Capítulo 1

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NARRA MARTINA: 

Caminé por el largo corredor del colegio moviendo mis caderas sensualmente como siempre. Observando como todos los chicos me miraban una y otra vez. 

Llegué a mi casillero, lo abrí y saqué dos libros, los cuales eran necesarios para la clase de matemáticas. Odiaba esa clase, siempre me había ido mal, mis calificaciones eran bajas. Realmente bajas. Este colegio era muy exigente con respecto a la educación. Todo era extremadamente difícil, y no solo era yo la que tenía problemas con las matemáticas, muchas personas estaban en mi situación. Los exámenes eran un martirio, por eso mismo la idea de que la profesora Dora renunciara se me hacía muy agradable. Estaba rezando por que el nuevo profesor o profesora que llegara fuera un poco mas paciente con nosotros y nos tuviera un poco de consideración. 

— Buenos días. — Le escuché decir a mi mejor amiga Mercedes.

Cerré mi casillero. Me voltee para mirarla, y sonreí.

—Buenos días. —Dije. 

— ¿Cómo va todo? ¿Estuviste fuera el fin de semana? Estuve llamando a tu casa pero nadie contestaba, también marque a tu celular pero no me contestaste. Estaba empezando a preocuparme.

—Mis padres y yo fuimos a visitar a mis abuelos, fue un poco aburrido, ya sabes su casa esta fuera de la cuidad y no hay mucha cobertura, por eso no tenia señal para comunicarme contigo. Los días allí fueron horribles, una pesadilla. Sin contar que el frio es exageradamente horrible. —Hice una pausa. —No vuelvo a ir por allí en un buen tiempo. —Comenté. 

—Eso espero porque debo decir que te perdiste una buena fiesta, con Dj incluido, estuvo fantástica, conocí a unos chicos increíbles, nada que ver con los tontos de este colegio. 

Comenzamos a caminar por el corredor, nuestra primera clase era la de matemáticas. Odiaba esa clase, pero debo admitir que tenía cierta curiosidad por conocer a nuestro nuevo tutor. 

— ¿Cómo crees que sea nuestro nuevo profesor? Porque es un profesor, al menos eso dicen las malas lenguas del colegio. —Susurró Mechi. 

—Feo, gordo, calvo, aburrido, tal vez con frenos y gafas. —Aseguré. 

—Hoy tenemos que sentarnos en los asientos de atrás, no quiero llevarme ninguna sorpresita, como que nos pongan a preséntanos de primeras o ayudarle con algo al profesor. 

Asentí.

Entramos al salón, ya estaba casi lleno. 

Caminamos hacía la quinta fila y nos sentamos juntas.

Mechi y yo éramos inseparables, lo hacíamos todo juntas. Era mi mejor amiga. Confiaba mucho en ella, más bien era como mi hermana. La apreciaba mucho.

Adriana la chica del puesto de adelante, se volteo para mirarnos. 

— ¿Ya vieron al nuevo profesor? —Susurró.

—No. —Respondí, tecleaba mi celular sin dar importancia. 

—Dicen que es joven. 

— ¿Verdad? —Dijo Mechi. 

—Sí, eso dijeron unos chicos, lo vieron hablando con la rectora hace unos minutos. 

— ¿Qué tan joven? —Preguntó Mercedes.

—De unos vent… —Una voz femenina nos interrumpió.

Podía reconocer esa voz perfectamente, odiaba a la dueña de esa voz. La directora Beatrice Ferrante. Todo el instituto la odiaba. Nos hablaba como si fuéramos perros, nos castigaba de la peor manera posible, Era una pesadilla era mujer. Al parecer la soltería le afecto demasiado.

—Silencio. —Ordenó la mujer. 

Caminó lentamente hacía la mitad del salón, parándose en frente a todos nosotros. Mirándonos a cada uno, Observando nuestras vestimentas y gestos. 

—Escuchen. Para los que no sabían, el instituto tuvo la desgracia de perder a una importante docente como lo era la profesora Dora. Todos los presentes sabemos porque renunció. —Comenzó a caminar lentamente. —Ustedes lo hicieron, sus conductas, su indisciplina y malos tratos hacía ella. Todas sus malditas bromas de mal gusto, sus faltas y modales. Infinidades de cosas fueron las culpables de la renuncia de la profesora Dora. 

Nos miró por unos segundos. 

—Ahora, les aviso no voy a tolerar un mal comportamiento con su nuevo profesor. El ha venido aquí con muy buenas intenciones, enseñarles, para que sean alguien en la vida, no una partida de vagos como lo son ahora. El es un hombre preparado, con carácter. Esta enterado de sus conductas. Y créanme que las cosas no son fáciles con el, todo va a ser al mismo nivel que antes. Sus clases van a continuar siendo las mismas. Nada va a cambiar excepto el profesor. —Hizo una pausa breve. —El profesor estará contándome sobre sus conductas, así que mas les vale portarse bien. —Advirtió. 

