Capítulo 1

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-¿Cinthya?- se escuchó la voz de Norma al subir la escalera -baja a desayunar amor, o llegarás tarde a la escuela- dijo al abrir la puerta de la habitación -¿qué haces?- preguntó al ver a su hija colocar un poco de pegamento sobre un papel. La pequeña sonrió -son para Gaby y Ana, hoy cumplimos tres años de ser amigas- Norma acarició el cabello de la niña -y también es tu cumpleaños- dijo abrazándola -bueno, bueno, es tarde y hay que darnos prisa- la niña metió las hojas de colores en medio de un libro y éste a la mochila, se la colocó en los hombros y bajó aferrada a la mano de su madre.

Al llegar al colegio vio a su amiguita sentada en la banqueta y corrió para saludarla -¡Ana! exclamó sonriendo. La tierna sonrisa se borró del rostro de Cinthya cuando vio las lágrimas de su amiguita -¿Que te pasó?- preguntó limpiando con sus nanitas el rostro de Anabel -mi mamá me sacó de la casa porque va a trabajar con un señor- respondió la chiquilla que estaba a medio vestir y con la mochila rota en la banqueta -ya no llores, ten- respondió Cinthya entregándole una manzana y un tetra pack de leche sabor chocolate.

Anabel las tomó al tiempo que una sonrisa se dibujaba en su carita -¡gracias!- respondió la niña dando una gran mordida a la fruta -¿vendrás a mi casa después de la escuela verdad? Mi mamá ha preparado un pastel y quiero que Gaby y tú lo corten conmigo- Anabel asintió feliz -¡Gaby! gritaron al unísono al ver llegar a su amiguita que corrió hacia ellas -¡hola!- gritó mientras las abrazaba -Cin me dijo que su mamá hizo un pastel ¡y estamos invitadas!- exclamó la pequeña Anabel olvidando en su inocencia el triste mundo de dónde provenía -¿en serio? ¡Gracias!- dijo emocionada Gabriela -¡miren lo que les traje!- Cinthya abrió su mochila y después de una búsqueda intensa encontró las hojas de colores.

En ellas se apreciaba un arcoíris y tres niñas dibujadas al puro estilo infantil. Apenas sabían escribir, pero entre garabatos se leía -Mejores amigas Gaby, Ana y Cin-.

El día transcurrió como siempre, las tres pequeñas disfrutaban de pasar el tiempo juntas. Nada era más fuerte que el lazo que las unía, vivir en la misma colonia las unía aún más, las tres se habían prometido ser amigas para siempre y después de tres años de haberse conocido al entrar al colegio, para su corta edad, lo habían cumplido muy bien.

-¡¿Otra vez te golpearon?!- exclamó Gabriela al ver los moretones en los brazos de Anabel -ya es costumbre- respondió poniéndose el suéter del uniforme -no le digas a Cin, ya sabes que ella no se queda callada y va a reclamarle otra vez a mi madre, no quiero que tenga problemas por mi culpa- suplicó Anabel tomando sus libros del locker -pero debemos hacer algo, ya no puedes seguir así- replicó Gabriela exaltada -¿seguir cómo?- cuestionó Cinthya al llegar a saludar a sus amigas. Anabel la miró y sin poder evitarlo se soltó a llorar -sólo abrácenme ¿sí?- las dos adolecentes la rodearon y permanecieron así hasta que Anabel se tranquilizó un poco -¡debemos hacer algo!- exclamo Cinthya enojada -¡desde que tengo memoria, tu mamá te maltrata y cuando no es ella es el borracho de tu padre!- agregó -¡no puedes seguir así! ¡Vente a mi casa!-

Anabel secó sus lágrimas con la manga del suéter -¿saben por qué me pego hoy?- Cinthya y Gabriela la miraban atentas -mi papá dice que ya tengo edad para... ¡hacer lo mismo que mi madre!- dijo golpeando con fuerza la pared mientras sus amigas negaban con la cabeza -tengo miedo- susurró con la mirada perdida -denúncialo- sugirió Gabriela -son mis padres, no puedo hacerles eso- respondió terminando de secar sus mejillas -¿vamos a clase?- dijo finalmente sonriendo; Gabriela y Cinthya deseaban hacerla sentir mejor, así que se dirigieron al salón -jóvenes, están a punto de finalizar la etapa de secundaria, por ello, hemos invitado a algunos orientadores para que les ayuden a elegir alguna preparatoria- decía la profesora al frente del grupo cuando la secretaria la interrumpió.

Después de un minuto la profesora entró nuevamente al salón -Cinthya, te buscan en la dirección- la chica miró a sus amigas, frunció el ceño y abandonó el aula mientras que Anabel y Gabriela permanecieron intrigadas en sus lugares.

UnbreakableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora