AGRIDULCES 16

174 23 11
                                    


Dicen que los 16 son una edad importante para una chica: para Allyson no podían significar menos, o eso intentaba aparentar; no, ella no era una de esas niñas hermosas de cabello perfecto, figura de actriz de Hollywood, decenas de admiradores y tarjetas de crédito sin fin: sabía donde estaba, ni bien, ni mal, simplemente en una zona intermedia, y normalmente podía dejarlo ir.

Pero en esta ocasión, no le era posible de todo: ella no buscaba un festejo faraónico que endeudara a la familia Martin hasta tener al primer latino de género no binario de presidente de los EEUU, pero al menos el detalle de ser recordado era lo que deseaba.

Más sin embargo, hasta eso era demasiado.

—¿Así que no hay probabilidades de algo?—Jake, su mejor amigo varón, le preguntó, mientras estaban contemplando el pasar de la gente en una banca del parque frente a Hopewell High: la cárcel convertida en colegio a la cual ambos asistía a fingir aprender.

—No, y no quiero mover las aguas, la verdad es que no tengo problemas con eso, digo, aun si fuera algo, solo sería saludar a un montón de familiares con los que no tengo familiaridad o chicos con los que jamás he cruzado dos palabras...estoy bien.

—¿Segura?

—Sí.

Solo era un cumpleaños más al final de cuentas: no diferente a todos aquellos que ya había tenido, y que su familia había ignorado.

—Solo dime algo Allye.

—Claro, ¿qué es?

—¿Hay... algo que Sarah o yo podamos hacer por ti? Sabes que no tenemos muchos recursos, y que mi padre apostó todo lo que había juntado de las carteras que me robé, pero si hay algo que podamos...

—...No, tranquilo Jake...ustedes ya hacen lo suficiente por mi, solo traten de no darme muchos dolores de cabeza ese día, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, al menos por mi.

—¡Y por mí chicos! ¡No se olviden de Sarah!—la joven de tal nombre exclamó mientras se acercaba a la banca junto a sus amigos.

—¿Qué hay de nuevo amiguis?—preguntó Jake

—No mucho, no mucho: alimentando a los celacantos, escribiendo cartas de acoso, lo normal.

—¿Eso te tomó media hora?

—¡Jake Gyllenhaal es mío!

—No lo que decía esa orden de restricción.

Sarah se posicionó a la diestra de Allyson, mientras esta última formulada una pregunta que deseaba exponer.

—Oye Sarah —Allyson se rascó la cabeza—, ¿cómo celebraste tus 16 años?

—¿Eso? No fue la gran cosa: recibí felicitaciones de mi madre y mi hermano, y luego partieron al Festival de la Canción Folclórica de Ottawa; el evento duraba cinco días... volvieron cinco semanas después con el pelo hecho rastas.

—¿Nada bueno eh?

—Me trajeron un collar de cuentas y una pipa para fumar salvia: sigue siendo mi mejor cumpleaños, sin contar mi Bat Mitzva.

—Comprendo... ¿Y tú Jake? ¿Qué tal te fue en tus 16 años?

—Es distinto para los chicos Allye, nosotros no le damos mucha importancia: simplemente mi papá me regaló un paquete de seis cervezas felicitándome porque ya puedo beber legalmente...

—Pero...la edad legar para beber son los 18.

—Mi padre no se sabe ni mi edad, y tampoco sabe que bebo desde los 13, ¿para qué reclamar? Cerveza gratis.

Agridulces 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora