El héroe, la Dama y el Cadáver.

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La noche estaba llegando a su fin, eran las 4 de la madrugada y gran parte de Linca estaba despierta. Algunos lloraban la muerte del joven valiente, unos gritaban su nombre (Valente), un nombre apropiado para alguien que murió tratando de salvar la situación.

James se encontraba arriba de un tejado viendo a la gente interrogando a la chica cuyo vestido aún estaba manchado de sangre. Algunas personas trataron de hacerle preguntas a él, pero simplemente no estaba de humor, acababa de presenciar la muerte de un tipo al que no conocía pero eso no lo hacía menos triste.

«Ciertamente se sabe quien es fuerte cuando mientras todos lloran alguien se seca las lágrimas»

Llego el alba como un suave y caluroso beso de una madre esperando que su hijo se mejore. Era Sábado, no había escuela, ¿quién querría ir a la escuela después de eso?.

James trato de ignorar el revuelo del pueblo y quedó dormido en ese tejado, no sabía de quien era la casa y tampoco le importaba.

Aproximadamente 5 horas después, a las 9 de la mañana, llegó un tipo alto, cabello rizado y negro como la noche, era el mejor amigo de James, un experto en encontrarlo. Como todo amigo normal, despertó a James con unas cachetadas seguido de una risotada que se pudo escuchar hasta el bosque.

A James no le gusto mucho pero era mejor eso a que lo aventaran del techo, algo que ya había hecho en otra ocasión.

-¿Qué hora es, Rizitos de lodo?.-

-¿Ves que tenga reloj, héroe de Linca?.-

-Ahora que soy un héroe podrías ser mi ayudante, yo seré Batman y tú seras Batichica.- No era una plática muy inteligente pero era una típica plática ente mejores amigos.

-Preferiría ser Flash, claro, si no le importa a Lord Batman.-

-Preferiría comer algo, ¿ya está el mercado?.- James de levantó y empezó a estirarse, se tiene que estar preparado para robar.

-Hoy tengo ganas de algo ligero, ¿Qué tal fruta?.- dijo Rizitos de lodo.

-Fresco, sencillo, me gusta.-

Ambos amigos bajaron del tejado de un brinco, algo peligroso pero años de experiencia dan práctica para no quebrarte las piernas. Llegaron a un puesto de fruta en medio del tumulto, pensaron en la distracción y la llevaron a cabo.

-¡Ese señor esta corriendo con una billetera!- Gritó un joven de estatura alta y cabello rizado. Esa era su mejor táctica, que James distrajera la multitud y Simón robara.

El vulgo empezó a murmurar mientras un joven de cabello dorado vestido con un abrigo (Robado) que le daba espacio para robar, salía de la calle principal con varías carteras de personas descuidadas o confiadas en la seguridad, ese joven había sido considerado héroe hace pocas horas.

«Que poco dura la bondad»

Quizá sea porque las buenas acciones no te dan de comer, o quizá simplemente porque a un huérfano le da hambre. Nadie te dará de comer sólo por tener hambre, nadie se quitará el pan de su boca para dártelo a ti, debes de arrebatárselo.

30 minutos después de esa escena, James y Simón (Su mejor amigo de pelo rizado) se encontraban en la entrada del bosque a las afueras de la ciudad contando el dinero, con el estómago lleno de fruta y tres carteras en sus manos, pintaba a ser un buen día.

«Que hermoso llega a ser un día cuando simplemente piensas que es un buen día. »

Juntaron dos montones de 70 Euros (Hasta ese número sabían contar) y uno de 34. Tenían el dinero suficiente para comprar comida decente por un buen tiempo, pero robar era más divertido. El dinero que juntaban lo guardaban en una caja enterrada en un lugar del bosque que sólo ellos conocían. Tenían el plan de juntar un millón para cada quien y largarse de ese pueblo que sólo les trajo sufrimiento.

