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Salía el sol, Zelter no había dormido en toda la noche, pero no sentía nada de cansancio. Se dirigió hacia Paul y empezó a moverle el hombro para despertarlo, al ver que no despertaba decidió moverle el hombro más rápido y empezar a decir repetitivamente su nombre. Como vio que no se despertaba cogió la cantimplora que tenía Paul y le echó un poco de agua por la cara, se despertó de golpe.

- ¡Ah! No, ¡el pastel es una mentira, maldita sea! - Dijo Paul al despertar de su profundo profundo sueño.

- ¿De que estás hablando? - Se sorprendió Zelter

- ¿Qué?, ah eres tu, mis sueños suelen ser bastante extraños - Rió Paul

- Si yo te contara - Dijo Zelter mientras ayudaba a Paul a levantarse.

- Vaya, si que madrugas, esperaba poder adelantarme y despertarte de alguna manera graciosa - soltó una carcajada Paul

- Oye, eso es cruel, me conoces desde hace poco.

- No te lo tomes a mal hombre, es una broma - Le respondió mientras cogía unas manzanas que llevaba en la mochila. - toma, te servirán para coger fuerza, ya nos queda nada para llegar a la casa.

- Gracias - Mordió la manzana - Paul, perdona que te pregunte pero, ¿cuánto tiempo llevas aquí?

- Sobre... tres o cuatro semanas.

- ¿Cómo?, ¿pero tan poco tiempo?

- ¿Cuánto recuerdas haber estado tu aquí Zelter? - Paul miró seriamente a Zelter

- Pues... desde ayer, nada más.

- ¿Ves?, a eso me refería, nadie sabe como hemos llegado aquí, tampoco sabemos cuanta gente llega ni como llega. De momento me he encontrado con once personas, sin incluirte: tres de ellas han muerto por temerarias, cuatro se agruparon y no son muy amistosos y los otros cuatro son mis compañeros.

- Así que once... ¿A tus cuatro compañeros los conocías desde antes?

- No del todo - Dijo Paul con cara pensativa.

- ¿A que te refieres con no del todo?

- Digamos que cuando los vi, supe por una corazonada que debía juntarme con ellos. - Soltó una leve sonrisa. - Bueno, vayamos tirando ya que si no llegaremos a la hora de cenar.

Se prepararon y emprendieron de nuevo esa marcha hacia su destino, se pasaron hablando todo el camino, básicamente de lo que les gustaba, lo que les desagradaba y cosas para ir conociéndose mejor. El uno hacía reír al otro constantemente, era como si se conocieran de antes. Como si llevaran mucho tiempo juntos. A los cuarenta minutos de estar caminando Paul se paró en seco.

- Hey, espera aquí un momento, voy a enseñarte que especie vive por aquí cerca de nuestra casa - Se metió por un matorral y trepó un árbol ágilmente.

- ¡Paul! ¡Cuidado con tu brazo! - Vio que se alejaba por las copas de los arboles sin escucharle - Podrías hacerte más daño... Madre mía, mira que hay veces que es demasiado osado. - Recorrió su cabello con la palma de su mano mientras resoplaba - Pues nada, a esperar.

Después de unos quince minutos esperando Zelter ya estaba que se subía por las paredes. A pesar de que ya se lo había dicho mientras iban hablando por el camino, Zelter odia esperar mucho tiempo.

- La madre que lo parió - Volvió a resoplar con desesperanza.

- ¡Zelter! ¡No te enerves por favor! - Se oyó de un poco lejos

- Por fin, al final vuelves Paul - se levantó del suelo para volver a tomar el camino cuando quedo parado al ver a Paul - ¿Qué demonios llevas en la mano? ¿Es un pajaro?

- Más o menos, es un ave semejante a las gallinas, pero más grande y con más carne - Dijo mientras se le hacía la boca agua - Nosotros las llamamos Cauac.

- Eh... ¿Cauac? Nunca había escuchado ese nombre.

