-Tranquilo Kurt, estarás bien-

-Pero me duele- lloriqueo viéndose tierno como solo un niño puede hacerlo. Fue en ese momento en que Charles soltó una exclamación de sorpresa que asusto hasta el mismo Erik. -¿Qué?- preguntó el infante preocupado. El escandalo provocó que Wanda y Pietro terminaran por acercarse interesados.

-¿Puedes verlo?-

-¿Qué?-

-Tus pequeños Kurt-

-¿Mis qué?-

-Tus pequeños Kurt, los que se encargan de que no te enfermes y que ahora están trabajando para que dejes de sangrar, ¡mira!- exclamó apuntando a las heridas de la rodilla izquierda. –Ahí viene uno con hule, de seguro es para detener la sangre- Kurt observó sus piernas detenidamente, en silencio.

-¿Hay alguno con yeso?- preguntó finalmente.

-¿Con yeso?- Los hermanos se veían muy confundidos por aquel cuestionamiento.

-Claro, ¿para cerrar definitivamente tus raspones?- el niño asintió sonriente dejando a un lado la imagen de él mismo en un mar de lágrimas.

-Por supuesto, hay muchos de ellos, pero ya sabes que les va a costar un tiempo volver a dejar tus rodillas como antes, es un arduo trabajo y ellos son pequeñitos- Kurt asintió alegremente poniéndose de pie ayudado por su tío.

-Mis Kurt, ¿no se enojan si yo juego mientras ellos trabajan?-

-Claro que no, de hecho eso les da más energía- la sonrisa del niño se volvió radiante permitiéndole a Erik ver la falta de sus dientes incisivos superiores. Luego de unos momentos los tres niños ya se encontraban jugando como si nada hubiera pasado.

Lensherr pensó en la posible razón del por qué Charles no tendría hijos a pesar de ya haber estado casado, sería un buen padre. Fuera la razón que fuera, Erik se quedaría con la duda, porque una cosa era tener la confianza para decirse por sus nombres y otra muy diferente era preguntarle al otro por su vida personal.

Ni siquiera estaba seguro de si podría llamar al hombre a su lado "Amigo".

Tan metido estaba en sus pensamientos que no notó cuando Pietro llamó a su profesor. Únicamente salió cuando notó que el otro adulto tomaba su maletín, poniéndose algo nervioso ante esa sonrisa tan brillante.

-Pietro me dijo que trajiste tu juego de ajedrez- Erik planeo negar todo las veces que fueran necesarias incluso hasta quedar afónico.

-¿Te gustaría jugar conmigo?- Se suponía que él debía haber sido quien hiciera esa pregunta, pero al final el otro era quien había exteriorizado los propios deseos de Erik.

-¿Sabes jugar?-

-Claro-

Definitivamente Lensherr no había esperado perder contra el profesor de sus hijos esa tarde de otoño.

...

Erik llevaba 2 meses conociendo a Charles, cuando la pregunta ya no pudo ser retenida.

-Charles, ¿Puedo hacerte una pregunta?- dijo moviendo su torre.

-Sí, claro-

-¿Por qué eres el director de un jardín de niños?- Charles rio para luego mover su alfil.

-Bueno, el sueño original era...- hizo una pequeña pausa mirándolo a los ojos. –Quería abrir una escuela en la que además de enseñar matemáticas, español, ciencias... se le enseñara a los estudiantes a controlar sus mutaciones- Erik asintió con interés.

Matando la SoledadOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz