Me senté justo en frente, en un muro donde su vista no daba más allá que de un tubo, el tuvo que me guardo miles de secretos, sentimientos. Aquel tubo donde pasaron buenos y malos momentos, aquel tubo donde me enamoré, simplemente aquel tubo, ese cuál su única función era unir dos simples toboganes en aquel simple parque donde conocí a Bang YongGuk.
Mi mente evitaba recordar todos nuestros momentos juntos, en aquel simple parque, alejado de la ciudad de Seúl, donde, prácticamente, el y yo sabíamos de la existencia de aquel simple lugar.
En aquel simple tubo, y un amor simplemente inolvidable que solo duró un par de meses.
