Suspiró, ni siquiera habiendo pasado ya un buen tiempo de ello era capaz de olvidarlo. Pero no se sentía capaz de... ¿declararse? ¿Sería eso necesario después de ser tan idiotamente evidente? ¡Sora era la viva prueba de que estaba colado hasta los huesos por su guardián de la nube!
Se preguntó entonces una cosa. Reborn no aceptaba a Kyoya de ninguna de las maneras, uno se daba cuenta solo con las miradas que le echaba cuando estaba a menos de un kilómetro suyo. Entonces... ¿cómo logró Sora convencerlo para que lo ayudara...?
Un escalofrío recorrió su espalda ante la cuestión. Si su hijo era capaz de controlar de esa manera a Reborn, al temible y diabólico asesino número uno que se hacía llamar su tutor particular y que era sádico y espartano como él solo... ¿qué más podía hacer ese, aparentemente, inocente niño?
—Si llego a tener un hijo, definitivamente no cometeré el error de dejarlo al cuidado de Reborn —se dijo a sí mismo, sabiendo que su yo del futuro había sido tan ingenuo como para pensar que el hitman podría ser un buen ejemplo para su hijo.
En serio, ¿en qué demonios pensaba ese tipo? ¡Ese no era él, se negaba a ser así en el futuro! ¡Era demasiado tonto!
Suspiró, si al menos tuviera los problemas de Mukuro y Byakuran... esos sí eran fáciles de resolver, ¡se notaba a leguas que se querían!
Y en cambio, su relación con su guardián de la nube era tan incierta...
Recordando a esos dos, evocó el encuentro que tuvo con ellos al separarse del grupo.
«—Kufufu, parece que cierta alondra ha hecho sus deberes.
Esa risa era característica sólo podía ser de una... bueno, dos personas ya.
Miró a su lado para descubrir a su guardián de la niebla con una pequeña albina en brazos, dormida.
—Recuérdame que debo matar a tu alondra —le dijo con enfado, recordando lo que el azabache le había hecho anteriormente.
—¡N-no es lo que...!
—Ya, claro —una tercera voz intervino, y alzó la vista para ver al albino de orbes violáceos volando alegre de la vida mientras comía malvaviscos, cómo no—. Búscate una nueva frase, Tsunayoshi-kun, esa está muy vieja.
Se preocupó al verlo tan resuelto mientras cargaba en el aire, peligrosamente, a la pequeña Akemi. Estaba también dormida, para la sorpresa de Tsuna.
—¿Y tú qué demonios haces aquí? ¿No te dije que no te quiero ver más? —preguntó Mukuro, haciendo aparecer su tridente mientras colocaba a la pequeña en uno de sus brazos.
Intentó pincharlo varias veces, pero Byakuran esquivaba los ataques con facilidad protegiendo a la pequeña.
—¿Estáis enfadados? —preguntó curioso Tsuna.
—Mu-chan no me quiere~ —sollozó teatralmente Byakuran, enfureciendo al de cabello frutal más—. Se está quejando porque le...
—¡Cállate, estúpido malvavisco!
—¿Lo ves? ¡No me quiere! —se lamentó el albino, haciendo reír al castaño.
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Intertemporal
FanfictionCuando la Bazooka modificada por Giannini cae sobre Sora, un pequeño castaño de orbes azul grisáceo, es enviado al pasado repentinamente, sin saber cómo o cuándo podría volver. Claro que lo que tampoco sabía era que se encontraría con sus padres cu...
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