Dicho esto, caminó rápidamente hacía la salida, y cerró el salón. 

—Maldita solterona. —Se burlo Anna. 

Negué, y solté una leve risita. Volví a tomar mi celular y seguí tecleando. 

—Buenos días. —Se escuchó el eco de una voz gruesa y varonil. 

Todos miramos a la puerta, y nos encontramos con todo menos con un hombre calvo, gordo, y feo. No, esto era todo lo contrario. 

Todo un hombre. Definitivamente el hombre mas atractivo y varonil que había visto jamás. 

Cabello castaño y finamente peinado hacía arriba. Ojos verdes y grandes. Labios gruesos y carnosos de color rosado. Alto y bien ejercitado. Se podían apreciar los músculos que había bajo esa camisa blanca y limpia. 

Él profesor caminó al escritorio, dejó su maletín y algunos libros encima de el. Volteó y se posiciono en frente a todo el salón. 

—Buenos días para todos. —Saludo amablemente. —Soy su nuevo profesor, Jorge Blanco. Estaré acompañándolos por lo que queda de este año, así que son exactamente nueve meses los que estaré con ustedes. —Dio una sonrisa de medio lado. —Me han comentado que las cosas han sido un poco difíciles con ustedes. Créame que los entiendo, yo también estuve en el colegio, se como son las cosas aquí. Y lo que menos quiero es incomodarles. Haré lo posible por hacer de esta clase la más cálida y grata para todos. 

Esos labios y esa manera de moverse al pronunciar una palabra. Se veían tan extremadamente tentativos. 

Me preguntaba como sería probarlos, darle un beso, tenerlos cerca, sentirlos. El solo hecho de imaginarlo, hizo que mordiera mi labio inferior. 

—Que bomboncito. —Me susurró Mechi. 

Me limite a asentir. No tenía ni ojos ni oídos, nada… Toda mi concentración estaba en el. 

— ¿Tienen alguna pregunta? Con gusto responderé a sus inquietudes. —Preguntó Jorge. 

Varias alumnas levantaron la mano. 

El profesor le dio la palabra una de las chicas del salón.

— ¿Da clases particulares? —Preguntó la pelirroja. 

—No, no doy clases particulares. —Respondió. 

—Esta que arde, por dios estoy sintiendo calor ahora mismo. —Susurró Mechi. 

La miré. —Quiero besarlo. —Mordí mi labio inferior. —Lo acabo de ver y ya estoy fantaseando. 

— ¿Crees que haya chance? —Preguntó mientras lo miraba.

—No lo se, pero tengo que averiguarlo. —Volví a mirarlo. 

Estaba en un trance. Durante la clase no pude hacer nada más que mirarlo. Ver sus músculos, su cuerpo, sus ojos, labios. Todo lo hacía provocativo. Y nunca, pero nunca la clase había estado tan silenciosa. Ni un susurró, ni una palabra. Nada. 

* * *

—Bueno chicos y chicas, la clase terminó. Los veo mañana, me ha gustado mucho conocerlos. Espero que nos llevemos bien. —Dijo Jorge. 

Los alumnos comenzaron a pararse de los asientos, yo me quedé allí un momento para poder observarlo unos segundos mas. 

— ¿Vienes? —Preguntó Mechi, mientras tomaba sus libros.

La miré. 

—Voy a presentarme con el profesor, Creo que no me ha visto. —Susurré. 

—Anda, ve y dile que quieres que te folle hasta que no puedas sentarte. —Río, y salió del salón.

Había algunas chicas hablándole al atractivo profesor. Aproveché ese instante para sacar mi espejo de la mochila y retocarme el maquillaje. 

Pase el brillo labial por mis labios y guardé el espejo. Miré para todos lados, y aproveche que no había nadie mirándome para abrir un botón de más a mi blusa color verde marino. Yo sabía lo que tenia, y en situaciones como esta, me veía obligada hacer provecho de mis atributos femeninos.

Suspiré muy nerviosa, y me levanté del asiento. Miré para abajo y observé mis piernas, gracias a dios estaban bronceadas. Sonreí para mis adentros, y seguí caminando hacía el escritorio del profesor. 

¿Quería gustarle? Sí, indiscutiblemente quería que se sintiera atraído por mí. 

Las chicas se retiraron del escritorio, y salieron del aula de clases. El profesor Jorge estaba inclinado, anotando algunas cosas en su agenda. Desde donde estaba tenia vista de su trasero, Nada mal. Debería estar prohibido tener profesores así. 

Cuando estuve lo suficientemente cerca, me detuve justo detrás de el. Admirando su trasero más de cerca, o Dios este hombre es ardiente. 

— ¿Profesor? —Hablé dulce y sensualmente, Tanto como pude.

Seduciendo A Mi Profesor - Jortini (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora