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Aparecí en frente de Reiner, los dos estábamos sudados y cansados por el entrenamiento así que juntos nos fuimos a la ducha. Mientas me duchaba pensaba en lo que Ymir me había dicho, que de cierto habían en aquellas palabras.

-Reiner está enamorado de krista, pero yo creo que es Gay y que tú le gustas.

Yo pienso que solo es porque quiere que deje de estar pendiente de Krista, a mi parecer él está enamorado de ella y por alguna extraña razón duele.

Me voy a ir a la cama pensando en eso sin parar cuando Reiner se me acerca y me pide hablar a solas con él.

-¿Ya se lo has dicho a Annie? -Pregunta con su mirada seria pero pícara.

-¿El qué? -Intento hacerme el loco e intentar que mi buen amigo no siga por ahí-

-Eso de que te gusta. -Contesta levantando las cejas repetidas veces.-

Por extraño que parezca esta vez no me ruborizo y me quedo pensando en que mi corazón no late como antes cuando pensaba en ella.

-No me gusta, deja esas idioteces. -Le replico.-

-¿Ah no? Yo pensaba que sí, la miras de una manera... tipo violador de la pradera. - Dice, y se ríe.-

-No digas esas cosas, a ti te gusta Krista ¿Verdad? Ymir me lo admitió. -Contraataco sacando el tema de mis pensamientos.-

Pero solo logro sacarle una gran risa que hace que mi corazón y todo mi ser se estremezcan.

-¿Qué tontería es esa Bert? A mi Krista no me gusta. Me gusta otra persona.

De nuevo mi corazón late, de una manera sobrenatural, a un ritmo acelerado con el cual presiento que me voy a caer. Al momento descubro que es ilusión y esperanza, hay rumores sobre que Reiner es homosexual. Vuelvo a mis pensamientos mientras él me mira con cara de loco y pienso en la posibilidad de gustarle, al momento la cosa que me da vida vuelve a batir con fuerza, dándome a entender que Reiner me gusta.

Me fijo en él y en su rostro, unos ojos pequeños con el iris de un color amarillo, recuerdo que mi color favorito es ese y que justamente le hace juego con su pelo rubio. Tiene una gran nariz y lo hace ver muy varonil, junto a esa mandíbula. Sin evitarlo mis ojos pasan a sus brazos y pecho y me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado, de cómo empezó siendo un niño sin talento alguno ha logrado convertirse en el chico que hoy en día es. Sigo bajando y la imagen suya desnudo en la ducha me atormenta, recuerdo que me estaba mirando y que estaba hablando con él.

Levanto mi mirada que se cruza con la suya, intento poner una expresión neutral pero me sonrojo. Se da cuenta y no hago otra cosa que empezar a correr hacia las habitaciones, donde busco mi cama y me meto dentro. Nuevamente su imagen en la ducha vuelve y me quedo dormido con esa imagen en mi cabeza.

Me levanto al día siguiente y lo primero que veo es que todos están durmiendo a excepción de él, por lo que decido acercarme.

-Buenos días, Reiner.

-Buenos días, Bert.

El me coge de la muñeca y me tira a su cama, lo tengo a unos centímetros de mí y pienso en besarle pero no tengo el valor. Cierra los ojos, por lo que supongo que querrá dormir. Admiro de nuevo su rostro y nuevamente pienso en besarle.

Me aseguro que está durmiendo y le doy un suave beso en la mejilla, luego le doy otro y este es el los labios. Cierro los ojos con fuerza y me asusto cuando una mano me coge por la cabeza profundizando mi beso con él. Nos separamos y el abre sus ojos, mirándome con una expresión rara.

-¿Ves cómo eres un violador de la pradera? -Me dice mientas sonríe y vuelve a acercarse a mí para besarme.-

Lo esquivo, Connie se acaba de despertar y no sería bueno que nos encontrara así.

-Luego terminamos esto. -Dice Reiner, cosa que no entiendo.-

Me visto y salgo con los demás a entrenar. Maldito Reiner, hace cosas raras desde que lo besé en la mañana.

Primero no deja de agacharse y mostrar ese culo que tiene, me pone miraditas y a veces empiezo a sentir calor. Maldito Reiner. Lo odio en este momento peor no puedo dejarlo de amar.

Lo sé, me ha pillado varias veces mirándole el culo o mirándole directamente, aunque cuando giro mi mirada se ríe y nuevamente hace algo con lo cual me quedo con la mandíbula por el suelo.

Hoy terminamos pronto y a mí me parece el día más largo del mundo cuando Reiner en la comida se sienta a mi lado tan tranquilamente.

Quería evitarlo durante todo el día, pero el maldito me sigue poniendo la excusa de que siempre comemos juntos. Intento sentarme a la otra punta y de nuevo pone la excusa de que tenemos que hablar.

Estamos en una esquina separados del resto de los compañeros. Él está enfrente a mí y de cara a los demás.

-¿Vas a decírmelo? -Pregunta sin vacilar.

-¿El qué? -Intento pasar del tema.-

-Lo de esta mañana y de las miraditas de todo el día.

Justo como esperaba, una respuesta a la primera. Directo.

-Fue sin querer, fui a dormir y...

-Bert, soy gay.

Bert, soy gay!Where stories live. Discover now