Volvió...

692 37 20
                                    

Los dias pasan y vienen. No recuerdo el día en el que fui realmente feliz, ni siquiera recuerdo si alguna vez lo fui. Estoy rota, destrozada, sin salida ¿Así se sienten las personas que pierden la mitad de ellos mismos? Pues así me siento ahora.

"Sentada en un sillón de cuero viejo, con ventanas empañadas por la llovía, con la mirada perdida y un café frío ¿qué puedo pedir?"-pienso

Mi vida se a tornado en venir todos los días a esta cafetería, sentarme y esperar hasta que se acabe todo esto ¿ Algún día acabará este dolor? Si acaba, ¿que precio tendrá? Nadie sabe, ni siquiera sé cómo llegue hasta aquí. Llevo mucho tiempo estando así y siento que cada vez queda menos esperanza.

Todos me dicen que no soy la misma desde ese día y quizá tengan razón pero entonces ¿quién soy? ¿Qué paso conmigo? No lo sé, lo que sé es que ha pasado un año y siento que ha pasado un siglo desde que no lo veo. Duele tanto darme cuenta que no está a mi lado, que cada día que tengo una esperanza, todo se va con ella.

Lo extraño tanto, extraño su sonrisa, esa forma tonta que tenia de hacerme sentir especial. Fue poco el tiempo que lo vi, que estuve a su lado, lo sé, pero parecía que lo conocía de toda la vida.  A veces no se necesita una vida entera para llegar a conocer a esa persona que te completa, que llena todas esas expectativas, que te llena no solo en el aspecto físico si no también emocionalmente.

Siempre fue una persona diferente, quisiera no admitir que fue especial y que me duele el que no este, pero así es.

Quizá el irme lejos por un tiempo alivie el dolor que siento de su ausencia, quizá el que escriba todo lo que sienta en una pequeña carta alivie o deje una parte del dolor que dejo todo esto. No se, simplemente no se que hacer para sacarlo de mi cabeza, para poder olvidarme que todo esto algún día tiene que sanar.

Pensando un poco, escribiendo cartas todos los días, cada vez que vengo al hospital donde logré saber por última vez de el, con un diario en la mesa y un bolígrafo en la mano. No se que más decirle, quizá algún día sepa cuánto lo extrañé.

"Esta es la última"- pienso.

La última carta que pienso escribir antes de irme a España, antes de partir a un viaje del que no se si volveré, del que temo tanto.

"Me voy"-pienso

Lo he estado pensando por días, por horas, cada minuto del día, cada segundo de este maldito y eterno año. La idea no vino sola, unas cuantas personas me convencieron de esto, creyeron que iba a ser lo mejor. Quizá tengan razón ¿ A que le tengo miedo entonces? ¿A olvidarlo, a no volver a sentir esto tan lindo? No lo sé, pero si tengo miedo.

La vida está hecha de riesgos y pienso que es tiempo de tomarlos

"¿Hace cuanto no pienso en mi?"-viene a mi mente esa pregunta.

-Sofi...-me dice con voz caudalosa. Imagino que no quería interrumpir pero lo hizo.

-¿Si?-respondo antes de dar un fuerte respiro.

-¿No quieres otro café?- lo dice con tanta ternura que me empalaga.

-No, gracias Henry-le digo y volteo a ver a donde mi mirada estaba perdida, sumida en el dolor.

El parece apenado pero aún así se sienta enfrente de mi.

"Muy valiente de su parte"-pienso.

Henry es un chico muy lindo, dueño de la cafetería del hospital. Es muy atento y siempre que vengo me trata de una manera tan especial, como si supiera que es lo que me pasa o como si tratara de entender que es lo que me pasa. Quizás solo lo sospecha o quizás ya lo sabe. De cierta forma me molesta que lo intente, porque me siento débil y odio sentirme así. Necesito a esa Sofía fuerte, esa que no tenía límites, que no se rompía por cualquier cosa, pero por más que trato de buscarla no la encuentro. Se perdió hace un año y ahora solo se cubre con máscaras de chica sería y sin corazón cuando en realidad allí sigue, destrozado pero sigue vivo. Torturandome cada día que pasa.

Recuérdame...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora