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Eloy

El peor momento del día incluso peor que la escuela "Levantarse" sólo con escuchar el sonido del despertador mis oídos rechinaban, mi mano pesaba, lo acercaba lentamente al mueble tratando de atinarle al maldito y pequeño botón rojo. Estaba apunto de atinarle hasta que escuche los pasos encabronados de mi madre, siendo más rápido que yo, abrió la puerta y azotandola contra la pared al mismo tiempo.

-¡Ni apagar la alarma sabes hacer, maldito flojo!- me queje haciendo gruñidos lo que causaba era que la hacia que se enojara mas.

Dirigiéndose a la ventana, esquivando mi ropa sucia tirada en el suelo agarro la cortina haciéndola a un lado, otra cosa que me molestaba tanto como apagar la alarma, no podía ver nada estaba ciego totalmente. Jale mi cobija hacia mi rostro se sentía tan relajante. Esperaba a ver a que hora mi madre iba a salir de mi cuarto para así poder dormirme un rato más pero no escuchaba ni un solo paso de ella, sentía que la cama se movía y de un momento a otro ya estaba en suelo.

-¡Te ordene que te levantarás, inútil!-mi madre me había volteado la cama literalmente, yo quejándome de los golpes que había recibido del impacto contra el suelo y no sólo eso me había golpeado con mis aparatos electrónicos, mis videojuegos, TODO.

-Si ya voy, ¿que hay de desayunar?- mi estómago me rugía del hambre que traía.

-¡¿Y todavía tienes el descaro de preguntar que hay de desayunar?!-mi madre estaba muy enojada hasta se podía ver su aura negra rodeándola.

-Lose soy el mejor hijo que puedes tener-me levanté sacudiendo me y güiñandole un ojo a mi madre.

- "Tsk" Te prepare un sándwich de atún, no lo hice porque seas mi mejor hijo solo ¡Cómetelo!- lose tengo una mama tsundere aún así la quiero mucho.

Me aliste en ponerme mi uniformé lo más rápido posible, agarre mi mochila, baje las escaleras, lance mi mochila a la puerta principal, me senté en el comedor, me trague el desayuno, lave mis dientes, trate de peinarme, agarre de nuevo mi mochila y salí disparado afuera de mi casa sin antes haberme despedido de mi madre que todavía estaba enojada por no haber recogido mi cuarto.

El día estaba muy soleado, yo odió el sol prefiero que sea invierno en estos casos lo mejor que hacer es caminar en la sombrita. Conocía a la mayoría de las personas que vivían cerca de mi casa y algunos le tenían miedo a mi madre pero ellos ya sabían que en el interior muy en el interior era muy linda.

Iba saludando a todas la chicas que conocía en otras escuelas hasta que encontré las que conocía de mi escuela, me acerque a ellas.

-Que no me van a esperar-les dije güiñandoles un ojo.

-Eloy, nos asustaste-dijeron las dos chicas, sonrieron amablemente.

-¿Tan feo estoy?- poniendo una cara de tristeza.

-Jajaja no eres feo solo tienes cara de chango, nadamas-eso si que dolió, esperaba un respuesta más linda que esa.

-Eloy mira aya va Fidel- dijo señalando a un sujeto que al sólo verlo sentirías que tiene una baja autoestima y eso que estaba rodeado de unas chicas.

-Así o más directo que quieren que me valla.

-No como crees solo te estamos diciendo por sí acaso, ya que ustedes son muy unidos.

-Si verdad tengo que cuidar de mi novio- dije sarcásticamente obviamente, me despedi de ellas y me dirigi al tímido de Fidel.

Al llegar con Fidel de di un golpe leve en la espalda pero como es muy débil hizo una mueca de dolor.

Mi mejor amigo gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora