Capítulo I

9 2 0
                                    

《La salvación》

La celda era oscura.

En el fondo de mi subconsciente algo me decía que "mi luz" no se había desvanecido, a pesar de que yo pensara lo contrario.

Es difícil entenderse a uno mismo cuando nuestras distintas personalidades chocan y no concuerdan.

Pero siempre hay un lado de nuestro ser que va ganando la pelea; en este caso mi esperanza seguía ahí, intacta.

Secando mis lágrimas, tomé impulso y me levante del suelo con un movimiento demasiado ágil para mi propia seguridad.

Tanto así, que perdí el equilibrio y provoqué un grito, logrando despertar la curiosidad de los guardias sobre mi presencia.

-¡¿Qué ocurre allí dentro?!- resonó la voz ronca de un hombre.

Probablemente era un guardia, o tal vez un concejal. Incluso podía ser un siervo.
A esas alturas no lo podía saber.
Pero sin duda había algo que cualquier persona haría en mi situación; dejarse llevar por el pánico.

En medio de mi confusión mental se empezaron a escuchar sonidos metálicos aproximarse a la celda.
La puerta de ésta se abrió lentamente, logrando causar mayor presión en mi.

Era de noche, por lo que me desconcertó ver al mismísimo rey Carlos asomarse.

- ¿Señor?, pero...usted aún está despierto. ¿Qué hace vagando por el castillo?- mi voz sonaba perdida y llena de confusión.

El rey respiró profundamente y luego dijo:

- No sé por qué estoy aquí, pero tengo el presentimiento de que no deberías estar encerrada en esta celda.

Al terminar de decir esas palabras, un sentimiento de salvación surgió en mi.

- Gracias señor, todo esto ha sido un gran error...- empecé a justificarme sin más, aprovechándome de la ingenua mente del rey.

Pero mi engaño no llegó muy lejos. Creo que una clase de karma o algo así me dió una abofetada en la cara con el propósito de darme una lección de una vez por todas.

- En realidad iba a informarte que he decidido llevarte a la horca. Me has robado varias veces. No creas que en todo este tiempo nunca me di cuenta.

Mi cara pasó de estar aliviada a demostrar incomprensión y más incomprensión.

Mi boca ya no estaba curvada. En cambio, se convirtió en una amplia y desesperada "o".

Al terminar de hablar, el rey Carlos dejó pasar a dos guardias, para así poder llevarme a un cuarto aún más oscuro.

A pesar de la hora, la gente rápidamente se informó del "evento" y en menos de un minuto todo el pueblo estaba presenciando mi futura ejecución.

Me causaba gracias ver las caras de los demás. Todos con una pinta de adormilados y con ojeras larguísimas que se marcaban por debajo de los ojos.

En realidad, yo era la única que disfrutaba de verdad el momento.

Fué ahí cuando un guardia alto y tosco me empujó hacia el centro del espectáculo.
Las antorchas me rodeaban (ya que sin éstas nadie podría ver nada) y todos abucheaban al unísono.

De las sombras, surgió un hombre vestido completamente de negro, con el rostro oculto por una clase de máscara, y con un caminar decidido.

Se acercó a mi, obligándome a seguir sus órdenes.

Levantó su dedo índice, apuntando a la silla.
Como su esclava, obedecí rápidamente, quedando elevada en comparación a los demás.

En unos segundos ya tenía atada a mí la soga con la cuál me ahorcarían.
La sujeté con ambas manos, creando un ambiente aún más tenso entre la multitud.

A causa del arrepentimiento, miles de lágrimas empezaron a caer por mi mejilla.
Al fondo, entre el público pude ver a mi familia, sufriendo incluso más yo.

Miré a mi padre a los ojos, el me devolvió la mirada y me despedí visualmente de mi madre y mi hermano.

Solté una última lágrima, sonreí y susurré para mis adentros:

Gracias.

El hombre de negro estaba listo para empujar la silla en la cuál me encontraba, hasta que, en menos de un minuto, un hombre encapuchado entró a la escena y mató por la espalda al verdugo.

El misterioso hombre me desató de la soga, me tomó por los hombros, dejando mi cuerpo colgando sobre él.

Empezó a correr, provocando en mi susto e incomodidad.

Abriéndose paso entre la multitud, el sujeto disparaba para poder así alejar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Incluyendo a mis padres.

- Hija!!!- escuchaba gritar a mi madre.

No podía moverme.

No podía hacer nada.

Definitivamente era una salvación y pérdida al mismo tiempo.

***

Hola!
Saben cuanto cuesta escribir cada capítulo sin que suene cliché?? Porque esta historia no es así, pero siento que suena como una.
Por eso me demoro tanto en escribir cada capítulo.
Trato de usar palabras más formales...etc.

Pero aún así me va gustando demasiado el curso de la historia.

No olviden presionar la estrella, si es que les gustó ;)

Bye ♡_♡

Dans les ténèbresWhere stories live. Discover now