—Te puedes cambiar en el baño —masculló, señalando con la cabeza la puerta.
Puse mala cara cuando me dirigí al cuarto de baño. Parece como que definitivamente no conseguiré nada más que un abrazo esta noche. Yo realmente no esperaba algo, sabía lo serio que era sobre que yo fuera menor de edad; él realmente quería esperar, así que esperaríamos. Esta noche era más sobre estar cerca de él, teniéndolo abrazándome como solía hacerlo y pasar tiempo juntos sin tener que mirar el reloj para ver si yo iba a saltarme mi toque de queda. Sólo relajándonos, como Justin y Selena. en vez de profesor y estudiante.
Me quité el vestido y el sujetador, dejándome las bragas, me coloqué su camisa sobre mi cabeza.
Mientras pasaba por mi cara respiré. Su aroma me asombró. Provocó mis sentidos, como una especie de droga, me elevó de inmediato. Esta noche tengo que dormir con este olor alrededor de mí; deseé que esta noche durara para siempre.
Cuando salí del cuarto de baño, Justin gruñó. —Olvidé lo sexy que te ves con mi ropa —él casi rugió. Dirigí rápidamente mis ojos a él. Estaba en la cama, con su pecho desnudo. Las sabanas cubriendo sólo encima de su ombligo.
Me hizo hormiguear mi estómago por lo increíble que se veía. Probablemente nunca me acostumbraría a la atracción que sentía por él, literalmente parecía el hombre más hermoso del mundo.
Nada ni nadie se comparaba con Justin.
Sostuve mi aliento, tratando de esconder mi deseo por él mientras caminaba al otro lado de la cama y subía despacio, sólo preguntándome si yo sería capaz de detenerme, de pedir un poco de atención física.
Podía sentir las palabras a punto de reventar para salir de mi boca; lo deseaba tanto que era casi doloroso.
Él sonrió, sus ojos barrieron mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo con él.
—Ven conmigo entonces, preciosa —ronroneó de modo seductor. Tragué aire y me escabullí sobre él mientras que él rodaba de lado y pasaba un brazo bajo mi cuello. Me moví imposiblemente más cerca, poniendo mi cabeza en su hombro, inclinando mi cara para así poder mirar los ojos del hombre del cual estaba enamorada. Coloqué una pierna entre las suyas, enredándonos juntos íntimamente.
Su nariz acariciaba contra la mía despacio, sus ojos miraban directo a los míos. Podía ver la lucha que tenía consigo mismo, estaba claro a través de su cara que me deseaba, pero trataba de no descontrolarse.
Su otra mano se deslizó hacia abajo por mi espalda despacio, hacia mi trasero, empujándome aún más cerca de él.
—No sabes cuánto he extrañado tenerte en mi cama —susurró él, salpicando besitos desde el borde de mi boca, a través de mi mejilla hacia mi oído. Besó el punto sensible debajo de mi oído y me sentí temblar en su abrazo, lo que hizo que sus dedos mordieran mi trasero y mi espalda mientras me apretaba más fuerte. Soltó un pequeño gemido; no estaba segura de si había sido un gemido bueno, como de apreciación, o si era un gemido de frustración. De cualquier manera hizo brotar un disparo de necesidad alrededor de mi cuerpo.
Viendo que él me tocaba un poco, asumí que me permitiría tocarle. Incliné mi cabeza y besé la parte superior de su pecho mientras arrastraba mis dedos sobre su piel, siguiendo las líneas de sus músculos, adorando las protuberancias con las yemas de mis dedos. Sus manos vagaban por mi cuerpo también.
Jadeé cuando la que estaba en mi trasero se deslizó bajo su camisa, la que yo usaba y sentí el cosquilleó en la piel de mi barriga, sus dedos se introdujeron en el agujero de mi ombligo.
Él gimió otra vez cuando lo toqueteó, su rostro volviendo al mío mientras me besaba suavemente, despacio, tiernamente. El beso era tan suave que apenas pude sentirlo, sin embargo al mismo tiempo contenía tanta pasión que me daban ganas de gritar. Necesitaba más, lo necesitaba a él, tanto que sabía que tenía que pararle.
Él no quería esto y se enojaría consigo mismo si pasara; no lo quería molesto pensando que se había aprovechado. Tanto como esto me dolía, tenía que conseguir que se detuviera.
—Justin, creí que había una regla sobre la ropa —mascullé, odiándome por decir las palabras.
Él suspiró y retiró su rostro, sus ojos se posaron en los míos.
—No puedo hacerlo, preciosa. Yo sólo... sólo necesito verte, tocarte —susurró él, mirándome como pidiendo mi permiso.
Sentí que mi mundo había dejado de girar, o tal vez se había acelerado, ya no estaba segura de qué. Los sentimientos que recorrían por mis venas me hicieron sentir que podría volar.
—Oh Dios —mascullé, no sabiendo que más decir. Puse su boca en la mía, él gimió desde su garganta. El sonido casi me volvió loca y clavé mis uñas en su espalda, pero no pareció importarle en lo más mínimo.
Me abrazó y se tumbó sobre su espalda echándome encima de él, sin romper ni una vez el beso. Los sentimientos apoderándose; no podía pensar en nada más, sólo era un cuerpo hecho para sentir y nada más. Cada lugar donde sus dedos me tocaban parecía que se encendía en llamas, dejándome echa un manojo de nervios. Cuando sus manos comenzaron con los botones de mi camisa de repente fui plenamente consciente de que si él me la quitaba, yo no tendría nada debajo más que mis bragas de encaje. ¿Lo sabía? Tal vez suponía que llevaba también el sujetador....
—Justin, no tengo nada debajo de esto. —Jadeé cuando me beso el cuello.
—Bien —refunfuñó, tirando más enérgicamente de los botones.
Mi corazón estaba desbocado en mi pecho; estaba tan excitada que creía que esto me mataría. Sacó la camisa de mis hombros despacio, sus uñas raspando por mis brazos mientras lo llevaba a cabo, haciéndome morderme el labio y gemir silenciosamente. Sus ojos no se despegaron de mí en todo momento. Su expresión todavía se notaba rasgada, como que todavía creía que esto estaba mal de alguna manera pero que no podía detenerse. Sonreí para alentarlo; sus labios llenos se detuvieron en una sonrisa imponente mientras sacaba el resto de ropa y la lanzaba al suelo.
Nos hizo volver a rodar y entonces quedé abajo de él otra vez, luego se levantó para sentarse a horcajadas sobre mis caderas. Brevemente entré en pánico de que hubiera cambiado de opinión, que él fuera a insistir que nos detuviéramos o sugerir que él durmiera en el sofá o algo así.
Pero no lo hizo. En cambio, sus ojos vagaron despacio por mi cuerpo, desde mi cabeza, hacia abajo por mi cuello, deteniéndose en mis pechos antes de llegar a mi estómago, luego hacia arriba de regreso, tan despacio, hasta que se encontraron con los míos.
Bajó de nuevo, sus antebrazos a ambos lados de mi cabeza, soportando la mayor parte de su peso. Me miró directamente a los ojos. Apenas pude ver su amor por mí allí, la profundidad de la emoción que estaba allí me hizo derretir y mis entrañas saltaron de alegría.
—Eres tan hermosa, tan preciosa. A veces no entiendo lo que ves en mí, pero me alegro de que veas lo que sea que sea —susurró él. Su aliento sopló a través de mis labios, haciéndolos abrirse inconscientemente—. Nuevas reglas. La piel está permitida, bragas y calzoncillos se quedan, manos y boca tienen rienda suelta.
—¿De acuerdo? —preguntó, mirándome con esperanza.
¡Oh diablos sí que me gusta cómo suena eso! Asentí con impaciencia.
—¡De acuerdo, definitivamente de acuerdo! —Acepté quizá demasiado rápido.
Él rió, retirándome suavemente el pelo de la cara—. Tú sólo quieres mi cuerpo —bromeó él, cambiando su postura, haciendo que nos rozáramos en sitios íntimos. Hacía tanto tiempo de eso que casi me pregunté si era un sueño, tal vez estaba teniendo un sueño caliente con él otra vez... si así fuera, no quería despertarme.
Sonreí abiertamente y negué con la cabeza.
—Eso no es verdad. También te quiero porque me compras Lucky charms para el desayuno —bromeé.
Se echó a reír y asintió, presionando sus labios a los míos, eficazmente terminando la conversación
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• Amor Verdadero • ❤️ |Jelena|
Любовные романыSelena Gómez, una chica normal en una noche de fiesta normal con sus amigas, solo que con identificaciones falsas, ¿Eso será un gran problema?.... Conoce a un chico mayor llamado Justin, salen por semanas y se enamoran, son los más felices del mundo...
