Capítulo 3: Caballos

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Meses atrás había acudido a una competencia de equitación.

Gedeon, mi mejor amigo era amante de los caballos y había tratado en vano de enseñarme a montar, por supuesto lo intenté un par de veces siempre que el guiara al caballo de las riendas, la única vez que lo soltó me puse tan nerviosa que lo espoleé con el pie sin darme cuenta y el animal corrió tan rápido que Gedeon y cinco empleados de la caballeriza tuvieron que alcanzarnos para detener al caballo.

_¡Sol deja de gritar! _ decía Gedeon cuando trataba de emparejarse conmigo _ ¡lo estás asustando!

_¡No puedo! ¡Haz que pare! _ gritaba en cambio mientras sentía que el animal apresuraba el paso cada vez más.

En eso pensaba justo ahora que el extraño de los ojos azules acariciaba un enorme corcel negro que había salido de la nada después de aquel silbido. Nunca había visto un caballo parecido, era mas grande de lo normal, su pelaje era de un negro tan profundo que parecía rojizo bajo la luz de ese desierto helado, sus patas lucían fuertes, esbeltas y ante todo resaltaban sus ojos...

_Sube ahora_ escuché decir a Ville.

Miré al extraño de ojos azules pero no me moví, regresé la vista hacia el hermoso animal, directo a sus ojos. ¡Estaba mirándome! Eso era cierto, y sus ojos me recordaban algo... o a alguien... pero....¿a quién?

_¿Me estás escuchando?_ Ville me sacó de mis pensamientos_ no podrás salir de aquí a pie, es mejor que subas.

El miedo regresó a mi.

De inmediato recordé la escena con Gedeon y me congelé, permanecí con los ojos fijos en el animal, incapaz de moverme debido al miedo que me provocaba la idea de volver a montar.

_Creó que deberé hacerlo yo_. No tuve tiempo de reaccionar, pues un segundo después de pronunciar estas palabras Ville me tomó entre sus bazos y de un salto montó sobre el majestuoso animal que sólo notar nuestro peso encima, comenzó a correr a una velocidad increíble, tan rápido que me era imposible escuchar el ruido de los cascos sobre el suelo. El miedo me embargó de nuevo y cerré los ojos con fuerza mientras hundía mi rostro en el pecho de aquel desconocido, cuyo aroma, ahora que estaba totalmente adherida a su cuerpo, me resultaba tan familiar. Inconscientemente estiré mis brazos y los llevé a su cuello, a su espalda, y me sostuve con fuerza, como si mi vida dependiera de qué tan fuerte me anclara a su cuerpo, Ville pareció notarlo ya que me rodeó fuertemente con el brazo izquierdo mientras con el derecho jalaba la rienda del animal nuevamente, el caballo aumentó aún más la velocidad y yo, incapaz de moverme, apreté los párpados.

_¡Rebecaaaaa!

El grito estaba cerca, azuzé a mi caballo para que corriera màs y màs rápido, ¡tenia que alcanzarlo!, un relincho en la cercanía me anunció que estaba a punto de encontrarlos. Arboles, ramas y màs ramas, y otra vez los gritos...

_¡Rebecaaaaaa!

_¡Niiiiiiick!, ¡ya voy Nick! ¡Resisteeeee!_ los árboles por fin se quedaron atrás y pude ver sólo a unos metros de mí la pequeña figura de Nick, aterrado, montando el enorme corcel negro que parecía no querer detenerse por nada del mundo. Espoleé a mi caballo hasta emparejarme con Nick y pude entonces ver el terror en sus ojos, las lágrimas recorriendo su rostro de niño mientras se aferraba con fuerza al lomo del animal, recargado por completo en él, con sus manitas a cada lado mientras lloraba, lloraba...

_¡Nick!_ dije mientras trataba de mantener el equilibrio en mi corcel_ ¡toma mi mano! _ y la acerqué a él entre el relincho de los caballos y el polvo de los cascos, y el terror del momento y las lágrimas incontenibles de ese pequeño niño_ ¡toma mi mano!.

Nick estiró su bracito, aún con el miedo en los ojos y sin dejar de aferrarse al lomo del caballo su pequeña mano trató de alcanzar la mía, yo me estiré, traté de acercarme más y más hasta rozar sus temblorosos dedos. Entonces lo escuché, aquel sonido, y miré hacia el frente justo en el momento en que mi caballo frenaba el paso y cambiaba de dirección, llevándome hacia otro lado, al lugar opuesto, separándome de Nick.

