Las cuatro patas de la brujirafa de Canton

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LAS CUATRO PATAS

Olvida tu cuerpo humano: eres una jirafa y tienes cuatro patas. No todas son igual ni de fuertes ni de largas. Puede que alguna esté tullida, puede que una sea tan robusta que esté aguantando todo tu peso, pero el exceso es malo y algún día podrá no resistirlo más y caer. Aquí vas a conocer en qué se basa cada pata y qué puedes hacer para mimarlas sin necesidad de ir a un veterinario.

Veo:

Esta es la pata curiosa que busca en los demás un espejo en el que reflejarse. Básicamente, lo que busca en ellos es la confianza de "Si otros lo han conseguido, yo también puedo". Es otra manera de saber que no estás solo y que lo que estás haciendo es posible. Si tu sueño es escribir, ver a tantos que ya lo han conseguido puede anirmarte a escribir tu novela y presentarla a una editorial. Y al contrario, si lo que quieres es ser el primero en pisar Trappist 1, la falta de un referencete cercano puede actuar como zancadilla.

Si ves que esta pata está algo magullada, no lo pienses más y amplía tus círculos (que para esto las RS son estupendas) siguiendo a gente que admires y que ya lo ha conseguido. Es más, se aprende muchísimo de ellos cuando se animan a contar su experiencia.

Oigo:

Es la persuasión verbal, es decir, lo que nos llega de los demás. Yo la he interpretado como una versión de la motivación extrínseca. Es la fuerza que nos dan los demás al decir que creen en nosotros, que podemos conseguirlo y que si seguimos esforzándonos superaremos todos los obstáculos. Esas personitas escépticas que cuando les dices que quieres se escritor/dibujante/artista te preguntan "¿Y por qué no buscas un trabajo de verdad?", lo que están haciendo es darte una patada en la pantorrilla. Y si eres de los míos (de los que sueñas con libros o ilustraciones) te esperan muchas.

Mi consejo es evitar todo lo posible a esas personas. Y si no puedes esconderte de ellas, evita que digan nada o hazlas callar. Y sí, es muy difícil, así que aquí está la otra solución: codéate de personas con intereses similares, con las que disfrutes compartiendo proyectos y que sepas que, pase lo que pase, siempre podrás contar con ellas. Los escépticos te darán todas las patadas que puedas imaginar, pero son los otros los que tienen las tiritas y las vitaminas para ayudarte a tener una pata fuerte y decidida.

Siento:

Aquí ya no hay influencia externa: estás tú, tu estado de ánimo y sentimientos. Es saber que puedes hacerlo, que te gusta lo que estás haciendo y que tienes la fuerza necesaria para perseguir tu sueño. Es una pata que sufrirá altibajos, ¡es comprensible! Somos personas y no siempre tendremos cargada al máximo la batería.

Ya hablé en su día sobre motivación, por si mi entrada puede ayudarte en este tema, pero en este caso depende de lo que sienta cada uno. Yo me siento escritora, dibujante y brujirafa. ¿Y tú? ¿Te sientes capaz de alcanzar tu sueño? (Yo digo que sí. Piensa que si estás leyendo este tochito ya has superado el umbral de la persistencia).

Hago:

O la experiencia directa. Es la pata-árbol que hemos ido regando a lo largo de nuestra vida. Cada logro alcanzado la ha ayudado a crecer un poco más. Ver tus logros depende de tu perspectiva y lo que consideres como triunfo. En la mayoría de los casos, vemos menos de los que realmente hay. Así somos, siempre tirando a lo bajo, pero los tenemos, por pequeños que sean, y son los que nos afianzan la cuarta pata.

Además de perseguir un gran sueño, busca también logros pequeñitos con los que sentir que estás consiguiendo algo. Pero, ¡ojo! Los fracasos son los batacazos de estas patas. Una mala experiencia puede provocar un esguince doloroso. Si te pasa, no te rindas: reposa la pata herida.

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