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¿Conoces ese sentimiento de que nadie te quiere?

Yo sí.

A mis dieciséis años de edad, no he tenido pareja, ni hermanos, mis padres parece que no existen.

¿Amigos? ¿Qué es eso?

Estoy harta de todo esto, de que cuando llegue a clase, sea el hazme-reír de todo el instituto. Estoy harta de que al llegar a casa me espere una nota con la comida, y que al salir, ni siquiera un adiós.

Mis padres están siempre con el trabajo, hace tanto tiempo que no los veo, que ya no se ni cómo es su aspecto.

Tuve una amiga, de pequeña, pero se acabó cansando de mí, me abandonó. Llevo sola desde los seis años, he estado aguantando por tener miedo a morir.

Ya no tengo miedo, total, ¿qué pasará si muero? Nada.

Saldré en las noticias, dirán que "era buena persona" como los hipócritas que son, los de mi clase dirán que no me lo merecía.

Tal vez no, pero tal vez tampoco me merecía esa mierda de vida.

O tal vez sí.

Tal vez me merecía morir.

Mis padres lo mismo ni siquiera van al funeral. Pero por si acaso, la que les va a dejar una nota esta vez, voy a ser yo.

Hola, mamá, papá.

Soy yo, vuestra hija, os voy a contar una historia:

Era se una vez una chica de dieciséis años, nunca había sido feliz del todo, solo una vez, cuando conoció a su única y fugaz amiga, ni siquiera sabía si eso era considerado ser plenamente feliz.

Ella llegaba a clase y la pegaban, la insultaban, la llamaban anoréxica, pero como sus padres hacía meses que no la veían, no sabían como era su aspecto.

Demacrado, esa es la palabra correcta, ¿no?

Ella tenía ojeras, era demasiado delgada, no podía engordar, estaba pálida, en los brazos y en las piernas te encontrabas cortes, largos, cortos, delgados y gordos.

Pero lo que más llamaba la atención era su esquelética cara, si a las ojeras y a la palidez le sumabas lo delgada que ésta se encontraba, dirías que parecía una calavera.

La chica dedujo que como no recibía cariño por parte de nadie, que no se lo merecía. Ella creía que en otra vida ella no había dado cariño a nadie, porque no tenía otra explicación. Aunque tal vez, pero solo tal vez, ella no merecía ser persona, las personas dan y reciben cariño, ¿no?

Había otra cosa en la que ella había pensado, era una carga, una carga pesada y difícil de llevar, por eso todo el mundo la maltrataba, por eso nadie la quería, ¿quien querría una carga tan complicada de llevar? Nadie en su sano juicio.

Ella intentaba hacer amigos, pero todos la excluían. Ella tenía miedo, miedo a que nadie la quisiese.

Pero tomó una decisión, ella decidió que no iba a ser más un estorbo, como no iba a ser querida en la Tierra, tal vez, en el mundo de los muertos, al menos, alguien la querría.

Ese día, la chica vio un cuchillo, aunque los veía todos los días, este era especial. Le llamaba la atención, estaba limpio, era nuevo, afilado y peligroso.

Cogió el cuchillo, se lo acercó al cuello y...

La chica no volvió a sufrir, ya no tendría que ser querida por nadie.

Si habéis leído esto, es que al menos, os habéis preocupado por mi, con un poco de suerte, una lágrima falsa estará cayendo de vuestros ojos.

Pero, solo pido dos cosas:

1. Volved a leer la historia, pero siendo yo la protagonista.

2. Si tenéis otro hijo, fijaros en el, en su aspecto, en su estado de ánimo, y al menos, dadle un beso de buenas noches y buenos días.

Cerré la hoja, me pinté los labios de negro y di un beso en un hueco en blanco, así sabrían que era mía la carta.

Cogí el cuchillo del que hablaba en la carta, lo acerqué al cuello y con valor, arrebaté mi vida.

Ahora te escribo desde lo que sea este sitio. Estoy sola, bueno no, hay almas, almas tristes que se arrastran, pero no hablan, no molestan. Al menos, aquí estoy en paz, aquí nadie quiere a nadie, no tengo esa falta de cariño.

Pero hay algo de lo que me arrepiento, de no haber huido, de no haberle tomado valor y gritar.

Podría haberme ido de ese lugar, lo peor que me podía pasar era que me llevaran a un orfanato, pero en esos momentos estaba desesperada, no pensaba ni razonaba bien.

Ahora, que llevo tanto tiempo aquí, o poco, no estoy segura, no hay nada que me indique cuánto tiempo llevo muerta, si llevo unos minutos, unas horas, unos días, incluso unos meses o años.

Estoy empezando a perder el brillo de mi alma, poco a poco se desvanece y sé que voy a acabar como las demás almas suicidas que hay en este sitio.

Pero hay una parte positiva de todo esto.

Soy libre.

Soy libre de cualquier problema o conflicto.

Estoy en paz, descanso en paz.

Descanso en pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora