|Parte 2|

782 132 64
                                    

terminé de hacer mi currículum —el cual no me tomó demasiado tiempo—, lo repasé para cerciorarme de que no había ningún fallo...

Nombre: Avril
Apellidos: Sellier Manovan
Fecha de nacimiento: 02/07/98
Estudios: La secundaria
Idiomas: El mío
Experiencias Laborales: ama de casa
Aficiones: dormir
Correo electrónico: avrilmayojunio@correo.com

Esto no... me gustaba...
Seamos sinceros, con esto no iban a darme trabajo ni para barrendera. No siquiera para hacer de maniquí en las tiendas. ¡Sirvo menos que el abre fácil!
Pero... la gente solía mentir en sus curriculums... ¿Debería hacerlo yo también?
Negué con la cabeza.
Soy una chica obediente y sincera. Yo no soy de esas que iban por ahí mientiendo y aparentando lo que no es, porque yo... ¿A quién quiero engañar? He roto la parte trasera de un Ferrari y necesito tres mil jodidos dólares, soy un desastre, y como ya más fondo no puedo tocar... Voy a añadir cosas a experiencias laborales.

Una vez hice mi currículum, lo imprimí y me dediqué a buscar algún lugar donde necesitasen a alguien.
¡Esto es pan comido!

Tres horas más tarde...

¡Esto es súper difícil! A pesar de haber mentido en el currículum, la gente no me aceptaba.
Nadie necesitaba camareros, nadie necesitaba dependienta, nadie necesitaba limpiadora...
Cansada, me senté en un banco de la plaza. Miré mi currículum; soy penosa. De repente, mi estómago empezó a sonar. Estaba tan hambrienta y era la hora de merendar... Miré en mi bolsillo y encontré tres dólares. Tal vez gastaría un poco. Caminé por las calles en busca de algún local donde vendiesen algo de dulce, pero todos ellos habían rechazado mi currículum antes y sentía ese rencor interior por el cual mi orgullo no cedía a entrar.
De repente, crucé a una calle la cual antes no había cruzado; estaba bastante lejos del centro del pueblo, sin embargo, pude encontrar un local de dulces. Alcé mi vista hacia el letretro que decía «Sweeter than sweet». Este lugar... no lo había visto antes y era bastante alucinante. Me quedé mirando embobada el escaparate, lleno de dulces de todas las formas posibles, incluso algunos exóticos. Estaba babeando. De repente, una voz me hizo saltar.

—¿Desea algo? —preguntó.

Al girarme, vi a un chico bastante alto, el cual llamaba mi atención por sus cabellos azules. Él era tan fuera de lo usual...
Reaccioné con retraso a su pregunta.

—Qui-qui-quiero... Esto... Voy a entrar.

Él asintió sonriente con la cabeza y entró también.
Cuando penetré el lugar, me pareció entrar en la casita de Hansel y Gretel. ¡Era sumamente increíble! Había dulces por todas partes, ¡incluso por las paredes! Esto se acercaba mucho al paraíso.

—¿Va a elegir qué le gustaría o prefiere que yo le aconseje? —preguntó, sacándome de mi trance.

Le miré. Parecía saber muchísimo sobre repostería, así que preferí que él me aconsejase.

—Aconséjeme.

—Está bien —asintió y empezó a caminar hasta unos chocolates oscuros que estaban en la pared de enfrente—. Tiene cara de que le guste el chocolate amargo, ¿o me equivoco? —abrí mis ojos con asombro. Dio en todo el jodido clavo. Asentí con la cabeza.

Pero antes de decirle que lo quería, miré el precio. Era... inalcanzable. Me daba bastante vergüenza decir que no tenía dinero suficiente, pero no me quedaba otra.

—Es que... yo... no me alcanza el dinero —confesé, tocando mi bolsillo.

Él sonrió.

—Está bien, no tiene importancia, es un regalo por ser mi primera clienta —me dijo, guiñándome un ojo.

Por alguna razón, me sonrojé.

—¡Vaya, gracias! —exclamé alegre y él colocó el dulce en mis manos. Aunque tenía una duda... —Disculpe, usted dijo que yo era su primera clienta... ¿cuándo abrió este local?

—Hace dos semanas.

Alcé mis cejas. ¿En catorce días nadie había venido antes?
De repente, mis ojos se posaron en un cartel al lado de la caja del dinero; éste decía que buscaba ayudante y me emocioné. Lo sé, mi vida era bastante aburrida como para emocionarme por cosas así.

—U-usted busca... —balbuceé, señalando el cartel tras de él.

Se giró y afirmó mi duda.
Rápidamente, saqué mi currículum el cual guardaba en mi bolsillo, totalmente doblado y destrozado, y se lo di. Él lo tomó y lo abrió con cuidado. Mientras lo leía, sonreía. ¿Cuál era la gracia?

—Me sorprenda que con dieciocho años tenga experiencias laborales como ama de casa, patinadora profesional, filósofa y notaria... —comentó con suspicacia.

—A-así es, he tenido una vida ajetreada —mentí, poniendo todo mi cuerpo recto y tenso.

—Es usted una chica muy interesante. Está bien, tendrá unos días de práctica antes de empezar a trabajar.

Sonreí ampliamante.
¡Al fin! ¡Alguien que me quería! ¡No soy tan fracasada después de todo!

—Gracias, gracias —expresé entusiasmada mientras agarraba sus manos. Entonces, comprendí que estaba haciendo algo bastante incómodo para él y me alejé avergonzada—. Bueno, ya tengo que irme... gracias por el dulce y por el nuevo empleo.

—Por cierto, empiezas el lunes a las tres de la tarde.

Eso era dentro de tres días... Siento que voy a ser despedida en cuanto pise este local de nuevo.

Sweeter Than Sweet - CandyPop [ON HOLD]Where stories live. Discover now