Día 2

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Día 2: Primer beso.

¿Confusión? ¿Vergüenza? ¿Miedo? ¿Felicidad? ¿Nervios? No lo sabían, ninguno de los dos era capaz de definir en una sola palabra todas las emociones que recorrían sus cuerpos.

Ambos eran capaces de sentir aquel hormigueo en el estómago a causa del simple roce de sus labios, percibían lo nerviosos que se encontraban pues sus movimientos torpes y dudosos les delataban, pero también les invadía una felicidad que ni ellos mismos creían haber presenciado antes.

Después de un rato, ambos se separaron tímidamente mientras mantenían los ojos cerrados. Ninguno quería abrirlos y encontrarse con la mirada del otro, simplemente no querían hacerlo porque temían la reacción que su contraparte tendría.

¿Por qué lo habían hecho? ¿Habría sido por impulso, para molestar al otro o simplemente porque sus sentimientos necesitaban ser expresados en lugar de permanecer ocultos como siempre? No lo sabían o más bien, no querían enfrentar la realidad.

El primero en atreverse a abrir los ojos fue Atsushi, quien tímidamente, se alejó con la mirada baja. Akutagawa imitó el gesto por inercia y una vez que se habían alejado lo suficiente, decidieron encarar al otro.

-Y-Yo...este...-balbuceó el menor sin siquiera saber qué decir o cómo justificar sus acciones.

-Tigre...-murmuró el azabache tratando de ocultar toda su vergüenza. -¿Sabes qué fue lo que hiciste? -preguntó con su profunda voz de frente.

-¡Por favor no me pegues! -pidió el otro mientras cubría su rostro con su cara. -Fue mi error, mi culpa, soy un tonto pero por favor, ¡no me pegues! -insistía nervioso una y otra vez.

Akutagawa se quedó observando aquella escena unos cuantos minutos hasta que una vez fastidiado, tosió un poco y se acercó nuevamente al rostro del peli blanco.

-Cierra los ojos. -ordenó.

-F-Fue un accidente, lo juro. -dijo Atsushi intentando que no le lastimara.

-Que cierres los ojos, necio. -vociferó nuevamente y el agente obedeció al notar el enojo detrás de sus palabras.

Una vez que lo hizo, el moreno analizó cada facción de su rostro y pudo notar lo tenso que estaba. Sonrío ante aquella vista que tenía, le gustaba ver de esa manera a su rival.

Lentamente se acercó hasta quedar a escasos centímetros de sus labios. Sintió la respiración del otro cerca de su rostro y en ese momento, él mismo se tensó. Tomó tímidamente el mentón del otro y tratando de controlar su ritmo cardiaco, se atrevió a besar al chico.

Como era de esperarse, Atsushi le correspondió torpemente, buscó su mano y la entrelazó con la suya. Tardaron  un poco en llevar un ritmo, pero en aquel beso, ambos pudieron confirmar que sus sentimientos iban más allá que una simple enemistad, sino que era un amor sincero, ingenuo y tímido.

Finalmente, Akutagawa se separó de los labios que hace unos cuantos segundos habían sido unidos con los suyos y desvío la mirada.

-¿Sigues creyendo que fue un accidente? -dijo mientras hacía un enorme esfuerzo para que su voz no delatara su inseguridad.

Atsushi sonrío al oír eso y nuevamente buscó su mano sujetándola fuertemente. Aquellas palabras eran lo único que necesitaba para armarse de valor.

-Claro que no. -le contestó y ahora fue su turno de besarle.

Shin Soukoku WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora