9; Accident

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Los padres de Taissa subieron hacía el cuarto de su hija para asegurarse de que todo estuviera bien, al llegar se encontraron rodeados de sus amigos de su hija que miraban a Mike con  cierta extrañeza.

  —¡¿Qué fue eso?! 

Preguntó la madre de Taissa quien se acercó a su hija y tomarla entre sus brazos.

—¡¿Están bien todos?!

Preguntó ahora su padre, no sabían que acaba de pasar, tan sólo habían escuchado cierta interferencia en su hogar hasta destrozarles los tímpanos. Los chicos asintieron inconscientemente, estupefactos y sin aliento por el suceso que acababa de pasar. Taissa logró deshacerse de los brazos de su madre y rápidamente corrió hacía Mike, quien aún estaba helado después de escuchar la voz de El.

Tomó Taissa su rostro entre sus manos y mirarle fijamente a sus ojos.

—Mike, ¿Estás bien?

Preguntó con cierta preocupación, trataba de ocultar aquél sentimientos que todos odiamos  sentir en ciertos tiempos; Miedo. No quería que él sintiera esa emoción en ella porque eso provocaría que Mike se agobie más. Pero Taissa estaba equivocada en ello, Mike estaba más que miedoso, estaba preocupado, triste al saber que Eleven corría peligro. Tenía ganas no de tomar un bazo de leche con galletas ni que su madre lo abrazará o Taissa, quería salir corriendo de allí  y tomar su bicicleta para salir en busca de Eleven pero sabría que sus intentos serían en vano porque ni siquiera sabía donde estaba ella.

Mike volvió a la realidad y notó que Taissa no paraba de sostenerle la cara.

  —Mike... 

  —Estoy...

¡Diablos! Ni siquiera podía a completar  una pequeña frase de dos pequeñas palabras, estaba atónito, aún después de que haya pasado un tiempo transcurrido de 10 o 15 minutos. Sentía que su corazón iba calmándose poco a poco pero tan sólo recordarla dolía...

Taissa miró a su madre con angustia. 

—Mamá, tenemos que llevarlo al hospital.

Su madre asintió y antes de que pudiera salir de aquélla habitación, Mike se paró del suelo sin importarle que provocará que Taissa caiga al suelo, salió corriendo como si no hubiera un mañana, bajó las escaleras y salió de la casa de su novia. Taissa se paró y fue tras él.

El chico tomó su bicicleta y empezó a pedalear lejos de la casa de Taissa.

  —¡Mike espera!

Gritó Taissa quien tomo la bicicleta de Dustin y salió detrás de Mike. 

En cambio a él no le  importo ni siquiera un poco, estaba tan concentrado en pedalear rápido y pensar en ella, en Eleven. Estaba enfadado consigo mismo por ser un imbécil, por haberla dejado ir con el demogorgon ¿Y si el demogorgon le había hecho algo a Eleven? ¿Y sí eso era lo que le atormentaba a El, no se lo perdonaría si le pasará algo a ella.

Fue cuando recordó la promesa que le había hecho y que tal vez la tendría que romper en aquél momento. Las lágrimas brotaban de sus ojos y caían al suelo, tenía ganas inmensas de gritar pero hasta su propio coraje no le permitía hacerlo, su pecho subía y bajaba y, ni siquiera sabía donde estaba.

  —¡Perdóname El!

Gritó a todo pulmón y paró la bicicleta, Taissa paró bruscamente, sintió como todo su mundo se derrumbaba.

Entonces era ella.

Entonces Eleven era la razón por la que Mike estaba tan indiferente. Ella era la causante de las lágrimas que ella derramaba, se dio cuenta de que Mike aún no la superaba y nunca lo haría, miró a aquél chico que alguna vez juro jamás hacerle daño pero nada le había garantizado que a ella no le rompieran el corazón.

Mike estaba a pocos metros de ella y era suficiente para poder mirarlo y ver que lloraba.

  —Perdóname Taissa, pero no puedo soportar esta farsa, aún sigo queriendo a El y no sé sí algún día deje de hacerlo...

Taissa cerró los ojos con fuerza, tratando de no gritarle todo la furia que contenía en su pecho y tratar de no hasta llegar a golpearlo.

Los dos chicos estaban en medio de la carretera a mitad de la noche, mientras que la luna brillaba con fuerza a causa del reflejo de la luz solar, con los corazones rotos y muertos hasta más no poder.

Taissa levantó la mirada y sus ojos se abrieron como platos al ver un auto detrás de Mike, le iba a gritar en ese momento que se quitara pero fue demasiado tarde...

  —¡Mike cuidado!

Y antes de que Mike se diera la media vuelta y quitarse de en medio de la carretera, fue arroyado por un auto y su cuerpo cayó inconsciente al suelo al mismo tiempo que la lluvia se desataba en Hawkins.

  —¡Mike!

Gritó la chica...

 

  


She Is... | Mike WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora