Capítulo 1

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   Otra vez me siento en la computadora, otra vez entró a la página de citas y otra vez no me gusta nadie. Miro los cientos de perfiles ¿por qué soy así? ¿Por qué no sólo puede venir un chico y gustarme? ¿Por qué no puedo gustarles a los chicos? ¿Es porque soy gorda, verdad?

El primer chico que me muestra la página de citas, trabaja en "los borrachos del tablón" y tiene una foto de perfil con unas gafas de sol verdes. Yo no estaría con un personaje así, ¡Candelaria, es por eso que no conseguís a nadie! Diría, mi madre.

El segundo, tiene las cejas más depiladas que yo, ¡qué vago más metrosexual! y tampoco estaría con alguien que se "cuide" más que yo. El tercero es uno que se llama "Hola soy Agustín" y no me apetece, la verdad no estoy tan desesperada.

Así paso mis findes, buscando un amor virtual, con una copa de vino a mi derecha, y unas frituras a mi izquierda. Escuchando "Éxitos Argentina" de una aplicación sueca y eso es tan irónico. ¡Debo dejar de tomar vino tinto, ahora mismo!

De pronto el sonido de la "muerte" se escuchó, sí, de la muerte de mi soltería. Emanuel de veinte años, sus fotos no son nada agradables y no entiendo qué obsesión tiene el hombre, con subir fotos de su miembro a internet. Bloquear por siempre, y volver a servirme una copa de vino y terminar borracha en el sofá. ¡Vaya sábado!

Son las seis de la mañana y me llega la notificación "A Lucas Gómez le gustaste. Descubre si él te gusta" guardo el celular bajo la almohada y me quedo dormida. No sé quien es Lucas, pero seguro es otro depravado sexual y no tengo tiempo para eso ahora.

La alarma me despierta a las once de la mañana, tengo una resaca terrible, las nauseas me hacen correr al baño en busca de liberación y termino en el suelo del baño, asqueada por todo.

Tomé un efervescente para calmar a mi estómago, no voy a tomar nunca más, lo juro por mi vida y sí, estoy mintiendo. El alcohol se ha convertido en parte de mi vida desde los catorce años, el no me deja y yo no puedo separarme ni una semana de su sabor. Esto me va a arruinar la vida, no ahora y no mañana, pero en unos diez años veré las consecuencias.

Me miro en el espejo y veo cuanto engorde en un año, rollos por todos lados. Pensar que concursé en los certámenes de belleza, toda mi infancia y adolescencia. Ahora tengo veintitrés y estoy más gorda que nunca y no sé qué hacer y tampoco tengo ganas de...

Ato mi cabello negro con una bandita elástica, no tengo idea de donde están mis millones de colitas, ya que siempre las pierdo y termino comprando muchas más de las que extravíe. Me preparé un café para soportar este domingo tan horrible, y otra vez vuelvo a entrar a la página de citas.

"A Lucas Gómez le gustaste. Descubre si él te gusta" Entro a su perfil, sus fotos no son como las de Emanuel de veintidós y un escalofrío me recorre el cuerpo. ¡Está buenísimo! Dios, la virgen y todos los santos. Lucas Gómez de veintidós años: Tiene el pelo castaño oscuro, unos ojazos verdes y tiene un cuerpo escultural.

Seguramente es un perfil falso, no voy a caer de nuevo en eso y no se van a reír nuevamente de mí.

Cierro la página y me pongo a mirar una serie en Netflix.

Doce del medio día y suena mi celular y lo busco debajo de la almohada.

Una nueva notificación: Lucas Gómez te ha hablado.

"Hola Candelaria ¿te parece si hablamos?"

¿Qué? Es lo único que mi cabeza se pregunta ¿Qué le pasa a Lucas? ¿Por qué tanto interés?

El chico de KamuuWhere stories live. Discover now