CAPITULO 21-

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~CARTER DALLAS.

¿Nunca les ha sucedido que amanecen con un humor de perro y se enojan hasta por que el sol ilumina el mundo? Exacto. Así me encuentro yo, hasta yo misma me caigo mal cuando ando así.

Eran las 7:00 de la mañana y no podria reconciliar el sueño. Creo que eso fue lo que provoco parte de mi mal humor.

Bajé con las llaves de mi auto y una chaqueta en la mano a la cocina. Encontrandome con algunas personas ahi.

-Vaya vaya. Nunca crei que este dia llegaria mientras yo estubiera vivo.- habla Cristhian refiriendose a que e madrugado.

Decidi ignorar a todos ya que todos hablaban del mismo maldito tema. Abri el refigerador y tome una manzana junto con un jugo de naranja y me dirigí a la salida de la casa.

-Carter.- me llama Will.

Volteé a mirarlo con la mano puesta en la puerta.

-Que tengas un buen dia, linda.- sonrio.

Rodé los ojos y sali de ahi antes de que comenzara con su tipica charla de que rodar los ojos es de mala educación y nose que más idioteces.

Me adentre a mi Camaro y sali de ahi quemando llantas y dejando rayones negros en la calle.

-¡AH! ¡MALDITA SEA!- gruñi mientras aceleraba a fondo.

Ni siquiera tenia idea a donde me estaba dirijiendo, lo unico que importaba en este momento era conducir. Conducir a alta velocidad sin importar el destino.

La flechita que marca la velocidad aún no llegaba a su limite y nose porque pero senti la gran necesitad de que llegara a ella.

Las calles a esta hora eran las más trancitadas, dado que algunas personas madrugan para ir a su trabajo aún estando en domingo. Y aunque suene un poco alocado, eso era lo que más me gustaba.

Arrebazé a unos cuantos carros y me lleve insultos por parte de los conductores pero no me importo, lo unico que contaba era la adrenalina que corria por todo mi cuerpo al intercambiar de carril y evitar que los autos se estrellen contra el mio. Eso era lo unico que me importaba, volver a correr.

Y de un momento a otro ya no era la unica que corria por las calles a gran velocidad.

Un Camaro negro que conocia a la perfección comenzo a darme guerra. Y esta más que claro que no me negaria. Aceleré a fondo mi carro, agarré con fuerza el volante mientras movia la palanca al cambio 5.

-¡AH! ¡MALDITO PUÑETERO MORGAN! ¡SIEMPRE ENTROMETIENDOTE EN LO QUE NO TE IMPORTA!- le grité grirando bruscamente mi volante hacia la derecha logrando darle un buen golpe a su lateral. -¡MALDITO SEAS TAYLOR! ¡TU Y TU ESTUPIDA VIDA DE MIERDA!- le grité volviendo a repetir la acción.

¿Y saben que fue lo peor? Que él no se quito, ni siquiera freno para evitar el golpe.

Los dos teniamos los vidrios arriba, igual de poralizados e igual de blindados.

Hoy no era especificamente uno de mis mejores dias. ¿Y que de repente aparesca un imbecil persiguiendome? Esto ya es el colmo.

Bajé el vidrio del lado del copiloto y saque una pistola de mi guantera y a la primera que disparé le di en la llanta delantera, haciendo que perdiera el control y que tubiera que frenar para no probocar un accidente. Quedo a la mitad de media cuadra atravesado.

Yo seguí de paso pero agarré el freno de mano y lo jale, haciendo que tambien quedara atravesada en la avenida. Esperé como 2 minutos que él decidiera hacer algo pero no lo hizo. Asi que volvi arrancar y sali volviendo a quemar las llantas de ahi.

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