2. Vault

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Noté el aire frío chocando contra mí. Estaba en movimiento, pero no era yo quien se movía. Abrí los ojos y vi el cielo estrellado, ¿seguiría en aquella sala o seguía soñando y era todo una ilusión?. Tenía el cuerpo destrozado, aún así noté que alguien me llevaba en sus brazos, me giré un poco sobre ellos y observé su cara.

-¿Has despertado?.

El hombre con el pelo azul paró su marcha. Después de todo no había sido una pesadilla. Estaba furiosa, todo lo que había ocurrido en la sala de las Estrellas podría haber sido diferente si ninguno de ellos hubiera aparecido.

-¡Suéltame!_ grité, mientras intentaba deshacerme de él sin resultado.

-¿Eso es lo que quieres?_ preguntó mirando hacia abajo.

Estábamos levitando, el verde bosque que teníamos abajo era la prueba de ello. El miedo me invadió y me aferré con fuerza a su cálido cuerpo y enterré mi cara entre sus ropas para que no me viera.

-Escucha, muchacha, vamos a ir una aldea llamada Vault y pasaremos unos días allí. Te llamabas Mia, ¿verdad?. Si alguien te pregunta eres mi hermana, ¿de acuerdo?.

Continuó volando entre los bosques, los prados incluso sobre mercaderes con sus carromatos llenos de comida o artilugios para vender de aldea en aldea. Aproveché y miré hacia las espaldas del hombre, estábamos dejando Tale atrás, y lo peor era el Monte Aleph visto desde lejos.

-Se ha convertido en un volcán_ señalé con tristeza al pensar en Hans y Garet._ ¿Estarán bien?.

-El Aleph siempre ha sido siempre un volcán, sólo que ahora que las Estrellas Elementales ya no están, ha entrado en erupción._ hizo una pausa_ No debes preocuparte por tus compañeros, están vivos. El Sabio los salvó.

-¿Cómo sé que no me mientes?.

Álex parecía molesto.

-Cuando te rescaté de la lava y me dispuse a salir de allí, vi al Sabio teletransportando a esos dos chicos fuera del Templo.

Estaban a salvo.

-¿Dónde están Nadia y Kraden?.

Sonrió y me miró.

-Están con Saturos, Menardi y Félix así que no tienes que preocuparte. Vamos más avanzados que ellos, además no me gusta ir en grupo.

La velocidad a la que avanzaba era increíble, cruzábamos lagos, ríos, montañas, mesetas en poco más de unos minutos; no muy lejos podía distinguir una aldea bastante grande. El adepto empezó a descender poco a poco mientras avanzábamos, así que supuse que sería Vale.

Casi sin darme cuenta, estábamos a pocos metros del suelo y aterrizamos. Me depositó con cuidado en tierra firme, lo cual agradecía por momentos. El viaje me había dejado algo mareada, así que me balanceé intentando encontrar el equilibrio. Álex me cogió con delicadeza, y me quitó el pelo de la cara, noté como me ruborizaba.

Aunque todavía era de noche, la luz de la luna nos condujo sin problemas a la aldea. Cuánto más nos acercábamos más ruidos oíamos, parecía que estaban tocando música, y cantando.

Entramos juntos, pasamos entre el bullicio de la gente buscando una posada. Algunos lugareños llevaban máscaras, otros instrumentos con los que tocaban música que nunca había escuchado; mujeres, hombres y niños bailaban alrededor de una gran hoguera. Los olores de la comida eran embriagadores y los colores vistosos. Me llevé más de un empujón pero al final pude seguir a Álex hasta un edificio que se encontraba a una distancia prudente de la aglomeración.

Golden Sun (Completo)Where stories live. Discover now