- Lo se, ¿original verdad?, lo bauticé yo mismo - Subió al ave como si de un trofeo de piedras preciosas se tratara mientras tenía una sonrisa enorme en el rostro.

- Vale, ¿y se puede saber como lo has cazado en tu estado?

- Ah, lo dices por lo del brazo. Los cauac viven en los arboles y se alimentan de diferentes frutas. Así que puse una manzana en el suelo para que bajara a buscarla.
Y, ¡zas! Me abalancé a sus piernas y ale, capturado. Lo siguiente fue dejarlo k.o y ya está.

- Vaya, eres bueno cazando. ¿Y todo eso lo has descubierto tu?

- Sí, junto a uno de mis amigos al cual le gusta mucho observar, lo apuntamos todo en un diario que tenemos, ya te lo enseñaré cuando lleguemos.

- Me interesa bastante, bueno, ¿retomamos el camino?

- Sí, vamos.

Después de estar caminando durante un corto período de tiempo se encontraron que los árboles empezaban a ser más altos hasta alcanzar los 6 metros de altura.

- Vaya cambio pega el bosque, ¿no? - Dijo Zelter

- La verdad es que sí - Rió Paul - Mira, por ahí está la casa, ya no queda nada - Dijo mientras señalaba hacia la derecha.

Enseguida alcanzaron su destino, era un árbol igual a todos los demás, pero si te acercabas podías ver como las hojas de la copa, a pesar de verse poco estaban dispuestas para no dejar ver lo que había arriba.

- ¿Cómo demonios subiremos Paul?

- Tranquilo hombre, mira - Estiró de una cuerda camuflada en el tronco y cayó una escalera- ¿Por algun casual sabes escalar Zelter? - Dijo burlandose.

¿Estás retandome manco? - Le dijo mientras le señalaba el brazo y reía.

Con un solo brazo tengo suficiente para ganarte - Dejó caer una media sonrisa desafiante

Intentalo, no habrá piedad.

Zelter se abalanzó a la escalera como si de su vida se tratara, pero recibió un empujón de Paul que lo lanzó unos pasos hacia atras mientras oía la diabólica risa de su rival, cuando logró restablecer el equilibrio miró hacia la escalera y vio que Paul estaba ya enzarzado en escalar rápidamente, a lo que le cogió del zapato y le pegó un tirón, sin resultado alguno, exceptuando que le quitó el zapato. Zelter se agarró a la escalera con ferocidad y empezó a trepar velozmente. Sin darse cuenta ninguno de los dos casi habían escalado hasta la copa, que eran unos 5 metros y medio. Zelter cogió del tobillo a Paul pero Paul logró escaparse pegando un tirón desde el final de la escalera.

¡Sí! ¡He llegado primero! Zelter, perdedor - Dijo mirándole con su sonrisa perversa.

Ah... - Suspiró Zelter mientras subía el ultimo peldaño con la cabeza gacha - Tu ganas...

Paul rió - Ahora conocerás a mis compañeros.

Se agacharon para pasar entre las hojas hasta una puerta de madera, no era muy grande, se notaba que la casa estaba bien camuflada a pesar de estar encima de un árbol. Paul abrió la puerta y Zelter pudo ver una especie de salón donde estaban esos cuatro a los que iba a conocer. Uno era alto, con la piel de un tono oscuro y muy robusto, luego había otro con una sonrisa mirando a los dos, era normalito: Pelo castaño, ojos marrones, nada que destacar. Giró la cabeza y vio al tercero, se le veía serio, pero una seriedad aterradora, su mirada era fría y penetrante. Y por ultimo la vió a ella, era pelirroja, tenía una preciosa sonrisa y cuando miró sus ojos perdió la compostura. Eran de un color azul cristalino. Se podía ver el alma de la chica reflejada en ellos... El alma más pura que jamás hayas visto.

InsomnioWhere stories live. Discover now