Abriste la puerta,
te asomaste como viento suave y agradable,
tomaste asiento, y me perdí intensamente en tu naturaleza;
fue algo tan exquisito verte:
cabello caoba, piel caucásica
y un temple penetrante.
Tu dicción era como narcótico para mi alma
aunque parecías modorra por las mañanas,
tu circunspecto siempre estaba a la altura para tu hermosura;
me imagino que tu contrayente está siempre loco por ti.
Para mí conocerte fue como paladear mi mirada;
mis neuronas no sabían cómo reaccionar
al ver tu coeficiente derramado sobre tu primor.
Todo está perfectamente entrelazado:
tu sonrisa con tu matemática para hablar,
tu mirada con la naturaleza de tu ser,
tu guedeja con el viento que como esporas esparce el dulce olor a ti;
eres una erudita con sabor a sublimidad beldad
que traspasas la esfera de mi intelecto, pero más de mi corazón.
ESTÁ A LER
Kartas a Karen
Poesia¿Quién jamás ha tenido un amor platónico? Más de alguna vez bajo ese cielo azul hermoso hemos caído rendidos ante los brazos del amor, y las noches y las estrellas han sido, en muchas ocasiones, los únicos testigos de nuestras dichas y desilusiones...