LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EL INICIO

- SUEÑOS ROTOS -

Mi nombre es Samanta Posey, tengo 17 años, vivía en Dallas, Texas con mis padres y mi hermano Alex, él es dos años mayor que yo. Todo era perfecto en mi vida, mi familia, la escuela, todo, pero bueno no todo es para siempre. La vida de cualquier persona en ese tiempo era perfecta, no importaba si tuviera algún problema demasiado grabe, eso no era nada comparado a lo que se nos vendría encima en unos meses.

Ya casi era verano, me estaba preparando para el campamento al cual asistiría y me empezaría a encaminar a lo que mas me gustaba en la vida, la música y el canto. Después de ese campamento me iría a la Academia Horan, en Londres, Inglaterra, para seguir con mis estudios de música.

Como ya lo dije todo era perfecto.

El dia de ir al campamento llego, me despedí de mi familia en la estación donde tomaría el autobús con el resto de mis compañeros para ir al campamento.

Todo era de maravilla, mis clases el campamento, mis compañeros. Hasta que un día casi a mitad del verano llegaron unas personas con uniformes blancos, que nos dijeron que debíamos evacuar el campamento lo antes posible. Cada alumno recogió sus cosas y subió a los autobuses que habían traído esas personas, lo único que nos pudieron decir en el transcurso del viaje era que ellos nos llevarían con nuestras familias y que ellos se decían llamar los agentes de la paz.

- ¿Agentes de la paz? ¿y a que se debe ese nombre? - pregunto un chico que se encontraba a dos asientos enfrente del mio, a el agente que se encontraba explicándonos lo único que le tenían permitido decirnos.

- Somos una organización que fue creada por el gobierno para restaurar la paz en las personas que quedan en el país.

- ¿En las personas que quedan?...- ¿a que se refiere con eso?- pregunto una de mis compañeras de cabaña, Bella Strait.

- No estoy autorizado a darles ese tipo de información. Luego que estén instalados con sus respectivas familias en los distritos, será transmitido en televisión lo sucedido en estas ultimas semanas.

- ¿en cuanto tiempo estaremos con nuestras familias?

- Pronto.

Todo esto estaba muy raro, que rayos pudo haber sucedido en estas últimas semanas como para que el gobierno nos saque del campamento sin darnos al menos una explicación lógica para hacerlo.

Tenia mido de que algo malo estuviese pasando, aunque eso era exactamente lo que estaba pasando, creo yo.

Luego de un viaje de un poco más de 2 horas, llegamos a una estación de trenes en Dallas, donde yo vivía.

- Disculpe ¿Qué hacemos aquí?- le pregunte a uno de los agentes, mientras bajaba del autobús.

- Los enviaremos con sus familias.

- ¿A dónde? Yo vivo aquí, en Dallas, mi familia esta aquí.

- No este lugar ya no es... apto para vivir.

- ¿Qué?

- Supongo que debió quedarse dormida en el transcurso del camino y no pudo observar en que condiciones se encuentra Dallas ahora. Pero ya lo vera cuando este a bordo del tren. Ahora, suba, su familia la esta espera.

No entendía lo que quería decir ese agente, en vez de aclararme ciertas dudas, me dejo mas intrigada de lo que ya lo estaba. Que era eso de que Dallas ya no era apto para vivir.

Subí al tren busque el lugar que me fue asignado y al parecer me toco compartir el compartimento con Bella, mi compañera en el campamento. Vi que ella estaba mirando por la ventana, se veía algo mal, & luego de la nada una lagrima rodo por su mejilla. Al parecer no se había dado cuenta de que estaba parada junto a ella, porque se sobresalto cuando hable.

- ¿Estas bien? Bella.- le pregunte.

- No, nadie lo esta. Como saber si nuestras familias siguen con vida.

- ¿Qué? ¿de que hablas?

- A caso no viste la ciudad- volteo a verme- todo esta hecho añicos, como es que no nos dimos cuenta.

- ¿añicos? No vi nada, me quede dormida, desperté cuando llegamos a la estación.

- Pues te perdiste de todo- dijo con enojo, pero no hacia mi, sino a quienes habían causado el daño.

- ¿a qué te refieres con todo?

- La ciudad, al parecer fue bombardeada. Las casas, edificios, todo está destruido. En las calles se encuentran más agentes recogiendo...- se le hizo un nudo a la garganta, al parecer le costaba seguir, pero continuo.- cuerpos o lo que queda de personas muertas por todos lados- dijo todo eso ultimo entre sollozos y tapándose la cara haciéndose ovillo con sus piernas y brazos.- ¡dime como saber si esos cuerpos no son los de mis padres!

No podía creer lo que me estaba diciendo Bella. ¡Era mentira! Tenía que serlo.

El tren comenzó avanzar y yo aun seguía de pie a un lado de Bella en nuestro compartimento. La estación comenzó alejarse y con ello trajo una nueva visión a través de la ventana, a lo lejos se veía la ciudad, pero a esta la acompañaban grandes columnas de humo. Era verdad estaba destruida, solo quedaban uno que otro edificio casi todo era cenizas.

SAMANTHA

BELLA