23. Entender...

Depuis le début
                                    

Saber que llegaría a casa, donde Rachel me esperaba y finalmente le entregaría el anillo de promesa que planee darle durante nuestro viaje, me ilusionaba.

Saber que llegaría a casa, donde Rachel me esperaba y finalmente le entregaría el anillo de promesa que planee darle durante nuestro viaje, me ilusionaba

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Primer mes: Desesperación

Enero 07

—¿Has vuelto a llamar a su móvil? —Miré con recelo a Amy, por supuesto que la había llamado, como todos los días—. Vale, no me mires así. Aún estoy tratando de entenderla.

No dije nada, es lo mismo que hacía yo, entenderla, buscar razones de su desaparición, ¿Por qué lo había hecho? ¿Dónde estaba? Seguía preguntándome, con la esperanza de algún momento tener respuestas.

— Mark, ha pasado un mes, tienes que dejarla ir.

El consejo de mi gemelo hizo que la sangre se helara en mis venas. ¿Cómo me pedía eso?

—Cállate Steven, ella tiene que tener una explicación —musitó Amy y yo apoyaba su comentario... Algo debió haber pasado.

—Lo sé Martins, y seguiremos averiguando sobre Rach, pero no voy a permitir que él se estanque de esta manera —Steven habló serio y Amy bufó malhumorada—. Cada día visitando hospitales, estación de policías y morgues para averiguar de ella. Entiendan, abandonó el departamento por decisión propia y de la misma manera pudo haber decidido alejarse.

—¿Y si no es así? —Cuestionó Amy aún más enojada con Steven.

—El detective lo averiguará —mi hermano respondió encogiéndose de hombros—. No tú o Mark. Ustedes ya han hecho lo posible por encontrarla.

— Quiero estar solo.

Pedí, ya estaba cansado de escucharlos discutir, mientras que mi corazón trataba de mantenerse fuerte por Rachel. Porque sabía que había una razón. Yo no era él único que sufría, podía sentirlo.

—Llamaré nuevamente a casa de su abuela, por si alguien sabe algo. Te avisaré cualquier novedad.

Asentí con la cabeza, agradecía lo que hacía Amy, quien también estaba destrozada por la ausencia de su mejor amiga.

Al quedarme solo en las jodidas cuatro paredes, donde no hacía más que recordarla, decidí ir por Dory a la habitación siguiente, me hacía sentir cerca de Rachel, de mi mujer.

—Hey —dije acariciando el pelaje de Dory, mientras mis labios se curvaban en una sonrisa, recordando las razones por las que había decidido regalársela a Rachel—, Vamos a esperarla todo lo que sea necesario, porque la amamos, pequeña.

Suspiré con pesadez.

—¿Hice algo mal, Rachel? ¿Ni siquiera merezco una llamada o mensaje de tu parte? —Me pregunté una y otra vez—. Has huido... ¿pero de qué? ¿De mí, de lo nuestro?

¿En clases no? - DISPONIBLE EN FÍSICOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant