Los trenes pasan,
pasan,
y pasan.
No cojo ninguno.
Una vez me dijeron,
que algunos trenes solo pasan
una vez en la vida y posiblemente
el mío ya pasó hace mucho.
Me subo en el siguiente tren que pasa,
sin mirar el destino,
y ahora que me he dado que la última parada
era tu corazón,
no quiero irme nunca más,
porque aquí me siento como en casa.