La noticia.

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-¡Megan Brooks, te estoy hablando!- gritó tía Sally quitándome los audífonos.

-¿Cuál es tu problema?- pregunté irritada, ella siempre hacía eso.

-He dicho que tenemos que hablar.- me miró con el rostro serio.

Oh, oh, aquí va a haber un problema y de los grandes.

-¿Hice algo malo?

-¿Que si hizo algo malo?- resopló para sí, haciéndome poner los ojos en blanco.- ¡Megan, tú siempre haces algo malo!

-¿Y con eso?- pregunté enarcando las cejas interrogativamente.

-Con eso estoy diciendo que ya me harté de ti y que voy a enviarte a un internado hasta que cumplas los dieciocho años.- espetó de repente, perdiendo la paciencia por completo.

La miré incrédula. No, tía Sally no podía hacer eso.

-¿Qué?

Ella suspiró y me habló con el mismo tono calmado con el que les hablaba a mis primos Zack y Louis cuando les iba a explicar algo que no entendían.

-Mira Meg, sé que le prometí a tu madre que cuidaría de ti y haría lo que pudiera para hacer que te sintieras cómoda y feliz.- dijo, sus ojos empañándose de lágrimas. Yo por mi parte me tensé ante la mención de mi difunta madre- Pero no puedo, simplemente no puedo. Tengo a Zack y a Louis que ya son muy traviesos de por sí y tú lo que haces es complicar más las cosas.

-¡Y no se te ocurrió nada más que enviarme a un internado!- exclamé levantándome de un salto.- Sabes qué, yo tampoco puedo, no me dejas hacer nada.

Mi tía también se levantó.

-¡¿Que no te dejo hacer nada?!- repitió.- ¿Acaso dices eso porque no te he dejado llegar a MI CASA con tus amigos medio borrachos a la media noche? ¿Lo dices porque no permito que te andes besuqueando con cualquiera en la entrada? ¿Lo dices porque intento proteger a mis hijos de que tu seas una mala influencia para ellos? ¿Lo dices porque no tengo idea de cómo tratarte porque ya no eres la de antes?

Me congelé, sus palabras me habían dolido, ¿una mala influencia? Casi no hablaba con Zack y Louis y cuando lo hacía era simplemente para jugar con ellos. Sin embargo también sabía a qué se refería mi tía, desde que murió mi madre no he sido la misma: Antes era una chica aplicada que usaba gafas y se pasaba todo el día estudiando, apenas salía y cuando lo hacía era para pasar un buen rato junto con su madre en un centro comercial o en una bliblioteca, pero ahora, ahora soy todo lo contrario a lo que era antes: Me la paso de juerga, voy mal en los estudios y el peligro y el dolor han pasado a un segundo plano. También he cambiado mi imagen, me he colocado piercings sobre el cartílago de la oreja, me he teñido las puntas de mi cabello rubio de azul eléctrico y ahora cuando me visto no parezco una chica inocente, más bien parezco una zorra rercién salida de un burdel. Pero no me importa, ya nada sobre mí importa, he perdido prácticamente todo y eso es peor que cualquier mirada de desaprobación de mi tía Sally y mis otros parientes.

-No pasa nada, me largo, hoy mismo recojo mis cosas.- dije en tono cortante.

-Bien, porque te estarán esperando mañana al mediodía.

Tragué saliva, no me sentía con fuerzas para cambiar de instituto y dejar de ver a mis amigos, aunque probablemente ni se darán cuenta de mi ausencia, pasan más tiempo drogados y apenas se dan cuenta de quién es quién.

-¿Dónde es?- quise saber.

-En Manhattan.

-¡¿Qué?!- diós mío eso estaba a unas 14 horas de aquí. Por lo visto tá Sally quería verme tan lejos como pudiera y no podía culparla por eso.

DemonsWhere stories live. Discover now