_¡Noooooooo!

_¡Rebecaaaaa!

_¡Niiiiick!

Y el terror me paralizó, el sonido del agua, del río, del precipicio frente a nosotros, de los cascos de mi caballo deteniéndose en la hierva y del caballo de Nick, relinchando, tratando en vano de detenerse, perdiendo el suelo y cayendo, lentamente, sin posibilidad de salvarse, llevándose consigo el pequeño cuerpecito de Nick a sus espaldas, perdiéndose de mi vista mientras yo corrìa tratando de alcanzarlo, de llegar a él antes de perderlo de vista sin atreverme a mirar al precipicio, rogando por no escuchar ese sonido, el sonido del agua chapoteando, dejando en claro que había recibido el impacto de algo, de un cuerpo, de dos cuerpos, un corcel y un pequeño humano.

_¡Niiiiiiiiiiiiiiiiiick!_ caí sobre la hierva.

_¡Niiiiiiiiiiiiiiiick!

_¡Despierta! _ una voz se escuchó a mis espaldas, perdí el habla_¡Despierta!_ dejé de sentir la húmeda hierba bajo mis manos y aún con las lágrimas en las mejillas miré hacia atrás, hacia el vado verde por el que minutos atrás cabalgaba tras Nick, y entonces lo ví_¡Despierta!

Desperté.


_¡Me has dado un susto de muerte!_ Villle se encntraba frente a mi muy cerca de mi rostro, sus ojos azules acapararon mi atención mientras volvía a la realidad y hacía conciencia, conciencia de mi respiración agitada, de la suavidad en mi espalda y bajo mis manos, de la humedad en mi rostro y del nuevo paisaje, iluminado, madera y luz del día, ¿una habitación?, sí, una habitación de madera y luz de día entrando por la ventana, y yo sobre una cama, aún recostada y con gotas de sudor escurriendo por mi frente. El prado, la hierba, el sonido del agua... todo había desaparecido y había sido remplazado por ese extraño de ojos azules y cabello negro...¿había sido un sueño? ¡todo parecía tan real! Comencé a respirar de forma agitada mientras Ville hacía ademán de ayudarme a recostarme de nuevo, ¿Cómo habíamos llegado ahí?...

_¡Tranquila!_ dijo él, y su voz se escuchaba pausada y serena_ tuviste una pesadilla, todo está bien.

Pero no lo estaba.

Había salido de una pesadilla para despertar en otra, una en la que me encontraba en un lugar desconocido frente a un extraño y terriblemente apuesto también desconocido que me había llevado a una habitación de algún lugar de ese mundo nuevo al que había llegado sin saber cómo. ¡Dios! Mi cabeza estaba a punto de estallar, ¿Qué estaba sucediendo? Comencé a temblar.

_Sol_ la voz de Ville otra vez me devolvió a la realidad, a sus ojos_ tranquila, todo está bien, estás a salvo... ¡sí que me diste un buen susto!

_¿Qué sucedió?_ pregunté dando tiempo a que mi respiración se relajara.

_Tan pronto subimos al corcel te desmayaste, ¡debiste haberme dicho que tenías fobia a los caballos!_. Mi respiración comenzaba a normalizarse, mi pulso se relajaba, poco a poco volví a la realidad, Ville me acercó un vaso de agua y bebí un sorbo.

_¿Dónde estamos?_ pregunté más tranquila

_En mi casa_ contestó el sonriendo y sentándose a lado de mi en un taburete que hizo ruido al sentir su peso _ no podía llevarte a otro lugar, estabas inconsciente y los demás comenzarían a hacer preguntas...

_¿Preguntas?

_Sí, de ti.

_¿Qué preguntas?

_Las mismas que comenzaré a hacer en este momento_ dijo él al tiempo que su mirada se tornaba seria y sus ojos azule se tornaban diferentes, grises y sombr, íos_. ¿Quién eres tú en realidad, Sol?_ preguntó mientras colocaba una mano bajo su barbilla y me miraba de forma profunda, acusadora.

No supe que contestar.


Ojos azules y soles rojosWhere stories live. Discover now