí mis ojos para encontrarme frente a mí a Jeff y preguntarme como había subido a la cama.

— ¿Dónde está mami? ­—pregunto, instintivamente la busque por toda la habitación, mi vista se enfocó en una nota que estaba sobre la mesita de noche, tome al pequeño en mis brazos y leí la nota:

Alex:

He tenido que salir, no te preocupes estoy en el colegio con Matt, te prometo llegar antes del mediodía.

Te quiere, Julieta.

¿Qué no me preocupara? Si como no, si esta con ese imbécil es inevitable no hacerlo, más aun cuando sé que babea por ella. Mire el reloj, 2:13 de la tarde ¿tanto había dormido? ¡Maldición! Mire por la ventana, estaba nublado y se veía que se aproximaba una tormenta. Esperen, es más del mediodía y Julieta no ha llegado, tome mi teléfono y marque su número, sea lo que sea que ese mocoso esté planeando iba a fastidiárselo. La llamada me mando a buzón ¡genial! (entiéndase la ironía) después de esto tendría que hablar seriamente con mi mujer. Después de tres intentos fallidos de comunicarme con ella, decidí llamar a Fabiola.

­— ¿si? —respondió ella.

—Fabiola ¿me podrías pasar el número del imbécil de Mateo? Es urgente.

— ¿para que lo necesitas?

—por qué Julieta me dijo que estaría con el pero aun no regresa.

—Alex, Mateo está conmigo.

— ¿Qué? ¿Cuánto lleva contigo?

—si lo que preguntas es si estuvo con Julieta, sí, pero de eso ya tiene como dos horas.

— ¿entonces donde esta ella? —pude escuchar como murmuraba con aquel imbécil.

­—según Mateo, ella se quedó en el colegio, tal vez el profesor Álvaro sabe dónde está.

— ¿Álvaro? No estoy entendiendo.

—Mateo lo vio ahí. —respondió simplemente, ya que ellos no conocían la historia de ese tipo.

— ¡Maldita sea! —grite.

— ¿Qué sucede Alex? —pregunto ella preocupada.

—sucede que ahora podría estar con un demente. — respondí con un tono de voz que no debí haber utilizado con ella, corte la llamada, no estaba seguro de que hacer pues no tenía con quien dejar al pequeño. No tenía tiempo que perder, tome las llaves de mi auto y Salí de la casa, coloque a Jeff que estaba un poco asustado por los truenos y relámpagos que había en el cielo, en la silla especial y lo asegure. Conduje al colegio, a mitad del camino, comenzó a llover fuertemente, haciendo que me preocupara aún más por Julieta. Cuando llegue, decidí dejar al pequeño en el coche para que no corriera peligro, al bajar del coche, escuche un disparo, mi corazón comenzó a bombear con rapidez mientras yo corría desesperadamente hacia el lugar de donde provenía aquel escalofriante sonido con un solo pensamiento: POR FAVOR DIOS, QUE JULIETA ESTE BIEN.

Mi querido profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora