Capítulo 1.

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La alarma sonó despertándome de golpe. Dios mío, como odio ese maldito sonido. Me levanté de la cama y me metí directamente a la ducha.

Me duché rápidamente y me vestí con una camiseta blanca básica y una chaqueta negra seguida de unos vaqueros y unas convers del mismo color que la chaqueta. Me sequé el pelo y me lo alisé lo más rápido que pude, ya que tardaba bastante en alisar mi melena pelirroja. Me puse un poco de maquillaje y ya estaba lista. ¿Lo estaría Damon? Sinceramente, no lo creo.

Hoy era mi primer día en la universidad de Whithmore, y mis hermanos se negaron a que me quedara en un dormitorio del campus, así que se ofrecieron a llevarme, bueno, Damon se ofreció a llevarme. Yo podría perfectamente ir, tengo carnet de conducir pero ninguno de los dos me dejan coger un coche, se creen que voy a estamparme contra el primer árbol que vea y morir en el acto.

-¡Damon abre la puerta! - Grité desesperada. Me esperaba esto, Damon mucho dice pero luego mira, ni se levanta de la cama el maldito.Llevo diez minutos esperando y nada.

-¡Que te den! - Grité mientras me giraba para irme a buscar a Stefan. De repente la puerta se abrió, dejándome ver a una Elena algo despeinada y vistiendo únicamente una camiseta negra de manga corta de Damon.

-Diana lo siento, Damon dice que en unos minutos saldrá. - Dijo Elena mientras me miraba algo avergonzada.

-No gracias, ya me las apañaré, he perdido demasiado tiempo esperándole. - Me giré de nuevo y bajé las escaleras de esta enorme casa. Elena no dijo nada, y tampoco esperaba que lo hiciese.No es que nos lleváramos mal, pero sinceramente a mí no me caía especialmente bien después de enterarme de lo que hizo con mis hermanos.

Primero estuvo con Stefan y luego a Damon, destrozando el corazón de mi hermano. Cualquier persona diría que esas cosas pasan, que no lopuedes controlar, y yo lo entiendo, pero cuando ves a tu hermano sufrir durante bastante tiempo al verla con Damon te da igual todo y la odias sin querer. Me gusta que Damon sea feliz, pero no me gusta ver a Stefan triste.

-¡Stef ! - Grité esperando que mi hermano apareciese por arte de magia, y como no, así lo hizo. Esta casa más que una casa era una mansión. La decoración era algo antigua para mi gusto, pero tenía su encanto. Nos comunicábamos a gritos, bueno yo sola, porque nunca encontraba a nadie, siempre están todos desperdigados por ahí.

-Chillando desde por la mañana, que buen despertar. - Dijo Stefan mientras se apoyaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados,con una sonrisa de oreja a oreja.

-Ya me conoces. ¿Me puedes hacer un favor? - Pregunté esperanzada.

-¿No te hago favores siempre? - Preguntó levantando una ceja. Vale sí, Stefan siempre me consentía, mientras que Damon siempre tenía queja para todo lo que hacía. Vivía con un constante ''Ni lo sueñes Diana'' en la boca.

-Por eso eres mi favorito. - Susurré como si fuese un secreto, pero que en realidad era una broma. Los quería por igual, pero me gustaba molestar de vez en cuando a Damon.

-Ya lo sabía. - Sonrió triunfante mientras cogía las llaves de su coche y comenzaba a caminar hacia la puerta de la entrada.

-Oye como sabes que .. - Iba a preguntarle que como sabía lo que leiba a pedir pero me cortó antes de terminar la frase.

-Diana, tus gritos maldiciendo a Damon por no llevarte a la universidad se han escuchado hasta en Nueva Orleans, menos mal que no tenemos muchos vecinos cerca, seguro que ya se habrían quejado de ti. - Contestó sin más saliendo de casa.

-Oh vamos, tampoco ha sido para tanto. - Dije mientras corría para seguirlo.

-Ya claro. - Se burló mi hermano mientras se montaba en su adorado y querido porsche rojo.

-Si no fuese tan capullo por dejarme tirada no hubiese gritado tanto.- Contesté mientras me subía en el lado del copiloto.

-La próxima vez ya sabes a quién pedírselo. - Stefan arrancó el coche y comenzó a conducir dirección Withmore.

-Elena debería dormir en su casa, cada vez que viene lo distrae y mira, salgo perjudicada yo. - Refunfuñé mientras miraba por la ventana del coche.

-No seas infantil Diana, Elena no tiene la culpa de que Damon sea un vago. - A mi hermano se le cambió el rostro al pensar en Elena y eso me molestó bastante.

-Deja de defenderla Stef, no lo hagas conmigo. - Stefan se quedó callado y siguió conduciendo.

Veinte minutos más o menos Stefan aparcó en la puerta de la universidad.

-Vaya, solo llego tarde 15 minutos, un record. - Dije irónica mientras me bajaba a toda velocidad del coche.

-Bastante que no has llegado 2 horas tarde, deja de quejarte tanto. -Sonrió Stefan al verme un poco enfadada por llegar tarde.

-La próxima vez cogeré el Mustang de Damon. - Amenacé mientras me ponía la mochila lista para irme.

-Estoy deseando verlo. - Se burló Stefan mientras arrancaba y salía disparado.

-Idiota. - Susurré mientras entraba y buscaba mi clase. Me costó como otros diez minutos más encontrarla, así que finalmente tuve que preguntar a una mujer de mediana edad que pasaba por los pasillos, al verme sola y perdida se apiadó de mí y fue incluso amable.

Llamé a la puerta ante la mirada fulminante del profesor y la de curiosidad de los alumnos.

-Pase y siéntese, señorita Salvatore. - Me extrañé por como se supo mi nombre sin yo haberme presentado ni nada, pero le hice caso y busqué un asiento entre la masa de alumnos que había.


Tras cinco horas más de sufrimiento las clases terminaron por hoy, así que salí con una sonrisa del edificio. Nada más salí visualicé algo que llamó mi atención.

-Desgraciado. - Susurré mientras con grande zancadas me acercaba a él.

-Vaya, esa chaqueta te queda genial. ¿Y ese pelo? ¿Te has hecho algo en el pelo? Te queda bastante bien. - Damon se encontraba apoyado en su Ford Mustang del 60 mientras me esperaba. Sabía que estaba enfadada con él, por eso había traído su culo hacia aquí.

-Cállate. - Gruñí mientras me paraba enfrente de él.

-Oh vamos, estás haciendo un drama de esto nada propio de ti. - Dijo sarcásticamente.

-El sarcasmo no te pega Damon. - Contesté mientras me cruzaba de brazos.

-Vaya que no, es mi mejor arma. - Movió las cejar de arriba a abajo haciéndome soltar una pequeña carcajada.

-Si, está claro que a Elena Gilbert le gusta mucho el sarcasmo. -Contesté mientras le miraba fijamente, transmitiendo lo mucho que me molestaba la presencia de su novia.

-No sabes cuanto. - Respondió Damon mientras la sonrisa no se le quitaba de la cara. Nunca quería tocar ese tema conmigo, siempre que lo sacaba lo desviaba como podía.

-Que asco. - Dije mientras le quitaba las llaves de su coche.

-¿Que crees que haces? - Preguntó confundido.

-Este es tu castigo, es lo que hay. - Respondí con una sonrisa mientras abría la puerta del coche.

-Maldito el día en que .. - Susurraba mientras se montaba en el lado del copiloto.

-¿Que decías? - Pregunté aun habiendo escuchado perfectamente lo que estaba diciendo.

-Nada. - Resopló mientras arranqué y nos dirigíamos a Mystic Falls de nuevo.



Diana Salvatore.  [PAUSADA]Where stories live. Discover now