- ¿Esto es lo típico de ‘’eres especial, estoy enamorado de ti. ¿Te gustaría salir conmigo?
- No. Te iba a decir que eres tonta – ríe y me guiña un ojo – eres la tía más tonta del mundo, y a decir verdad, eso me gusta. Y me preguntaba… si podemos intentarlo. Los dos juntos.
- ¿Después de insultarme pretendes que intente algo contigo?
- Seh.
Me hago la ofendida y le desvío la cara, reprimiendo las ganas de sonreír, reír y gritar de entusiasmo. Posa sus manos en mi cintura y acerca su boca a mi oído.
- Se me olvidó decirte que vestida de caperucita roja me pones mucho.
Mis mejillas se sonrojan al instante y con brusquedad me giro hacia él.
- ¡Shhhh!
Le doy un pequeño pero intenso beso. Me acerca más hacia él, agarrándome con fuerza. Vuelvo a entrelazar mis brazos por su cuello.
- Si.
- ¿Qué?
- Quiero intentarlo.
Sonreímos a la vez y nos abrazamos. Hundo mi cabeza en su pecho e inhalo el olor a tabaco.
- ¿Antes fumabas?
- Pueeeede. Pero tiré el cigarrillo cuando me besaste.
- Genial, y es cierto que no sé mucho sobre ti…
- Tenemos tiempo, pequeña.
Asiento y, como si fuese un espasmo, Mikel empieza a darme besos por toda la cara.
- ¡Baboso!
- Ya te gustaría ser mis babas.
- ¿Qué cojones...?
- Ag, que poco sentido del humor.
Le doy un cate y sonrío mientras él me mira boquiabierto. Caricia la zona del cate y sonríe con travesura.
- Mal, muy mal.
- Mikel, sabes que en verdad te aprecio mucho.
- Y como yo a ti más, mi deber es hacértelo saber.
Con un simple movimiento ya me tiene tendida en el suelo. Se muerde el labio y se sienta encima de mí para que no huya.
- ¿Qué te hago?
- Lo que quieras, guapetón.
- ¡¿Sary?!
Río y aprovecho para salir. Lo consigo y sigo riendo por la expresión atónita de su cara.
- ¡Mal pensado!
- Nena, si quieres que follemos me lo indicas sin indirectas.
- ¡No! ¡Yo no…!
Su sonrisa me hace callar. Al ver mis nervios, su actitud ha cambiado al instante. Sonríe dulcemente y me mira con un cariño que hace que me derrita. Y entonces me doy cuenta de todo lo que me hace sentir.
Le abrazo. Él lo corresponde y me sienta con cuidado en el suelo, a su lado.
- ¿Dormimos aquí? No voy a volver a casa.
- Como quieras. Ah, y toma y esto.
Se quita la sudadera y me la entrega. Suspiro de alivio y me la pongo sin rechistar.
- Gracias, pero tú...
- Con tenerte a mi lado ya me pongo caliente.
- Idiota.
Ríe y se tumba boca arriba. Le imito, solo que me pongo de lado mirando hacia él. Me abraza y quedamos juntos. De alguna manera, me siento protegida. Feliz.
- Oye, Mikel…
- ¿Mmm?
- Te quiero…
No le veo, pero se le nota sonreír. Entrelaza cuidadosamente su mano con la mía, de la manera más cómoda para ambos.
- Y yo, tonta, y yo.
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No te alejes de mi.
Teen Fiction- Por favor... no te alejes de mi. - Te quiero mucho y lo sabes. Jamás te dejaré ir.
Capítulo 16.
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