A veces le daban dinero (No mucho) a las personas que en realidad lo necesitaban, Niños de la calle, No huérfanos (Todos lo huerfanos de la ciudad tenían "Su propio club" llamado "Alone Soul", lo sé parece una organización de súper villanos, pero lo único que hacen es.... Exacto, robar.), Personas de tercera edad o madres solteras.

No los consideren héroes, no daban más de 40 euros al mes, su ayuda se podría considerar limosna.

A la mitad de la tarde, fueron a la iglesia del pueblo a darle al padre 10 euros. No les importaba ayudar a la iglesia ni mucho menos a su Dios, sólo se les hacía divertido que el Padre Hans les rechazara el dinero.

-Hola Padre,- dijo James- Traemos una ofrenda para Dios.

-Hola pequeños traviesos,- Contestó el Padre- ¿Tan temprano vienen a atormentarme?.- dijo sentándose en la banqueta para tener una plática más respetuosa.

-Queremos ayudar. -Dijo Simón que se sentó en el piso con los pies cruzados.

-Si quieren ayudar, ¿Por qué no vienen a misa algún día?, eso me ayudaría mucho.-

-¿Por qué no podemos ayudar con dinero?, eso es lo importante.- contestó James que seguía parado.

-Porque no es dinero ganado limpiamente, ya sé de sus travesuras.-

-¿Y eso qué tiene?, usted no lo robó.- contestó Simón.

-Pero sé que es robado, eso sería igual de malo, mejor vengan a misa el domingo, no perderán mucho tiempo, quizá hasta les guste.- Dijo el padre Hans algo desesperado pero con una sonrisa imborrable.

-¿Y qué hacen en misa?.- Preguntó James sin interés.

-Hablar de Dios, rezar, orar por la gente que ocupa ayuda, cosas así.-

-¿Por qué en lugar de orar por la gente mejor van y la ayudan de verdad?, eso sería mejor, y ayudarían de verdad.- Protestó James.

-Son muy chicos para entender, pero el mundo es demaciado grande, no puedo ir y darle pan a todos lo hambrientos, o agua a todos los sedientos, eso está fuera de mi alcance, dejo todo a cargo de alguien más poderoso que yo.-

-Pero, sí Dios puede hacerlo- comentó Simón- ¿Por qué no lo hace?.-

-Como dije son demaciado chicos. Bueno, en fin, ya es tarde, deberían ir a casa, al menos que quieran pasar la noche aquí.- dijo el padre levantándose de la banqueta con algo de esfuerzo y entrando a la iglesia, no sin antes guiñarles el ojo y darles una sonrisa de despedida.

Regresaron al bosque.

Llegó la noche de nuevo, y la capa fría de la oscuridad los cubrió, seguían en el bosque hablando de tonterías para variar, en el pueblo la gente iba despareciendo, ¿Quién quisiera estar fuera de su casa cuando hay locos sueltos en el bosque?... La verdadera pregunta sería, ¿Por qué seguían en el bosque sabiendo las consecuencias?.

Las estrellas resplandecían en el cielo diciéndoles que el día, aun que ya era noche, no había terminado.

-Tengo frío.-Dijo Simón después de minutos de silencio.

-Toma el abrigo, yo estoy bien.- le aventó el abrigo a la cara sin despegar la vista del brillo de las estrellas.

-Tengo hambre.-

-Ahí hay algo de fruta.-

-Tengo miedo, estúpido, quiero ir al pueblo.- Era lógico, en ese bosque hace menos de 24 horas, habían asesinado a alguien y James estuvo presente.

-Eh... Pues ve, donde duermas me tiene sin pendiente- Contestó James algo molesto, le molestaba que la gente tuviera miedo y lo admitiera- Pero si no me encuentras mañana será tu culpa. -Dijo bromeando tratando de que no notara el tono amargo de su voz.

-Eres un Estúpido - Simón se paró y aventó el abrigo- ojalá vengan a por ti los locos del bosque, héroe.- En realidad el no deseaba que eso pasara, era una amenaza de niños.

«A veces deseamos cosas sin pensar que arriba hay "un ser divino" que nos juega bromas con esas palabras».

Bosque De EmocionesWhere stories live. Discover now