Yo la culpé, como se merecía, de haberla provocado ella misma, y terminé diciendo que esperaba que él seguiría el ejemplo del señor Linton y evitaría futuras interferencias con su familia, para bien o para mal.

—La señora Linton está ahora convaleciente —dije—. No volverá a ser la que fue, pero su vida se ha salvado, y, si usted siente realmente algún afecto por ella, tiene que evitar volver a cruzarse en su camino. Aún más, debiera usted salir del país definitivamente, y para que usted no lo lamente le informaré de que su Catalina Linton es tan distinta de su antigua amiga Catalina Earnshaw, como esta señora de mí. Su aspecto ha cambiado mucho, pero su carácter mucho más; y la persona que está destinada, necesariamente, a ser su compañero, mantendrá su cariño de ahora en adelante, por el recuerdo de lo que una vez fue, por simple humanidad, o por sentido del deber.

—Es posible —observó Heathcliff, esforzándose por parecer tranquilo—; es muy posible que tu amo no tenga nada en qué apoyarse sino pura humanidad o sentido del deber. ¿Pero te imaginas que yo puedo abandonar a Catalina al deber o la humanidad de Linton? ¿Y puedes comparar mis sentimientos respecto a Catalina con los de él? Antes de que salgas de esta casa tengo que sacarte la promesa de que me procurarás una entrevista con ella: consientas o te niegues, yo la veré. ¿Qué dices?

—Digo, señor Heathcliff, que no debe, que nunca lo hará por mi mediación. Otro encuentro entre usted y el amo acabaría por matarla.

—Con tu ayuda esto se puede evitar, y si hubiera peligro de tal cosa, si fuera él la causa de añadir una pena más a su existencia... bien, creo que estaría justificado que yo llegara a un último extremo. Quisiera que fueras lo bastante sincera como para decirme si Catalina sufriría mucho si le perdiera; el temor de que así fuera es lo que me contiene: ya ves la diferencia entre nuestros sentimientos. Si él estuviera en mi lugar y yo en el suyo, aunque le odiara con un odio que convirtiera mi vida en hiel, nunca hubiera levantado la mano contra él. Puedes no creerme, si quieres, nunca le hubiera echado de su compañía, mientras ella la deseara. En el momento en que el afecto desapareciera, yo le hubiera arrancado el corazón y bebido su sangre. Pero hasta entonces —si no me crees es que no me conoces— me hubiera dejado morir a pedazos antes de tocar un solo pelo de su cabeza.

—Sin embargo —interrumpí—, no tiene usted escrúpulos de destruir toda esperanza de su completo restablecimiento, introduciéndose en su memoria, ahora que ya casi le había olvidado a usted, y envolverla en un nuevo tumulto de discordias y disgustos.

—¿Tú crees que casi me ha olvidado? Neli, tú sabes que no. Tú sabes tan bien como yo, que por cada pensamiento que le dedica a Linton, me dedica mil a mí. En la época más desgraciada de mi vida tuve una idea de este tipo; me asediaba el verano pasado cuando volví a esta tierra, pero sólo si ella me lo asegurara podría admitir de nuevo tan horrible idea. Entonces Linton no sería nada, ni Hindley, ni todos los sueños que alguna vez soñé. Dos palabras comprenderían mi futuro: muerte e infierno. La vida, después de haber perdido a Catalina, sería infierno. Fui un loco en imaginarme, ni por un momento, que ella valoraba el cariño de Edgar Linton más que el mío. Aunque él la amase con toda la fuerza de su mezquino ser, no la amaría tanto en ochenta años como yo en un día. Catalina tiene un corazón tan profundo como el mío: tan fácil sería meter el mar en aquella artesa como que todo el cariño de Catalina fuera acaparado por él. Apenas la quiere poco más que a su perro, o a su caballo. No está en su poder que le ame como a mí. ¿Cómo puede amar en él lo que no tiene?

—Catalina y Edgar se quieren como cualquier pareja se puede querer —gritó Isabela con repentina vivacidad—. Nadie tiene derecho a hablar de esta manera y no voy a escuchar en silencio que se desprecie a mi hermano.

—Tu hermano te quiere a ti muchísimo, ¿no es verdad? —observó Heathcliff con sorna—. Te echa al mundo a la deriva con sorprendente presteza.

Cumbres borrascosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora